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El secreto que Berlanga escondió durante 30 años

Editorial Pepitas publica la próxima semana el guion inédito de «¡Viva Rusia!», la continuación que nunca se rodó de la «Trilogía Nacional»

José Sazatornil «Saza», Berlanga y Mónica Randall en el rodaje de «La escopeta nacional» en 1978. L-EMV

Cuando el avión aterriza vemos bajar por la escalerilla a Luis José vestido con traje blanco y camisa oscura abierta de solapas. Lleva un brazalete negro y gafas de sol. Luce también un peluquín rubio. De pronto parece recordar algo -en concreto, que se ha dejado unas revistas de temática sadomasoquista en el asiento-, y vuelve a subir la escalera a contracorriente de los pasajeros, en su mayoría ancianos que despliegan una pancarta que dice: «Los últimos exiliados saludamos a la España del 92». A uno lo bajan en camilla, más muerto que vivo, agitando débilmente una banderita republicana.

Este es el inicio -inconfundiblemente berlanguiano- del guion de ‘¡Viva Rusia!’, la película que habría de sumarse, pero que no lo hizo, a la llamada «Trilogía Nacional» de Luis García Berlanga. En 2008, dos años antes de morir, el director valenciano depositó este documento -escrito por él, su hijo Jorge, Rafael Azcona y Manuel Hidalgo-, como parte de su legado, en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. Pero eso, que Berlanga había depositado ahí el libreto de lo que iban a ser las nuevas desventuras de la saga de los Leguineche, no se supo hasta que en junio del pasado año la caja se abrió, tal como había dispuesto el cineasta, con motivo de su centenario. Uno de los grandes secretos del cine español había sido desvelado.

El 23 de marzo la editorial Pepitas de Calabaza publicará por fin el guion ‘¡Viva Rusia!’ con la certeza de que nunca se podrá hacer de él una película. Uno no imagina las frases de esta corrosiva mirada a la España ilusionada y neoliberal de los últimos tiempos del felipismo sin que las pronuncien José Luis López Vázquez, Luis Ciges, Saza, Agustín González, Amparo Soler Leal o Chus Lampreave, todos ellos ya fallecidos. También han muerto Luis y Jorge Berlanga y Rafael Azcona. Sí vive Manuel Hidalgo, que además se ha encargado del prólogo de esta edición y de contar el proceso creativo de esta película que finalmente no fue.

Luis García Berlanga y Amparo Soler Leal en el rodaje de "La escopeta nacional".

Cuenta Hidalgo que fue el éxito de ‘La escopeta nacional’, ‘Patrimonio nacional’ y ‘Nacional III’ la que llevó al productor Andrés Vicente Gómez a contratar en 1990 a Berlanga y Azcona para producir la cuarta entrega de la saga. En un principio, la idea era darle todavía más peso a Luis Escobar como Marqués de Leguineche, pero el actor falleció en febrero de 1991 mientras rodaba ‘Fuera de juego’ a las órdenes de Fernando Fernán Gómez. Eso obligó a modificar sustancialmente todo lo que se había escrito ya de guion, en un momento además en el que la fructífera relación entre Berlanga y Azcona había sufrido un claro desgaste. De hecho, y según escribe Hidalgo, el guionista riojano ya no participó en la reforma del texto, que la emprendió el cineasta valenciano con la ayuda de su hijo Jorge y, después, con la del propio Hidalgo.

Rafael Azcona y Luis García Berlanga. La última vez que trabajaron juntos fue en el guion de "¡Viva Rusia!".

La muerte de Escobar llevó a reiniciar el libreto con el regreso de Luis José a España para el funeral y entierro de su padre. El documento original que recibió Hidalgo constaba de 163 páginas, una extensión desmesurada que había que recortar, y se titulaba simplemente «Nacional IV», un título que el propio Hidalgo cambió por ‘¡Viva Rusia!’ como guiño al pasado de Berlanga y del actor Luis Cigés en la División Azul y, sobre todo, por las muchas alusiones contenidas en el relato al desmoronamiento de la Unión Soviética, que se estaba produciendo en aquellos años.

Los guionistas visionarios

A este respecto, en el guion inédito encontramos no solo la proverbial capacidad que tenían Azcona y Berlanga para diseccionar la realidad, sino también cierta capacidad visionaria. Hay un momento en el que Luis José (el personaje interpretado por López Vázquez) le dice a Canivell (Saza) sobre las posibilidades de negocio en la nueva Rusia democrática: «La base siempre es pobre... Pero estamos hablando de la nueva nomenclatura. Para ellos, habrá que hacer hoteles de lujo, clínicas geriátricas, psiquiátricos democráticos... Lo que sea».

La cuarta e inédita entrega de la historia de los Leguineche gira en torno a las ensoñaciones de poder y negocio de Luis José gracias a unos esperpénticos, zoofílicos y presuntos parientes suyos que aseguran ser descendientes de los Romanov y que aspiran a recuperar el trono ruso. La mayor parte de la trama tiene lugar en la misma finca de Los Tejadillos que fue escenario de ‘La escopeta nacional’ aunque ahora se llama Can Canivell pues la ha comprado el antiguo vendedor de porteros automáticos que encarnaba Saza para convertirla en un campo de golf. Por ahí va desfilando la plana mayor de la corte de los milagros leguinechana, incluida una hermana misionera de Luis José con un grupo de africanos que intentan reproducir su ecosistema en plena meseta ibérica.

Luis García Belanga, Saza, José Luis López Vázquez y Barbara Rey en el rodaje de "La escopeta nacional".

El guion se terminó, se hizo un desglose y un plan de trabajo pero la película nunca se rodó. Según Hidalgo, no pararon de surgir dificultades. «Cuando se concretaba una fecha para iniciar el rodaje, a uno de los actores le había salido otra película, otro iba a estar de gira teatral, a aquel le había dado un patatús...». También hubo algún representante que se subió a la parra a la hora de marcar el caché para que su representado regresara a la franquicia.

Además, pese a la alta puntuación recibida por el guion, el Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales denegó por dos veces al proyecto de ‘¡Viva Rusia!’ las subvenciones del Ministerio de Cultura objetando aspectos de su planteamiento económico y presupuestario. «El proyecto se fue a negro con la conformidad de las partes implicadas -señala Hidalgo-, lo cual supuso un gran disgusto para mí. Sin duda era una película cara y compleja de producir, filmar y controlar».

Además del prólogo de Manuel Hidalgo y del propio guion de ‘¡Viva Rusia!’, la edición de Pepitas viene rematada con un estudio a cargo de Santiago Aguilar y Felipe Cabrerizo titulado «¡Viva, pues!». Tal como subrayan Aguilar y Cabrerizo, tras atizar en sus entregas anteriores a la España del franquismo moribundo y a la de la ilusión juancarlista, en el cuarto capítulo de la saga tocaba «poner en solfa» la España felipista, la del tren de alta velocidad, la incorporación a la OTAN, la reconversión industrial, las Olimpiadas y la Expo de Sevilla, el terrorismo de Estado y la fundación del IBEX 35. Es decir, a la España «que nos asomaba al abismo de la modernidad ultraliberal».

Rodaje de "Patrimonio nacional", la segunda entrega de la saga de los Leguineche. Berlanga Film Museum.

Respecto a por qué finalmente no se rodó ‘¡Viva Rusia!’, Aguilar y Cabrerizo también señalan la falta de subvenciones más el hecho de que el productor estuviese más interesado en que Berlanga dirigiese una adaptación de ‘Las edades de Lulú’, que finalmente se llevó a cabo pero sin el valenciano como realizador. «Berlanga, que siempre lamentó haber visto coartada la posibilidad de dar continuidad a las correrías de sus aristócratas, tuvo oportunidad de desquitarse con ‘Todos a la cárcel’ (1993), gran extensión fallera del mismo universo que bien podría ser una conclusión lógica de la serie trasladada a otros personajes, un Nacional IV sin Leguineches», escriben los autores del epílogo.

El proyecto de ‘¡Viva Rusia!’ acabó mal y también lo hubiera hecho la película si este guion se hubiese rodado. Al fin y al cabo, las películas- de Berlanga nunca tienen final feliz. Pero para los trepas y vividores como Luis José de Leguineche siempre hay una nueva esperanza, y si no es en Rusia puede ser en cualquier otro lugar del mundo. «¿Lo ve, Canivell?… -le dice el noble castellano al industrial catalán en la última escena antes de que aparezca el «Fin»-. Fíjese, ahora que África está de moda… Ellos vienen aquí y nosotros vamos allá. Territorios aún vírgenes y sin explotar... Apoyamos su regreso y podemos construir casinos, complejos turísticos, endosados, quiero decir, adosados, posibilidades ilimitadas...».

Luis García Berlanga cuando depositó el guion de "¡Viva Rusia!" en el Instituto Cervantes. Acero

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