Ha fallecido la actriz valenciana María Fernanda d´Ocon (Maria Fernanda Conejos Gómez, 1937, Valencia). El nombre se lo cambió una profesora del Liceo Francés que le daba clases y la indujo a que optara por la carrera artística.  No fue una actriz con amor a la profesión a primera vista, sino inducida, lanzada al estrellato desde fuera de sí misma. El apellido D´Ocon surgió de rebuscar en los antecedentes familiares un D´Ocon militar irlandés, contaba ella, y vino bien para sustituir el Conejos Gómez de la partida de nacimiento.  El óbito ha ocurrido en Barcelona, donde había ido a pasar unos días con unos familiares que tenía allí, aunque no hace muchas semanas aún se le vio en Valencia.

Era puro corazón, desbordaba en sentimientos, fruía de estar en medio de la gente, ella que pronto se independizó de todo para dedicarse por entero al teatro, luego al cine y a la televisión. Aunque residía oficialmente en un pueblo cerca de Madrid, se pasaba largas temporadas en Valencia, donde tenía un apartamento en una discreta y silenciosa calle, detrás del Colegio Seminario de Santo Tomás. cerca de la Universidad Literaria y del Patriarca.

Siempre que estaba en nuestra ciudad iba todos los mediodías a la Basílica de la Virgen a rezarle y le paraban por la calle para saludarla, besarla, conversar con ella, que derrochaba emociones, expresiones de amor. Participaba en todos los actos de valencianía. Era frecuente verle en las grandes solemnidades de todo tipo que fueran entrañablemente valencianas. Era muy amorosa desde su radicalidad artística, se deshacía en expresiones de afecto, siempre sinceras. Salía a la calle a repartirlas, a recogerlas, a reunirlas, no tenía prisa y gustaba de hablar con quienes se dirigían a ella.

 La gran dama del teatro español , de la dramaturgia española contemporánea, tenía una memoria extraordinaria para retener los textos y un carisma especial para interpretarlos, encarnarlos en la escena donde los vivificaba, esculpidas las palabras con fuego y vigor comunicador. Era la vitalidad de la palabra seductora, con alma vibrante y arrolladora. Ella misma decía que el secreto de su actuar estaba en que “me he nutrido del texto, de mi sensibilidad y de mi vitalidad. Nunca he tenido otros referentes que no fuera yo misma, para bien o para mal. Si he aceptado un papel, es porque ya había conectado conmigo, porque había entrado dentro de mis vericuetos. Siempre he amado a mis personajes en escena·.

Nacida en plena guerra

Maria Fernanda nació en Valencia en plena Guerra Civil, cuando el Gobierno de la República se instaló en nuestra ciudad. Y aunque no había pensado en ello, una profesora suya la introdujo en el mundo artístico, por sus talentos para la música, danza e interpretación. Muy joven, a los 15 años, un amigo la invitó al TEU y comenzó a demostrar que lo suyo sería ser actriz, interpretando numerosas obras en un tiempo difícil para la cultura interviniendo en obras complicadas, con especial vocación para los textos de la Grecia clásica. Luego pasó a Madrid. Allí conoció a otro actor, Mario Antolín, con quien casaría en 1959, siendo éste quien le obligó a seguir en el teatro contra su voluntad, luego director de algunas de las obras donde participaba. Fue primera actriz del Teatro Nacional María Guerrero durante toda una década. No duró mucho el matrimonio, aunque sí la relación de amistad y profesional.

María Fernanda logró numerosos premios, entre ellos el Premio Nacional de Teatro y la Medalla de Oro a las Bellas Artes. La Generalitat Valenciana le concedió la Alta Distinción Cultural. Era de una potencia extraordinaria y una vocación incombustible por las artes escénicas. No le tenía miedo a nada. En “Eutanasio” hacía en la misma obra el papel de cuatro personajes distintos. Bordaba los papeles en el antiquísimo teatro grecolatino. Todos los años le invitaban al Teatro Clásico de Mérida, donde o actuaba o asistía como espectadora.

Como ocurre con la pintura, que es preciso antes ser un buen dibujante, el buen hacer en el teatro le llevó al cine y la televisión. En el cine entró con “El alcalde de Zalamea”, de otra época, como la clásica, para las que parecía haber sido nacida adrede. Logró un Goya por su intervención en “Caminos de tiza”.

Llegó la televisión y fue reclamada por su valía donde hizo teatro –cuando TVE tenía el buen gusto y la deferencia de ofrecer teatro rodado en sus propios platós- , programas infantiles, series,… Recordemos Estudio 1 y Teatro de siempre. Extraordinarios y maravillosos programas que hablaban de una calidad programadora que contrasta con la vulgaridad actual. Los espectadores de aquella época recordarán su papel de Benigna en “Misericordia” de Benito Pérez Galdós. La fichó Chico Ibáñez Serrador en “Historias para no dormir”.

Valencia le tiene dedicada una calle en el Nou Benicalap y una Falla lleva su nombre. El Ayuntamiento le concedió el título de Hija Predilecta de Valencia. Ha sido Regina dels Jocs Florals de Lo Rat Penat.