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El heredero de Rueda achaca a una "venganza de Todolí y Llinares" la causa que lo juzga

El hijo adoptivo del artista arremete en su declaración contra el museo que debería llamarse «el IVAM póstumo de Julio González»

José Luis Rueda declara rodeado de las maquetas de las obras de su padre adoptivo. | L.B.B.

El mundo del arte no es ajeno a rencillas y «vendettas». Sentimientos humanos que ayer aparecieron por primera vez en el juicio por la presunta malversación en la adquisición por el IVAM de ocho obras del artista abstracto Gerardo Rueda y una exposición para revalorizar su obra que costó 5,1 millones a las arcas públicas.

El operario que lleva y retira las maquetas cada día. | L.B.B.

Según el hijo adoptivo del artista y heredero de su obra y legado, José Luis Rueda, «han destrozado el nombre de Gerardo Rueda: esculturas que se vendían a millón y medio ahora valen cero, por venganza de Joan Llinares y Vicente Todolí», aseguró sin dar más detalles.

Llinares es el actual director de la Agencia Valenciana Antifraude y administrador del IVAM en varias etapas. Todolí también fue comisario y director de arte de la pinacoteca valenciana antes de ser considerado uno de los mejores comisarios de artes del mundo, tras dirigir la Tate Modern de Londres durante años, entre otros proyectos. Ambos están citados a declarar como testigo y perito en la causa, a petición de las acusaciones y con la oposición frontal de las defensas, que intentaron evitar ambas comparecencias a toda costa.

La declaración de José Luis Rueda fue explosiva y muy tensa por momentos. Asegura que la operación de venta y donación de obras de Gerardo Rueda para el IVAM se habló con Carmen Alborch, aunque al ser nombrada ministra se retrasó la decisión. Y que en 2004 es él quien decide ponerse en contacto con Consuelo Císcar. Según explicó Rueda, «me dirijo a ella por el tema de la obra de Rueda porque me la presenta un crítico de arte que era amigo de mi padre que sabía de la operación pendiente desde Carmen Alborch».

Una operación que afianzó en un segundo encuentro en Cuenca al que asistieron Consuelo Císcar, el periodista Pedro J. Ramírez, los cantantes Camilo Sesto y José Luis Perales Perales, Juan March y muchos otros», aseguró. Y en la que, según sus propias palabras, «fui extremadamente generoso con el IVAM. Si no las querían yo encantado de la vida. Hubiese ido a buscar las obras y que me hubieran devuelto el dinero, no lo hice con el Reina Sofía por cariño con el IVAM y Carmen Alborch».

Sobre la ejecución de obras póstumas de artistas, el hijo adoptivo de Rueda explicó, a veces con actitud altanera -con varios toques de atención de la presidenta de la sala- que «si mi padre encarga las obras, dice a la fundición cómo las quiere, y se muere, ¿esas obras ya no son suyas? Ni Picasso, ni Julio González están con un cincel», justificó. E incluso arremetió contra el IVAM del que aseguró que de sus 834 esculturas, sólo 47 se realizaron en vida por su autores. Y puso el ejemplo de las obras de las herederas del artista Julio González, por lo que el museo debería llamarse «IVAM póstumo Julio González». Su declaración tuvo que interrumpirse tras indisponerse el abogado de Consuelo Císcar, que se encuentra en buen estado, y que seguirá el próximo lunes.

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