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Entrevista
Entrevista ANTONIO GARRIGUES WALKER Abogado, escritor y filántropo

“Los que venden pesimismo son irresponsables y hacen un auténtico daño a la sociedad”

“La batalla del machismo para mantener aisladas a las mujeres en la sociedad y la economía está perdida”

Antonio Garrigues, presidente de honor de Garrigues y filántropo.

Antonio Garrigues Walker iba para futbolista, pero su padre le obligó a romper el contrato que el Atlético de Madrid le ofreció cuando tenía 16 años. Ahora, a los 87, sigue diciendo que eso era lo que realmente se le daba bien.

Y no cuesta nada imaginarlo haciendo equipo en un vestuario. Estudió Derecho por tradición familiar y, aún así, sin vocación alguna, llevó el brazalete de capitán durante más de medio siglo en el bufete fundado por su padre y su tío, convirtiéndolo en el mayor despacho de abogados de Europa con más de 2.000 empleados, ninguno hijo de los socios para evitar el nepotismo. En su último ensayo, 'Sobrevivir para contarla', un claro guiño a las memorias de Gabriel García Márquez, el prestigioso jurista y filántropo reflexiona tras pasar la COVID-19 sobre el mundo pospandemia, fiel al liberalismo clásico y tajante contra el aumento de las desigualdades.

Del nuevo paradigma económico tenía previsto hablar hoy en la Zona Franca de Vigo durante la entrega de los Premios Ardán, que finalmente se aplazó tras la declaración de tres días de luto oficial por el naufragio del 'Villa de Pitanxo'.

–“Vamos hacia una época de mayor actividad económica, de mayor convivencia social y mayor alegría”, dijo a mediados del pasado año. ¿Lo sigue manteniendo?

–Lo sigo manteniendo. Cuando la pandemia desaparezca, y estoy seguro que va a desaparecer inexorablemente, vamos a ir a una época mejor, más convivencial, más tranquila. Hay que tener en cuenta lo que nos ha limitado esta pandemia en todos los sentidos, no solamente en el terreno económico.

–Solo la falta de interacción social deja una herida muy grande.

–La interacción social es una riqueza en todos los sentidos. El hombre no solamente vive de realidades económicas, también vive de realidades humanas, sentimentales y amorosas.

–Vamos, que se apunta a la teoría de los felices años 20.

–Sí.

–Otro ejemplo de su famoso optimismo. Le ganan muy pocos.

–El derecho del pesimismo lo tiene quien lo tiene y la mayoría lo ejerce estérilmente. Hay que transmitir cara al futuro positividad y optimismo. Es una obligación. Lo otro es un ejercicio irresponsable.

–¿Percibe intencionalidad en ese ejercicio de pesimismo?

–No con una intención nefasta, pero sí con una especie de vanidad en el sentido de querer transmitir ideas negativas para que la gente le valore como si eso fuera más serio que ser optimista. Y yo creo que es justamente lo contrario. Que la persona que vende ideas negativas está haciendo un daño auténtico a la sociedad.

–Cómo estará el baremo de valores para que esas personas sepan que vendiendo pesimismo ganan adeptos, ¿no?

–Da pena ver ese tipo de personas. Lo único que les pediría es que, por favor, dejen de hacerlo.

–¿Y cómo cree que sientan ese tipo de mensajes a la economía, tan dependiente del sentimiento del consumidor o las expectativas de las empresas?

–Influyen negativamente, al igual que las ideas positivas influyen positivamente. Cualquiera de nosotros podría hacer una lectura negativa de su vida. Todos tenemos problemas, situaciones complicadas, enfermedades... pero nuestra obligación es transmitir alegría y optimismo, sabiendo que algunas cosas se cumplirán y otras no. A mí, de verdad, las lecturas dramáticas del futuro me parecen absolutamente irresponsables.

–En el nuevo paradigma económico, ¿hay sitio para el capitalismo tal y como lo conocemos?

–Claro que hay sitio. Como es lógico, el capitalismo ha ido moderándose en sus extremos desde hace varias décadas. Estamos viviendo ya una época de capitalismo más social. Todo el mundo acepta que debe asumir en una actividad económica y en cualquier actividad humana en general una responsabilidad social.

–Le voy a trasladar una reflexión del presidente del Consejo Económico y Social, don Antón Costas.

–Una persona estupenda.

–Él habla de la necesidad de recuperar la economía como “una fuerza para el bien”, una “palanca” que realmente ofrezca oportunidades de “buenos empleos y de mejora de vida” para las personas. ¿El actual modelo económico aporta ahora mismo eso?

–No estamos en el mejor momento ahora, saliendo todavía de una pandemia. Pero en el futuro a corto plazo, cuando, como decía antes, la pandemia desaparezca, se va a generar una especie de nuevo impulso que afectará a toda la actividad. Vamos a un mundo mejor, no a un mundo a peor.

–¿La nueva reforma laboral ayudará a conseguir eso en España?

–No soy un experto y no me gusta opinar sin seriedad. Creo que no va a cambiar demasiado las cosas, pero, insisto, no lo sé. No se me puede considerar un experto.

–¿Falta conciencia humanista en el empresariado?

–Faltaba. Ahora esa concienciación humanista está mejorando. Hoy mismo tuve un debate empresarial en el que todo el mundo reconoció que el bienestar de los empleados es absolutamente vital para que la empresa sea más rentable, sostenible y tenga más arraigo del empleado con la empresa. Queda todavía mucho por hacer, pero, sin duda, estamos mejorando.

–¿Y hacia la sociedad? Fíjese lo ocurrido con la banca y la exclusión financiera de los mayores. Lo que el sector tardó en reaccionar.

–Pero han reaccionado. Eso es bueno y sensato. Hay que felicitar a Carlos San Juan.

–El médico jubilado que llevó adelante la campaña “Soy mayor, no idiota”.

–Hay que agradecerle la gran labor que ha hecho.

–David puede ganar a Goliat.

–La historia lo ha demostrado muchas veces. Aunque de verdad no creo que estemos en una lucha. El mundo bancario, el mundo del capitalismo está aceptando el concepto de responsabilidad social de una manera muy intensa.

–No es frecuente que una persona con su proyección e influencia defienda tan abiertamente el feminismo.

–El aumento del protagonismo de la mujer es maravilloso. Ver que cumple su papel. Siempre digo que el cambio sociológico más importante es ese. Que la mujer tiene ya protagonismo en la economía y en la empresa. Estamos haciendo las cosas mejor incluso que en otros países europeos, donde la mujer sigue estando muy limitada. Las mujeres han tenido que soportar durante muchas décadas un machismo realmente intolerable. Realmente intolerable.

–Pero seguimos viviendo en una sociedad machista.

–Está clarísimo que hay que mejorar, pero la batalla de mantener aisladas a las mujeres y sin protagonismo está perdida.

–Usted es presidente de honor de Acnur en España, ¿verdad?

–Sí.

–¿Qué le parece lo que está pasando con los delitos de odio, particularmente la xenofobia?

–Intolerables. Cada vez más. Llega un momento en que no entiendo cómo la gente puede denigrar a otra gente emigrante y refugiada que luchan por su vida. Aquellas zonas donde hay más emigración tienen un porcentaje de crecimiento mayor, lógicamente porque esta gente está dispuesta a trabajar, a luchar y a mejorar. Ojalá hubiera una mayor sensibilidad. Sin inmigración, habría zonas en España que no tendrían futuro.

–¿A qué riesgos sociales a los que se enfrenta España?

–No tenemos más que otros países europeos. Al contrario. España es un país muy civilizado. Obviamente tendríamos que mejorar en temas de humanismo, entre otros, pero lo estamos haciendo bien.

–¿El avance de la ultraderecha no es una amenaza?

–En España hay ultraderecha como en todo el mundo. En Francia, en Alemania, donde es fortísima, o en otros muchos países. El problema está en permitir que este fenómeno tenga una magnitud excesiva. Pero no hay que extrañarse de que en España exista una derecha agresiva y con ideas muy fuertes. No puede sorprendernos.

–¿Y en los riesgos económicos? ¿España tiene alguna peculiaridad?

–Tampoco más que otros países. Estados Unidos está pasando una época difícil. La relación con Rusia no está clara. La situación de Ucrania genera fenómenos muy complejos. La gente cree que es un tema fácil, pero no lo es. Habría que retirarse de cualquier ocupación para estudiarlo a fondo. Hay una mayoría que habla ruso, hay gente que tiene posiciones intermedias, hay de todo. Lo acabaremos resolviendo sensatamente. No creo que Rusia vaya a tomar excesivos riesgos. Sabe que eso no lo toleraría Estados Unidos y nadie en estos momentos está dispuesto a jugar con fuego.

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