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Guionista de cine
Tomàs Aragay Guionista de cine

Tomàs Aragay: "Un buen guion tiene que tener ternura con sus personajes y saber resolverse bien"

Aragay muestra su faceta más pedagógica en su «Método para escribir un guion». Un libro para estudiantes de cine, profesionales del cine y amantes del cine interesados en sus entresijos

El guionista Tomàs Aragay presenta su libro.

Tomàs Aragay es un barcelonés afincado en València. Su trabajo como guionista ha sido reconocido con un Goya en 2016 por su película 'Truman', aquella bonita historia de dos amigos que viven lejos y un perro.

Además de guionista, es coreógrafo y dramaturgo. Y no contento con eso, también ha trabajado como profesor universitario durante más de una década, desgranando a sus alumnos todos los secretos de un buen guion de cine. Ahora, en su libro «Método para escribir un guion», publicado por Alba, el catalán comparte con todos sus secretos, su método y cómo se hizo su premiada 'Truman'.

Recientemente ha publicado su libro «Método para escribir un guion», y quiero preguntarle si, además de lo estrictamente académico, hay una única forma de escribir guiones dignos de Goya.

Bueno, no (risas). Yo creo que cada persona que escribe tiene que encontrar su propia forma de hacerlo. En realidad, es la famosa frase de «cada maestrillo tiene su librillo». Lo más difícil es justamente el proceso de aprendizaje de escritura, que aprendes a encontrar esa voz, tu propia manera. Sí que es verdad que hay una serie de reglas o elementos que son compartidos por todos los escritores, pero lo cierto es que para escribir de una forma personal cada uno tiene que acabar encontrando su método.

El primer paso entonces es ese, encontrar tu voz.

Sí, y encontrar también de qué quieres hablar. Tiene que ser algo que te importe a ti para que le importe a la gente a la que vas a hablar. También desde dónde miras, tu punto de vista. Y conocer bien a la gente y hablarles de una manera que te puedan entender, eso también es importante. Todo eso genera una forma propia de escribir.

¿Qué debe tener un buen guion?

Yo creo que tiene que cuestionar alguna cosa que, al público que va a ver la película, le pueda interesar y remover. Tiene que tener complejidad en el discurso, en el sentido de que haya posturas y maneras de afrontar lo que pasa en la película diversas, para que el espectador se tenga que situar. Tiene que tener ternura con sus personajes y un buen final. Saber adónde va y resolverse bien, porque hay muchos guiones que plantean bien pero no resuelven bien. Y muchas más cosas, por supuesto.

¿Cómo surge la idea de escribir un libro?

He dado muchísimos años clase de escritura de guion de largometraje y entonces, al dar clase uno va generando una forma de explicarse. A la vez que iba escribiendo guiones iba explicando mi forma de escribir, porque pienso que eso es lo que más honestamente puedo enseñar. No una fórmula, sino como yo lo hago. Entonces fue bastante natural, 15 años de esa experiencia me han llevado a acabar ordenándolo y teniendo bastante organizado ese sistema. Y también es un libro que tiene bastante que ver con nuestra forma de escribir con SGAE, con la que he escrito la mayoría de películas. Ahí hay muchas cosas que se fueron construyendo y se fueron armando a partir de esta peculiar redacción que nos ha llevado a ganar un Goya y a hacer muchas películas. Es una mezcla de los años de práctica pedagógica y los años de trabajo con Cesc Gay.

¿En qué tipo de lector piensa al escribir el libro?

Tanto para el que esté estudiando esta materia, que creo que le puede interesar, como el que esté interesado por el cine y sus mecanismos interiores, como un profesional que quiera refrescarse o tener otra visión de cómo hacer las cosas. No está hecho con un nivel académico extremo, a un buen aficionado del cine puede interesarle cómo se escribe, por ejemplo, ‘Truman’.

De eso también quería hablar. En el libro analiza su película ‘Truman’, y también ‘Plácido’ de Berlanga. ¿Por qué este clásico berlanguiano?

Por varias razones. Porque no quería que el libro se centrase solo en una película hecha por mí, me parecía más interesante que el método mostrase su versatilidad filtrándose a través de otra peli. También porque realmente me parece un guion extraordinario, de un nivel muy alto de carpintería, de diálogo y de personajes; porque además es una película que es fundadora de una especie de hilo argumental del cine español, estos personajes perdedores y sociales que se han ido repitiendo y ese humor tan negro que es muy nuestro, y me apetecía recogerlo. Y también por una cosa más técnica, y es que ‘Truman’ es una película de dos personajes protagonistas y, en cambio, ‘Plácido’ es una película muy coral. En ese sentido son muy distintas y me servían muy bien para comparar estructuras, secuencias y formas de hacer. Bueno, y porque me encanta, es una película buenísima.

Ha recibido diferentes premios por su trabajo como guionista, entre ellos un Goya a Mejor guion original por la película ‘Truman’. ¿Cómo vive ese reconocimiento?

Con gratitud, pero con discreción. Tampoco es una cosa que me vuelva loco, y nunca he trabajado o escrito pensando en ello. Si sucede está bien, y si no, también.

¿Continúa trabajando codo con codo con Cesc Gay?

Sí. Ya llevamos muchos años, más de veinte. Justo acabo de venir de trabajar con él, o sea que sí seguimos enriqueciéndonos, divirtiéndonos y aguantándonos, que ya es mucho (risas). Nos va bien, nos gusta y nos lo pasamos bien.

¿Qué proyectos tienen ahora entre manos?

Nosotros empezamos tanteando de qué nos apetece hablar, y ahora estamos en ese primer proceso. En realidad, ahora mismo, proyectos concretos no hay ninguno sobre la mesa, aunque hay posibilidades. Lo que sí sabemos es que este será un año de escritura, con lo cual algún proyecto acabará cuajando.

Usted mismo es un referente en el cine español, pero, ¿cuáles son los suyos?

Berlanga, su cine en general. Y de fuera John Cassavetes me gusta muchísimo. Jim Jarmusch, Kiarostami… Así, a bote pronto, estos cuatro.

Por último, veo que en la portada del libro aparece la palabra «guión» escrita con tilde. Sin embargo, la RAE dijo en 2010 que se debe escribir sin ella. ¿Es de esos que se resiste a quitársela?

Es una pregunta divertida (risas). La verdad es que no lo sabía y, cuando salió el libro, un familiar me mandó un WhatsApp diciéndome justo eso, y pensé: «¿De verdad?». Así que no es resistencia, es ignorancia.

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