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David Orange Escritor

David Orange: "Tengo una mente muy científica para la recopilación de datos"

«Es fundamental reflexionar hasta que punto determinamos el futuro de los niños en los primeros años de sus vidas»

«Tengo una mente muy científica para la recopilación de datos»

David Orange (Albalat dels Sorells, 1982) sigue la saga ‘Millennium’ en ‘Romperás la noche con un grito’, una sugerente historia que empieza cuando un repartidor de pizzas llama a la puerta de un médico con un bebé nacido por gestación subrogada.

¿Supongo que no pide muchas pizzas por teléfono?

Alguna, pero no demasiadas, la verdad.

¿Por qué un ‘thriller’ de bebes robados?

Los secuestros de bebés son perturbadores y poco conocidos.

Ha habido muchas investigaciones sobre el tema.

Quería conectar eso con la importancia de la infancia en el desarrollo de la identidad personal. En la novela trato el dilema moral de como condiciona nacer con unos padres que marcan.

Le han salido muchos dilemas.

La novela tiene dos partes. Una de acontecimientos y otra de analepsis, que cada tres o cuatro capítulos sirven para dar una información al lector sobre el pasado de algún personaje.

‘La Chica del Semáforo y el Hombre del Coche’, su primera novela, seguía los cánones del género. ¿’Romperás la noche con un grito’ es más personal?

Con ‘La Chica del Semáforo’ me quedó la sensación de no haber dado lo mejor y desaprovechar la oportunidad de publicar en una editorial grande. Entonces me dije que iba a escribir la novela que quería.

Cuando se autopublicaba ya decía que quería escribir sobre València en una editorial tradicional.

Tengo un día a día muy diferente al de la literatura. Trato con pacientes en un hospital, así que todo lo que venga lo vivo con mucha ilusión.

Por cierto, la ergonomía es la prevención para los daños de la salud y el bien común. ¿Eso lo equilibra escribiendo depravaciones de novela negra?

Más o menos (ríe). He enfocado mi vida al trato con enfermos, he sido muy altruista. Hay algo de mí en los personajes, pero desde que tengo uso de razón he sentido un gran interés por la intriga y el misterio. A mi madre le gustaba mucho Hitchcock.

Y su hijo dice que Stephen King, Conan Doyle o Benedetti, pero su literatura se parece más a la saga ‘Millennium’.

‘Millennium’ me impactó mucho y esas influencias se dejan ver.

No le veo de copas con policías veteranos, ni viendo interrogatorios en jefatura, ni tampoco tomando café con fiscales y abogados.

Por mi forma de ser y mi trabajo tengo una mente muy científica de recopilación de datos cuando leo artículos científicos o de investigación. Para la novela me resulta muy sencillo leer legislación, procedimientos policiales o leyes de enjuiciamiento criminal. Eso, noticias de casos y otras novelas ha sido mi trabajo de campo. Tengo dos conocidos, un guardia civil y un policía, que me ayudan a quitar la paja para ver el grano.

Juega con la València atávica de las acequias y la futurista de la Ciudad de las Artes de Calatrava.

Desde mis primeras incursiones en la literatura decidí hablar de lo que mejor conozco, la ciudad en la que he crecido.

Con incursión a los bajos fondos.

Me he pateado toda Valencia. Quiero dar una imagen que vaya bien al ‘thriller’, una ciudad a veces sórdida, pero también con muchos atractivos. Ojalá pueda escribir otra porque me he dejado muchísimas cosas.

La novela es tan visual que no sería extraño que pase a la pantalla. ¿Qué actriz ve en el papel de la inspectora Bru?

Ni me lo he planteado.

¿Todavía no se puede dedicar profesionalmente a la literatura?

No, aunque tengo la ilusión intacta.

¿La realidad supera la ficción?

La mayoría de las veces sí. El personaje del padre del bebé está basado en una historia real de una red de pornografía infantil, lo cuento muy de pasada, pero los tipos de vídeos y los encuentros pedófilos que se canalizan son reales. Algo que cuando me enteré, me impactó. Normalmente, los pedófilos suelen ser gente que ha sufrido abusos.

¿Qué han dicho sus dos asesores de la novela?

Qué tiene la dosis real suficiente y la ficción adecuada. Al final quité varias escenas reales narradas por un policía porque parecían irreales. Por aquello de la realidad y la ficción.

En el final pasa factura a los personajes más odiosos.

Es fundamental reflexionar hasta qué punto determinamos el futuro de los niños en los primeros años de vida. Invito a reflexionar como se tuercen los árboles y a partir de que edad ya no se enderezan.

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