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Alexander Liebreich | Director titular de la Orquestra de València.

Alexander Liebreich: "La felicidad de hacer música es capital para desarrollar y optimizar nuestro trabajo"

«La Orquesta tiene que volver lo antes posible a su casa, que es el Palau de la Música», reclama

Alexander Liebreich dirige la Orquestra de València. | PALAU DE LA MÚSICA Justo Romero

Habla sin tapujos. Suave y sin aspavientos. Alexander Liebreich es listo, sincero y ama Grecia, «y València, claro, que ya forma parte de la gran cultura común mediterránea». Lleva poco tiempo -el pasado jueves fue su primer concierto de abono como titular-, pero ya se ha puesto al corriente de las circunstancias en que llega. Brahms. Rodrigo y Stravinski son los compositores elegidos para un concierto que tuvo como solista a un grande del piano contemporáneo, la georgiana Elisabeth Leonskaya.

Llega a la Orquestra de València en un momento complicado, con su sede cerrada, tras una pandemia que ha roto rutinas y dinámicas…

Sí, es evidente que el no poder hacer los conciertos en nuestra sede del Palau de la Música es negativo para todos: para los músicos, para el público y para el crecimiento artístico del conjunto. No es bueno estar itinerantes, ofreciendo conciertos en espacios que a veces no son precisamente los más adecuados, con acústicas siempre diferentes. Las trabas administrativas son letales, y espero que puedan superarse lo antes posible todos los problemas burocráticos para que las obras en el Palau de la Música comiencen lo antes posible, y que se desarrollen con la máxima diligencia.

La OV tampoco está en su mejor momento, tras la zozobra de los últimos años. Su deteriorada situación artística y anímica precisa medidas revitalizadoras, quizá incluso radicales…

No, no puedo ver la situación tan pesimista como usted apunta. En la Orquestra de València hay muy buenos músicos, y tiene secciones de viento francamente buenas. Es evidente que hay que retocar y mejorar cosas. ¿Dónde no? Pero sé que todo hay que sopesarlo y hacerlo con acuerdo. No soy amigo de ningún radicalismo, y tampoco pienso que haya que tomar medidas ‘contundentes’, como usted señala. La situación en absoluto es crítica o necesitada de medidas drásticas.

Tras sus primeros días de ensayo el comentario generalizado de los músicos es muy positivo, parecen encantados con usted…

¡Mal empezaríamos si después de solo dos días estuvieran ya quemados conmigo! En serio, tengo que decirle que yo también estoy trabajando muy a gusto, en un ambiente muy grato y productivo; con una disposición de los músicos muy profesional y amable. Pese a su veteranía y circunstancias puntuales, siento a la Orquestra de València como un conjunto joven con ganas de mejorar, de crecer y de hacer buena música. Y esto, esta ilusión, la felicidad de hacer música, es algo capital para poder desarrollar y optimizar nuestro trabajo. No soy un ingenuo y sé bien los problemas que tenemos, muchos derivados de su burocratizada estructura, pero tenemos que minimizarlos o tratar de que la convivencia con ellos no merme el día a día de una orquesta necesitada de medidas sopesadas, sí, pero también rápidas y efectivas.

A diferencia de sus predecesores, usted ha llegado con el apoyo explícito de los profesores de la OV, cuya voz ha sido tenido en cuenta a la hora de su nombramiento, para reemplazar a Ramón Tebar. Está sintonía se puso muy de manifiesto en el concierto que dirigió el pasado 30 de abril, en la Lonja de la Seda…

Sí, fue un concierto que recuerdo con afecto, ¡en ese marco maravilloso de La Lonja! Es, por fortuna, la misma ‘sintonía’ que siento ahora y que sentí ya cuando colaboramos por primera vez, en 2016. La confianza musical puede generar muy buenos conciertos, y creo que estamos todos en la misma línea. Es imprescindible escuchar y atender la voz de la orquesta, del colectivo. Hoy es impensable actuar como un director de la vieja guardia, aquellos del ‘ordeno y mando’. Ahora, las decisiones, incluidas, por supuesto, las artísticas, son más colegiadas

La ópera en concierto forma parte de la mejor historia de la Orquestra de València. La convivencia con el Palau de les Arts parece que ha congelado este apartado…

Una orquesta y sus abonados están tan necesitados del repertorio sinfónico como del lírico. Si me aprieta, puedo llegar a entender que el Palau de les Arts no quiera que hagamos ópera en su sede, pero nosotros no podemos renunciar a la ópera. ¡Por supuesto que haremos ópera! Ya rondan títulos, como las tres primeras de Strauss (Salome, Elektra, El Caballero de la rosa), o Parsifal, Janáček… También, por supuesto, habrá repertorio español... La ópera es, definitivamente, un mundo irrenunciable, por mucho que tengamos la fortuna -lo digo sin la más mínima ironía- de ser vecinos de un centro lírico tan estupendo como el Palau de les Arts.

Su origen alemán supondrá que el repertorio centroeuropeo cobrará particular relevancia? Paradójicamente, su último programa en València estuvo limitado al repertorio francés…

Le tengo que decir que no me considero alemán. Mis raíces son bávaro-moravo. Mi entorno vital se encuentra entre Múnich, Praga, Viena y quizá Dresde y Brno. Y desde está posición, miro, como le he dicho, con cercanía y admiración las culturas mediterráneas. Mi mundo musical está entre Haydn, Zemlinsky, Janáček, Strauss y Lutosławski, y me siento feliz de poder ahora adentrarme en las músicas de España, de las que hasta ahora apenas he hecho algunas obras de Falla. También quiero indagar, adentrarme en la música valenciana.

De hecho, es muy llamativo que en su primera temporada como titular, la que ahora comienza, haya tanta música española y, en particular, valenciana, ámbitos irresponsablemente desatendidos por sus predecesores Yaron Traub y Ramón Tebar. En este sentido, usted retoma la tradición establecida en los años ochenta y noventa del siglo pasado por Manuel Galduf..

Me complace mucho lo que dice, pero le tengo que decir que esta primera temporada ha sido básicamente programada por la dirección del Palau de la Música. No será hasta la 2022-2023 cuando realmente asuma la dirección artística y pueda decir que la programación es realmente mía. En cualquier caso, ya le adelanto que, por supuesto, seguiremos la misma senda. De hecho, investigamos y pensamos en piezas de Palau, Esplá, Martín i Soler, Rodrigo y Francisco Coll para el futuro. Por cierto, ¡no puedo entender cómo se hace tan poco la música de Martín i Soler! ¡Me tiene fascinado!

¿Incidirá en la actual política de encargos de obras y de tener músicos en residencia?

Haremos, evidentemente, encargos a compositores españoles e internacionales, e intentaremos que cada temporada haya al menos dos compositores noveles comisionados por la Orquestra: uno valenciano o español y otro de fuera. Es importante combinar lo local con lo universal. ¿Hace falta que le diga que considero la educación como algo crucial, como un compromiso irrenunciable? Además de encargos y artistas en residencia, tendremos un nuevo formato llamado “15 minutos”, actuaciones breves en las que daremos oportunidad a músicos jóvenes de tocar o dirigir la orquesta. Es capital acercar la OV a la sociedad y al tejido artístico de la ciudad. Y no me refiero únicamente al musical. También al teatro, la pintura, la danza, el cine… ¡a cualquier manifestación artística!

La mayoría de nuevos titulares que recalan en orquestas españolas suelen ‘señuelear’ en sus primeras entrevistas sobre futuros planes de grabación y giras internacionales, de ‘poner a la orquesta en el mapa’ y otros lugares comunes. ¿Contará usted lo mismo?

Algo parecido me preguntó en la entrevista que hicimos cuando en primavera se anunció mi nombramiento. Le respondo ahora lo mismo que entonces: València ya está en el mapa y es muy conocida como un gran impacto cultural. También la orquesta tiene una larga e intensa tradición. Hacer giras tiene sentido cuando es relevante: una buena sala de conciertos, un buen programa, un trasfondo político, etcétera. Pero el simple hecho de viajar por viajar no tiene sentido. El trabajo ha de hacerse y desarrollarse en València. Ante nuestro público y abonados. Son ellos y sus impuestos quienes nos pagan y a los que nos debemos. ¿No le parece?

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