El 90% de las prostitutas que ejercen en España son víctimas de la trata de personas, según datos de la Policía. En su mayor parte son menores de edad porque resultan más caras, fáciles de vender y, cuando están captadas les resulta complicado salir de la cárcel mental en las que se les ha metido, bien por adicciones, miedo o lealtad férrea a quien las ha captado”. Así lo afirmó este miércoles la escritora Lucía Etxebarría en la conferencia coloquio celebrada en el Club FARO con motivo de la presentación de su libro 'Selene y los cuatro elementos', una novela basada en hechos reales sobre redes de prostitución, corrupción política, narcotráfico y redes sociales.

Presentada por la también escritora Inma López Silva, Etxebarría comenzó su intervención invitando a los asistentes a que buscaran en internet entradas como “escort Stockholm” y “escort New York”, ciudades en las que hay modelos abolicionistas de la prostitución para demostrar que esa fórmula no prohíbe la prostitución si se establece como fruto de un acuerdo privado entre dos personas, pero sí impide que existen proxenetas, “a lo que sí les interesa que se legalice el proxenetismo”.

Para rebatir los argumentos críticos con el abolicionismo de la prostitución, la escritora argumentó que “es imposible que haya un sindicato de prostitutas -que dicen que ejercen libre e individualmente- sin que haya jefes” . También deshizo el argumento que ofrecen algunas prostitutas de que “Hacienda les clava”. “No es cierto, pueden declarar en el epígrafe de otros servicios personales -dentro de autónomos- o , si no quieres que conste, como masajista”. Aludió a una de ellas, Piikara, y a su novio Hache, que “aparece como su manager” cuyas funciones, entre otras, son darle protección y buscarle clientes -según apuntó- para afirmar que “todas las prostitutas que se plantean como tal no lo son técnicamente” y, en todo caso, afirmar que con minoría. “A ellas la abolición no les afecta, pueden escoger sus cliente o rechazarlos, se trata de proteger a la mayoría de las prostitutas que no pueden decir que no”, afirmó.

“La prostitución es un trabajo de alto riesgo”, afirmó Lucía Etxebarría, poniendo como ejemplo el caso de Marta Calvo, que se anunciaba como independiente, y la mató un señor que antes había asesinado a otras ocho prostitutas. O como Florinda, una chica de 17 años de Valencia que apareció estrangulada en una cuneta. “Muchas aparecen así y no salen en los medios de comunicación con su nombre”.

Preguntada por los hechos que narra en su novela policíaca, la autora de 'Selene y los cuatro elementos' aludió a Natacha Jaitt, fallecida en extrañas circunstancias tras haber advertido en un tuit de que podría aparecer muerta en una bañera y no sería un suicidio , y al de la hermana de una conocida suya, una menor captada en Argentina por una supuesta agencia de modelos. “Les costean operaciones de estética para que contraigan una deuda -o viajes para venir a España o coca para que se enganchen. A esta chica el tipo la maltrataba, un día mató a su gato y le robó el pasaporte”.

A raíz de ese caso, contactó con Madres Argentinas contra la trata y y profundizó en diferentes redes y fórmulas de captación, como las del “lover boy” , novio seductor que te engancha y luego pide que le hagas lo mismo que a él a otros hombres, las bandas latinoamericanas que captan a chicas pijas en Madrid o el cantante de trap que elegía entre sus seguidoras adolescentes. “Me sorprendió que todas eran menores. En el mejor de los casos al principio ganan mucho -entre 2.000 y 6.00 euros, aunque el proxeneta se lleva 20.000- , se lo gastan en bolsos, operaciones, droga, ... y cuando deciden dejarlo han contraído deudas, no tienen formación, no saben socializar y se han convertido en adictas”. En otras ocasiones emplean la tortura delante de otras chicas o amenazan a sus familias.

La escritora negó que todas las captadas por las redes sean personas en situación de pobreza. “Cuando ven un problema de vacío de identidad en adolescentes que viven en una sociedad hiperconsumista donde la felicidad está en comprar el bolso que lleva la influencer, encuentran una presa fácil”.

“Un putero sí podría considerarse un violador”

Preguntada por una asistente del público si un cliente de un prostíbulo podría considerarse un violador, Lucia Etxebarría contestó que “el hombre que va a un club y se acuesta con una rumana de 16 años, sí podría considerarse un violador”. Respecto a la imagen de los “puteros” en la sociedad , la autora consideró que hemos retrocedido décadas. “En los años 90 ningún hombre de los que he conocido me hubiera dicho jamás que se había ido de putas. Hoy hay chicos de treinta años que ven normal acabar una noche de marcha yendo a un club de alterne”, manifestó. Entre los motivos de esta involución, Lucía Etxebarría destacó la facilidad con la que niños de once años acceden a páginas de contenido porno con unas prácticas sexuales a las que se vuelven adictos y que luego no encuentran en una pareja que no cobre por ello. “Se vuelven adictos a ese hiperestímulo, de la misma manera que si a un niño le das caramelos con forma y sabor de fruta y con una cantidad de azúcar que les engancha, nunca en su vida disfrutará comiendo una fruta natural”. Para finalizar, la escritora, que acaba de publicar su tercer libro con su propia editorial, comentó que las editoriales en la actualidad prefieren publicar libros a influencers que no saben escribir - “me llegaron a ofrecer escribir uno de esos libros, pero luego pensaron que lo acabaría contando”- lo que provoca que escritoras de su generación estén prácticamente desaparecidas.