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"Soy un artista periférica y ganar el Max es algo brutal"

La coreógrafa ilicitana asegura que obtener el premio es «cumplir el sueño de llegar al Everest»

El director adjunto del IVC, Roberto García junto a Asun Noales y Juanjo Llorens en Bilbao. | LEVANTE-EMV

La nueva normalidad para Asun Noales y Juanjo Llorens suena a Max. La bailarina y el iluminador volvieron ayer a la Comunitat Valenciana procedentes de Bilbao, donde se entregaron los premios, y lo hicieron con algo más de peso en su maleta. El trabajo realizado por ambos en La mort i la donzella, producción del Institut Valencià de Cultura (IVC), les ha encumbrado en el panorama nacional al conseguir este montaje tres estatuillas, incluido el de mejor espectáculo de danza.

Si Llorens recogía la que ya es su cuarta manzana, Noales se estrenaba como finalista y, claro está, como ganadora. «Estar entre las finalistas ya era un premio gordo, yo ya me sentía premiada», afirmaba ayer. «Ganarlo ha sido como cumplir el sueño de llegar al Everest». Sabe que estar ahí «ha sido muy difícil», pese a llevar cerca de tres décadas sobre las tablas. «Yo trabajo desde Elx, tengo una compañía periférica (OtraDanza), soy una artista periférica y estar ahí es un reconocimiento brutal».

La bailarina y profesora del Conservatorio Profesional de Danza de Alicante recibió el Max a la mejor coreografía por La mort i la donzella, un espectáculo que también ha creado a partir de la partitura de Shubert, ha elegido a los artistas, ha desarrollado la dramaturgia y ha dirigido, todo ello, por su empeño, en Elx, por lo que buena parte del Max al mejor espectáculo de danza también le corresponde. «Ha sido una satisfacción muy grande después de tanto trabajo, de tantos años desarrollando mi vocación y estoy muy orgullosa de dedicarme a mi profesión».

Este galardón es muy importante para ella, pero cree que también lo es «para la danza de la C. Valenciana; que se haya reconocido este montaje es un premio a todo lo que se está haciendo aquí y espero que se den cuenta para que hagan más producciones de danza al año y apuesten más por este talento que tienen en la tierra».

En este sentido, apunta que en la Comunitat Valenciana «tenemos al año cuatro o cinco producciones de teatro y una única de danza pese al éxito que tienen estos espectáculos; apostemos por lo que tenemos, por la danza, porque la danza necesita espacio y medios para crecer». De hecho, al tener detrás una institución como el IVC, «el proyecto es más ambicioso, sueñas más a lo grande».

Y ese sueño continúa y lo que le encantaría es que «este espectáculo se viera por toda España, que se apostara por él, ya que tiene tres premios Max que es una buena manera de venderlo. Además es un espectáculo estéticamente muy bello y emocionalmente toca al público. El arte es el arma más poderosa para trascender; el arte y la cultura es lo que nos une y nos dignifica como personas».

De momento, hoy vuelve al Teatro Principal de València, donde se verá hasta el día 10. «Yo pienso que va a haber un antes y un después porque mi trabajo se puede conocer, pero esto tiene repercusión nacional y eso es lo que voy a aprovechar».

Compartir escenario «con mi Juanjo (Llorens)» ha sido también una gran satisfacción. «Llevamos 13 años trabajando juntos, igual que con Luis (Crespo), que se merecía ganar el Max a mejor escenografía».

Un espectáculo «redondo»

Juanjo Llorens hizo hueco ayer en la estantería del salón para colocar el cuarto Max, que estará acompañado por muchos otros galardones que este iluminador ha conseguido a lo largo de su carrera. «Tenía buenas sensaciones porque es un pedazo de espectáculo, tan potente de movimientos, de luz, de escenografía, de música... es redondo. Por eso tenía ese presentimiento. Es un espectáculo donde está la verdad del bailarín, donde está la luz necesaria, donde está la música potente... Ese punto de integración de todos los elementos no se da tantas veces», afirma.

Aunque subió al escenario a recoger su cuarto Max, no por eso estuvo más tranquilo. «Se me olvidó hasta quitarme la mascarilla de los nervios y también se me olvidó dar las gracias a mis compañeros que eran finalistas conmigo y que además son amigos, Luis Perdiguero, también alicantino, y Jesús Díaz Cortés». Y, sobre todo, «fue una sorpresa estupenda que me lo entregara Arancha, la jefa de iluminación del Teatro Arriaga, a la que conocí de jovencita».

Llorens también defiende la parte de su discurso que fue reivindicativa hacia los técnicos del sector. «Era el momento», afirma.

La próxima meta para Noales y Llorens son los Premios de las Artes Escénicas de la Generalitat, que se fallan en noviembre y en los que son finalistas en las mismas categorías.

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