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La crisis que nos deja sin instrumentos

Los problemas logísticos, la falta de semiconductores y el coste de los materiales retrasa y encarece la importación desde China o Estados Unidos

Mauro, empleado de Centromúsica, con una guitarra eléctrica que está a la venta en esta tienda de instrumentos de València.

Si alguien fue ayer a una tienda de instrumentos musicales para hacerle una petición de última hora a los Reyes Magos, quizá comprobó apenado que no dispondrá hasta el 6 de enero de 2023 de su ansiado regalo en forma de guitarra eléctrica Stratocaster o de piano Yamaha.

Los problemas logísticos, el aumento de los costes de las materias primas, la falta de semiconductores y la crisis energética de China que están provocando importantes problemas de suministros en el comercio internacional, se está traduciendo en el sector de los instrumentos musicales en listas de espera de hasta un año.

«Teclados, pedales de efectos, amplificadores, micrófonos, mesas de mezclas… El problema afecta a casi todos los instrumentos que tengan componentes electrónicos, pero sobre todo a las guitarras eléctricas», explicaba ayer un responsable de la tienda de instrumentos Valencia Musical, donde ya saben que algunos productos de alta gama no van a llegar hasta 2023.

«Nosotros llevamos desde mayo de 2021 esperando unos pianos Yamaha y ya nos han dicho que no nos van a llegar hasta marzo de este año», señalaban por su parte desde Centromúsica, también en València. «De momento vamos tirando con lo que tenemos en stock».

La interrupción del suministro iniciada con las paradas en las fábricas durante la peor parte de la pandemia de la Covid, ha hecho que en los almacenes de algunas marcas como Gibson, Fender, Yamaha, Roland o Kawai apenas queden mercancías almacenadas. Según señalan las fuentes del sector consultadas, los tiempos de demora para los instrumentos, sobre todo para los de alta gama, dependen también de si el producto viene de Europa (en este caso, los plazos de entrega son más cortos), de Asia (China e el mayor fabricante de instrumentos musicales del mundo) o de Estados Unidos.

«Además de la falta de materiales, sobre todo de componentes eléctricos, el problema está en que las grandes marcas solo tienen una fábrica y no pueden atender a todos los pedidos», añaden desde Valencia Musical, donde desde los tiempos del confinamiento han notado una mayor demanda de instrumentos como guitarras, teclados o incluso baterías electrónicas.

«Durante esos meses mucha gente decidió tomar clases online o recuperar la antigua afición por la música. Y, en vez de gastarse el dinero en viajar, lo ha invertido en instrumentos, por lo que hay más demanda», indican.

Según explicaba hace unos meses Andy Mooney, director ejecutivo de Fender Musical Instruments Corp., el gran fabricante estadounidense de instrumentos musicales, 2020 supuso para esta marca «el año de mayor volumen de ventas en la historia, días récord con crecimiento de dos dígitos, ventas en comercio electrónico y de equipo para principiantes». Gibson, otra de las históricas fabricantes americanas de guitarras eléctricas, consiguió resurgir tras declararse en bancarrota al multiplicarse la venta de sus instrumentos durante la pandemia.

Con todo esto, el final de 2021 y el inicio de 2022 ha llegado a las tiendas minoristas con una mayor demanda de instrumentos pero una peor distribución. A estos dos factores se le unen las especiales características de algunos fabricantes que confeccionan sus instrumentos de forma casi artesanal y con materiales de primera calidad como las maderas nobles.

«Gibson, por ejemplo, tarda mucho por su forma de trabajar y de gestionar los envíos desde Estados Unidos hasta Europa -explican en Valencia Musical-. Tienen a una persona que, una vez fabricada la guitarra, tiene que dar el ‘visto verde’, que es como un certificado de calidad de la guitarra para que salga de Estados Unidos. Solo tienen a una persona para ese ‘visto verde’, así que entre que la guitarra está acabada hasta que puede salir para Europa pueden pasar meses».

Menos instrumentos de banda

Que haya largas listas de espera para adquirir instrumentos no significa que los trabajadores de las tiendas estén mano sobre mano. El suministro es lento, pero continuo y quien más quien menos tiene un nutrido stock de productos a su disposición. «Nosotros tenemos unos locales bastante grandes, con más de 4.000 metros cuadrados para el ‘stockage’, así que de momento no estamos teniendo problemas para satisfacer la demanda de nuestros clientes», explica Carles Subiela, responsable de Consolat de Mar.

Un problema más acuciante, añade Subiela, es el incremento de los precios de los contenedores que si se mantiene obligará en un futuro a incrementar los precios de los instrumentos. De momento, esta subida de precios en el transporte desde otros países (China principalmente) está afectando a su política de descuentos para las tiendas más pequeñas a las que ellos distribuyen.

Situada en Benaguacil, Consolat de Mar es una tienda especializada en un tipo de instrumento que ha vivido con la covid su particular crisis: el de música de banda. «Hemos notado mucho el descenso en la venta de instrumentos de expulsión de aire porque la gente tiene miedo de que propaguen el virus -explica-. Las clases colectivas de trompetas, clarinetes o saxos se han restringido por miedo o por las medidas sanitarias y eso se está notando». En cambio, según señala Subiela, la venta de otro tipo de instrumentos como los ukeleles o los carrilloncitos se ha incrementado.

El as en la manga ante la venta por internet

Las tiendas de instrumentos musicales también tienen que hacer frente al enemigo de la venta por internet. «Parece que la pandemia la hayan diseñado las empresas ‘online’», lamenta Carles Subiela. Aun así, los comercios especializados guardan un as en la manga: «Un instrumento nuevo siempre tiene que ajustarse y los que se compran por internet no suelen venir así. Nosotros, en cambio, sí». De esta forma, muchos clientes «virtuales» acaban acudiendo a las tradicionales para poder tocar sus instrumentos.

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