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Fuera de compás

Papá, no bailes más

PAPÁ, NO BAILES MÁS

El otro día les contaba cómo nuestros hijos nos acompañan en nuestras salidas musicales. En otras ocasiones, en cambio, somos nosotros los que les acompañamos a ellos. Lejos queda la humillante experiencia que para mis padres suponía llevarme a ver a Enrique y Ana, Botones, Parchís y Regaliz. No había otra cosa. Por suerte para los papás y mamás de hoy existen un montón de propuestas basadas en el rock and roll que ofrecen un espectáculo ajustado a las necesidades de los pequeños sin que nos cueste disgusto o sufrimiento acudir con ellos. Bien ahí. Ya lo cantaba Randy Watson: creo que el futuro es de los niños, mostradles el camino.

Eso hacen, por ejemplo, Abbey Road, auténticos impersonators de los Beatles que ofrecen bolos llenos de color, simpatía, animación y buena música, en los que alucinan tanto los peques como los mayores. Hace unas semanas tocaron en La Rambleta y les confieso que disfruté tanto o más que mi zagal en un show muy apto para introducir a la muchachada en el mundo de los Fab Four.s

En el País Valenciano tenemos a Ramonets, cuya entrega, pasión e implicación tierna, honesta y divertida por difundir el rock en lengua valenciana entre los más jóvenes se merece una Distinción de la Generalitat al Mérito Cultural. Ya se han convertido en una especie de institución en nuestra tierra. Sus incomparables, gamberras y divertidas versiones de The Ramones llevan asociados unos mensajes sobre el amor, la igualdad, la ecología, el respeto y la bondad humana que, junto a sus temas propios, son un capital fundamental que compartir con tus nanos. En sus descacharrantes conciertos los mayores también bailamos, cantamos y gritamos muy fuerte, provocando en nuestra prole una sensación de vergüenza ajena tan bestia que te dicen, papá, no bailes más, que haces el ridículo.

No obstante, mi evento favorito al que acompañar a mis vástagos son los cuentacuentos musicales de Little Niño, la maravillosa serie de libros de Jaime Pantoja y Dani Llabrés por los que ya han desfilado Elvis, Aretha, Bowie, los Beatles, los Stones y ahora, los Kinks. Sucedió el otro día en el Salón del Cómic de València y les recomiendo que no pierdan la oportunidad de verlo, ahora que con la pandemia de bajada han vuelto a retomar las actuaciones. A diferencia de otros espectáculos de rock diseñados para nanos, aquí encontramos un guion, una historia, una trama vibrante y agitada, pero repleta a la vez de valores que transmitirles.

Sobre el escenario, el dibujante Pantoja y las guitarras y las voces de Moses Rubin y Sergio Gil, dan cuenta de las aventuras de nuestro chaval, su oso Renato y unos pintorescos personajes que se han convertido en la resistencia contra el horrible Powerman y su régimen de tristeza y opresión. Si en sus libros anteriores pudimos conversar con nuestros hijos e hijas sobre el feminismo, la igualdad, la solidaridad, la defensa del débil y el respeto a la diversidad, con los Kinks podemos hacerlo de la libertad, de combatir las injusticias y del derecho a ser únicos y diferentes. Y si además es después de uno de sus primeros conciertos de rock, créanme que estableceremos con ellos un vínculo muy difícil de romper.

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