‘Luzzu’, la odisea de un pescador de Malta, y ‘Souad’, la crónica del choque entre el conservadurismo religioso y las redes sociales, fueron los dos estrenos de ayer en la Sección Oficial de la Mostra de València.

En ‘Souad’, la realizadora egipcia Ayten Amin narra la historia de Souad (Bassant Ahmed) , una joven que vive en Zagazig, una pequeña ciudad situada en el delta del Nilo marcada por el conservadurismo. El peso de la religión en el día a día y el castrador autoritarismo que reina en el seno de su familia la empujan, a sus apenas 19 años, a construirse una vida paralela en las redes sociales. «Un mundo en el que no hay espacio para respirar, presidido por una continua sensación de escrutinio y confinamiento», señaló ayer el guionista Mahmoud Ezzat durante la presentación de la película.

Por su parte, en ‘Luzzu’, Alex Camilleri describe con precisión las dinámicas que articulan el funcionamiento de una comunidad partiendo de una odisea individual, de una lucha por la vida en una época asaeteada por la precariedad y la desesperanza.

El luzzu (una embarcación tradicional maltesa) de Jesmark (Jesmark Scicluna) tiene una pequeña fuga, lo que le impide salir a faenar cuando más lo necesita. A su hijo recién nacido le han detectado problemas de crecimiento y el tratamiento que han de administrarle cuesta un dinero que ni él ni su mujer pueden permitirse.

Para el director, una de las prioridades de la película era capturar Malta y sus esencia. «Nos hemos acostumbrado a ver a nuestro país a través de los ojos de otros, y esa mentalidad es limitante, por decir algo. ¿Qué pasa con la belleza de nuestra historia, lengua y cultura?» se pregunta el director de ‘Luzzu’.