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Cuando enfrente del rey estaba el reino

La publicación de los primeros volúmenes del congreso ‘600 Anys de la Generalitat’ incide en la primogénita vía parlamentarista frente el centralismo - Antoni Furió endosa la infrafinanciación valenciana al decreto de Nueva Planta

El director y editor del congreso ‘600 Anys de la Generalitat’, Antoni Furió, con Enric Morera, Ximo Puig y la rectora Mavi Mestre.

En pleno debate sobre el modelo de Estado y su financiación, la historia adquiere relevancia oportuna. No solo por la clarividencia de aquellos versos de Raimon -‘Qui perd els orígens, perd identitat’ en su celebrada canción «Jo vinc d’un silenci»-, sino también por aquel esqueleto administrativo que dio origen al antiguo Reino de València, el ancestral ADN de los valencianos del siglo XXI.

«Enfrente del rey estaba el reino», atestigua Antoni Furió, presidente del congreso ‘La veu del Regne. 600 anys de la Generalitat Valenciana’ y editor de los tres primeros volúmenes que acaban de salir, y todos los siguientes. Del 21 al 28 de octubre de 2018, coincidiendo con los seis siglos de la constitución de la máxima institución autogobierno, se reunieron más de 180 investigadores de universidades europeas y americanas, convocados por las cinco universidades públicas valencianas, con el patrocinio de Presidència de la Generalitat y las Corts.

Dieciséis intensas sesiones celebradas en València, Morella y Alicante, que aportaron nuevos conocimientos y reflexiones sobre la gobernanza valenciana. Todo estaba preparado para que en marzo de 2020 se presentaran las publicaciones, pero la pandemia retrasó las previsiones. Unos meses de nada para seiscientos años de historia.

Aunque Furió es catedrático de Historia Medieval de la Universitat de València nunca pierde la perspectiva contemporánea, por eso refresca los debates de aquel congreso para advertir de la rabiosa actualidad de las actas de aquellas ponencias. Explica que el nacimiento de la Generalitat no responde solo a una necesidad administrativa o financiera, sino eminentemente política.

«Enfrente del rey, estaba el reino -insiste-, representado por las cortes, por los tres brazos o estamentos en que se dividía la sociedad medieval». No obstante, aquellas primogénitas cortes no se reunían cuando querían, sino cuando el monarca necesitaba financiar una campaña militar. En contrapartida, el rey sabía que tenía que ceder más competencias al parlamento. Dinero a cambio de autogobierno.

La larga guerra contra Castilla del siglo XIV hizo que Pere el Cerimoniós precisará mucha plata, así que aceptó que los impuestos se recaudaran y fueran administrados por las mismas cortes, a través de una comisión delegada o diputación permanente, y no por los oficiales reales. El origen de aquella Generalitat, Diputación del General, es «una comisión permanente de las cortes, una diputación, que representaba el conjunto ‘general’ de los habitantes del reino de València».

Furió habla de «derrota valenciana» en 1707 y no austriacista porque «la derrota fue general»

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Furió señala la importancia política del reino de València, y en general de la Corona de Aragón, de esa propuesta institucional, que «lo acerca más a la vía del parlamentarismo y el constitucionalismo propio de Inglaterra, los Países Bajos y otras regiones europeas, que a la más monárquica y autoritaria de Francia y Castilla que acabaría en el absolutismo».

Ahí está el origen, en su opinión, del perpetuo problema de financiación valenciano, pues cuando la Generalitat fue abolida en 1707, después de la guerra de Sucesión, los decretos de Nueva Planta sustituyen el antiguo ordenamiento foral por las leyes e instituciones castellanas, «con una visión más centralista y absolutista del Estado y del poder de la monarquía».

Continuidad

El historiador sostiene que aquello fue un desastre colectivo, no de solo una parte. «Digo ‘derrota valenciana’ y no del bando austriacista, porque la derrota fue general, de todos los valencianos, como amargamente se quejaron los partidarios de Felip V, que protestaron por la supresión de las leyes y las libertades valencianas y que a pesar de su filiación política borbónica y la lealtad al nuevo monarca, acabaron en la cárcel».

Furió apunta que por eso y por el magnífico edificio de la plaza de Manises «la Generalitat no desapareció del todo del imaginario de los valencianos». «El autogobierno y la voluntad de representación colectiva es el elemento de continuidad con la antigua Generalitat», señala, que ahora está fundamentada en «principios, valores y procedimientos propios de una democracia inclusiva, participativa y avanzada como la nuestra».

El primer monográfico se titula ‘La Veu del Regne. 600 anys de la Generalitat Valenciana’, y recoge los parlamentos institucionales del congreso. ‘La Generalitat Valenciana. Dels orígens a l’abolició’ es el segundo, con Antoni Furió, Lluís Guía y Juan Vicente García Marsilla de editores, donde se recogen las comunicaciones de M. Rosa Muñoz, Vicent Baydal, Laura Peris, José Antonio Alabau, Enrique Cruselles, Pau Vicianos, Guillermo López, Manuel Ruzafa, Juan Francisco Pardo, Óscar Clavell, Emilia Salvador, Miquel Fuertes, Joaquim E. López, Carmen Pérez, M. Magdalena Martínez, Francisco José Abellán y Sergio Villamarín.

Diecisiete textos que examinan las relaciones de la Generalitat y las cortes, con especial atención entre la institución general con el resto de estamentos.

«Marca corporativa»

Titulado como ‘Espais i imatges de la Generalitat’, el tercer volumen coordinador por Furió y Juan Vicente García Marsilla se centra en los elementos simbólicos que resaltan su presencia y su importancia, la necesaria «marca corporativa», a la que se refiere García Marsilla, para entender bien en «nuestra sociedad posmoderna».

Para llamar la atención de los otros, o resaltar la importancia de los propios, aquella Diputación del General proyectó su imagen por todo el reino, con el diseño propio de emblemas, participando en actos públicos, o financiando obras que demostraran su capacidad económica.

Un volumen conveniente que sale justo unas semanas antes que València sea la Capital Mundial del Diseño. Son los tres primeros, pero llegarán más. En ello está Antoni Furió, que lleva medio siglo editando toda la correspondencia de Joan Fuster, que llegará a la treintena de tomos y va por número 17.

La totalidad de parlamentos institucionales del congreso

Parlaments institucionals’ es el primer número de las publicaciones del congreso, y aunque sobre el papel pueda parecer protocolario, es pertinente. Antoni Furió reproduce los diecisiete discursos que hubo durante el congreso, desde su inauguración hasta su clausura. Seiscientos años después, se observó como la vía valenciana son dos caminos paralelos con menos confluencias de las debidas.

A las intervenciones autonomistas del president del Consell, Ximo Puig y de las Corts, Enric Morera se antepone el parlamento de Luis Barcala, alcalde de Alicante y una de las tres sedes del congreso en el castillo de Santa Bárbara.

El entonces y actual primer edil alicantino señaló que la concordia en la recuperación de la autonomía está amenazada «por los movimientos independentistas de los grupos nacionalistas -como ocurre en Cataluña- y de los que no estamos extentos los valencianos». Barcala apuntó también que un sistema federal «no tiene por qué significar precisamente más autogobierno».

Enric Morera que clausuró el encuentro precisamente en el castillo de Santa Bárbara apeló al europeísmo para consolidar el autogobierno dentro de la Unión Europea. Mientras que el Ximo Puig aprovechó el discurso inaugural en el Aula Magna de la UV para remarcar que «la palabra y el sentir de la Generalitat transciende a los historiadores, y forma parte de la vida diaria de más de cinco millones de personas que forman parte de la Comunitat Valenciana actual».



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