Puede que usted no sea fan de Raphael, pero seguro que si escucha su nombre le vienen a la mente un puñado de canciones que ha convertido en himnos: 'Escándalo', 'Yo soy aquel', 'Mi gran noche'... Normal, ya que el cantante de Linares lleva nada menos que 60 años sobre los escenarios. Movistar+ se ha propuesto diseccionar su trayectoria, con sus altibajos, en 'Raphaelismo', una serie documental de cuatro episodios creada por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, artífices de otros biopics como 'Un país en Labordeta' (sobre José Antonio Labordeta) y 'Anatomía de un dandy' (sobre Francisco Umbral y nominado a un Goya).

¿Hay que ser fan de Raphael para ver 'Raphaelismo'? 

Alberto Ortega: No. Queríamos hacer una serie documental que le encantara a los fans, pero también considerábamos que había una historia alucinante que podría gustar a quien no tuviera ni idea de la figura de Raphael. Creo que la serie va a crear otro ejército de fans 'raphaelistas', porque ¿quién no puede enamorarse de alguien que ha conseguido lo que ha logrado él, con las barreras que ha roto? Lleva 60 años en la música rompiendo esquemas y con eso, junto a su historia personal y un montón de material inédito, vamos a descubrir a un artista del que es imposible no enamorarse.

¿Qué material inédito aportan, las grabaciones familiares? 

Charlie Arnaiz: Tenemos material procedente de muchas fuentes. Lleva 60 años en la música, así que imagina la cantidad de archivo que había. Hemos rastreado todos los vídeos caseros que tenía y hemos encontrado verdaderas joyas. Entre otras cosas, hemos tenido la suerte de que uno de sus hijos, Jacobo, acompañara a su padre en muchos momentos con su videocámara y hemos podido disponer de ese material. Y hemos tenido acceso a su círculo más íntimo.

 

En la docuserie incluyen testimonios de más de 50 personas (familiares, amigos, compañeros y periodistas), y también de Raphael. ¿Puso condiciones para participar? 

Alberto Ortega: En la primera reunión que tuvimos nos sentamos a conversar de lo que él quería y no quería y ya entonces vimos que, siendo la gran estrella que es, tampoco nos pedía nada raro. Nosotros sí que le dijimos que, para que fuera interesante, teníamos que hablar de las cosas buenas y de los temas más sensibles de su carrera, y accedió completamente. Al principio se quedó un poco impactado, quizá porque nunca nadie se lo había propuesto de forma tan clara. Durante las horas y horas de entrevista que tuvimos con él no se negó a contestar nada. Una de las cosas que va a ver el público es a Rafael Martos, y no a Raphael.

En un momento de la entrevista sí que señala que prefiere no seguir hablando de su trasplante. 

Alberto Ortega: Pero no porque lo oculte, sino porque se rompe por dentro.

Charlie Arnaiz: Se rompe en varias ocasiones: con el trasplante; cuando habla de Paco Gordillo, su mánager; cuando recuerda los comienzos de su relación con su mujer... En algún momento las entrevistas parecían una terapia para algunos integrantes de su familia. Es la primera vez que el núcleo familiar y más íntimo de Raphael dice: vamos a contar nuestra historia sin tapujos.

Otros temas delicados que abordan son los chismes sobre su supuesta homosexualidad o las críticas porque le consideraban un cantante del antiguo régimen. 

Alberto Ortega: También su presunta adicción a la botella en esas giras en soledad, la enfermedad... Se habla de cuando era considerado un artista del régimen, cuando ahí estaba todo el artisteo de la época. Y del tema de la homosexualidad. ¡Pero qué mérito tenía en la España de los años 60 alguien saliendo en televisión con esos pantalones ajustados moviéndose como él se movía! Eso David Bowie lo hacía y no pasaba nada, pero el mérito era hacerlo en la España franquista, como hacía Raphael.

"Las entrevistas parecían una terapia para los miembros de la familia"

¿Por qué quisieron que los grandes locales en los que cantó Raphael hilaran un poco la historia de la docuserie? 

Charlie Arnaiz: Nos gustaba hacer una comparativa entre Raphael y los lugares que le han hecho ser quien es: la plaza de toros de Benidorm, donde ganó el festival de la canción; El Patio en México... Después de 60 años, los lugares que le han hecho míticos están cerrados o cayéndose por el paso del tiempo y, en cambio, Raphael sigue encima del escenario.

Tiene mucho mérito.

Charlie Arnaiz: Una cosa curiosa que nos ocurrió fue descubrir que en uno de sus últimos discos, el 'Resinphónico', el compositor fuera Lucas Vidal, que resulta que es el nieto de la primera persona con la que Raphael firmó un contrato discográfico. 

¿Después de haber repasado su carrera tan a fondo, qué creen que lo ha hecho incombustible?

Alberto Ortega: No soy capaz de entender cómo lo ha hecho. Son muchas décadas actualizándose y acertando, en mayor o menor medida. Porque incluso en los años 80, cuando cambió todo y surgió la Movida, sacó su disco que más vendió. Tal vez la clave es que, desde que empezó profesionalmente con 16 años, tuvo claro que esto era un trabajo, que tenía que cuidarse la voz, que era una apuesta seria de cara al futuro, que luego formó una familia teniendo giras internacionales, sus ganas de seguir renovándose... Y sobre todo estos últimos 20 años después de la operación, que han sido tan raros para la industria discográfica y en los que él se ha actualizado. Siempre nos va a sorprender, y ese es uno de sus secretos.

Charlie Arnaiz: Todo el mundo sabe quién es Raphael y ahora la gente va a ver todo lo que logró. Estuvo en 'El show de Sullivan' en los años 60, que era el programa donde habían estado los Beatles, llenó el Madison Square Garden... Y eso en una época en la que no había redes sociales y viajar era muy diferente. Raphael abrió la puerta a todos nuestros artistas a nivel internacional y ese es un mérito que hay que reconocerle. Espero que 'Raphaelismo' sirva para hacer justicia.