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«Jávea», donde no llegan los pobres

«No conozco a ningún artista que sea de clase baja», asegura el autor

«Jávea», donde no llegan los pobres

«Porque Milan quiere vestir como todos esos niños del gueto a los que sus padres llamaron Milan. Quejándose de que los paparazzis lo esperen a la salida del cole como a nosotros nos esperaban los Vargas. Quejándose de tener que pasar el agosto en cualquier Jávea, solo con su hermano porque sus padres están ocupados de gira o metiendo goles». En ‘Jávea’, la novela de Alberto Torres Blandina, Xàbia no es un lugar, es una clase social, un «xanadú» de playas y chalets a las que un antiguo joven de una ciudad pobre e industrial solo puede aspirar y mirar con envidia, un paraíso onírico del que un niño tan pijo como el hijo de Piqué y de Shakira quisiera escapar para ser normal.

Alberto Torres Blandina estará este miércoles a las 19.30 horas en el Almudín hablando de ‘Jávea’, su octava novela, dentro del ciclo «Literatura i Música pop…al Palau». Tal como indica el escritor y periodista Rafa Cervera, coordinador del ciclo, Torres Blandina es parte de esa generación de escritores comandada por Agustín Fernández Mallo que se nutre de la postmodernidad para hacer literatura. «Todo tipo de información no literaria, como puede ser la música pop, cabe perfectamente en su literatura», señala Cervera.

Así, en ‘Jávea’ las referencias musicales son constantes, algunas tan lejanas como la de Kate Perry pasando dos semanas sin salir de la cama porque el músico Russell Brand le había abandonado, y otras tan cercanas como la del guitarrista a punto de vender su Fender Stratocaster, la que compró cuando montó su primer grupo, porque ya no piensa en su futuro como músico y «el presente ocupa demasiado lugar dentro de su cabeza».

Incluso, conociendo un poco la escena musical y literaria valenciana, nos sería relativamente fácil ponerle nombre al personaje de Redneck-style, que escribe novelas pulp sobre robots gigantes y jubiladas que lideran sectas religiosas al mismo tiempo que lidera un grupo de música: «Ojeroso, despeinado, moderno, atractivo. Su aura de artista resacoso y seguro de sí mismo es fácil de explicar: su familia tiene un apartamento en Jávea».

«Durante mucho tiempo Xàbia ha sido el lugar al que iban a veranear los ricos progres. Parecía que cualquier artista tenía un apartamento allí -señala el autor-. Y eso me hacía preguntarme dónde estaban los artistas pobres. Yo no conozco a ningún artista que sea de clase baja, y de clase media baja casi tampoco. Yo soy el más pobre de los que conozco en el mundo del arte y no diría que soy de clase pobre».

Pero, tal como explica el propio Torres Blandina, la «musicalidad» de ‘Jávea’ va más allá de estas referencias «anecdóticas». «La obra es una composición musical en la que los motivos principales y los ‘estribillos’ simbólicos se van repitiendo como en una sinfonía -subraya el autor-. Como haría un compositor, en la estructura de ‘Jávea’ he querido jugar con las intensidades, generar un ritmo».

‘Jávea’ trata sobre cómo las condiciones sociales y económicas nos marcan a la hora de ser e incluso de querer ser algo. La de Torres Blandina es una novela en la que el dinero y clase social están muy presentes. Por eso, más que un lugar geográfico, la «Xàbia» de ‘Jávea’ es la «representanción de un sueño aspiracional». En vez del municipio costero de la Marina Alta, la historia transcurre principalmente en Sagunt, donde nació el autor y de donde provienen sus recuerdos de infancia y adolescencia.

«Es una novela absolutamente autobiográfica -reconoce Torres Blandina-, escribo sobre gente a la que conozco, de mi madre, de gente de mi familia y mis amigos. Y escribiendo del lugar del que vengo intento derrumbar el mito de la meritocracia, de esa falacia de que los pobres no emprenden porque no se arriesgan. Solo los ricos emprenden porque si fracasan pueden volver a emprender hasta que les salga mejor. El pobre, en cambio, no tiene más remedio que tener miedo a intentar mejorar».

Por eso para el novelista, Xàbia, al menos la Xàbia de las colinas llenas de chalets asomados a la costa, funciona como ese símbolo aspiracional imposible que ocupa el fondo de ‘Jávea’ y que sirve para denunciar ese mito de la meritocracia al que hace referencia Torres Blandina.

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