Pablo Milanés llega el próximo domingo a la Rambleta, dentro de la programación del festival Barnasants, para rescatar en formato íntimo sus clásicos de siempre como «El breve espacio en que no estás», «Yolanda», «Para vivir» o «Días de luz», canción que da título a la gira. El músico cubano contesta a este cuestionario vía correo electrónico sin demasiadas ganas de hablar ni de cantar de política.
Necesitábamos «días de luz», como dice una de sus última canciones, después de la pandemia, pero parece que siempre ocurre una cosa u otra que nos lo impide.
Son momentos complicados, siento una distancia cada vez más grande con la realidad donde no reconozco muchos códigos actuales. La gente se deja llevar por lo que los medios de comunicación quieran resaltar en un momento dado y nada más. Y lo que más me preocupa es que lo jóvenes son los más perjudicados porque ven y escuchan lo menos recomendable para la humanidad.
En «Esperando el milagro» se pregunta si ha fallado «el paraíso que prometieron los hombres». ¿Con todo lo que está sucediendo tiene más clara la respuesta?
La historia de la humanidad es cíclica, es una sucesión de fallos y aciertos y poco ha cambiado. ¿Alguien esperaba que hoy en día existieran conflictos bélicos tan sangrientos como el que ocurre en Ucrania u otros países, o que las migraciones actuales fuesen tan injustas trágicas y arriesgadas? Creo que no, entonces pienso que la respuesta es clara.
¿Comportamientos como el de Rusia con Ucrania le hacen a uno dudar del ser humano o, por el contrario, de reafirmarse en sus convicciones?
Ni una cosa ni otra, pienso que falta mucho, pero mucho tiempo para que el planeta se comporte de una manera igualitaria y sin ningún ansia de poder.
¿Cómo ve de ánimo al pueblo un cantor del pueblo como usted?
Yo creo que los cantores desde el medioevo han esparcido noticias por donde andan y nada más que son eso, comunicadores de la realidad. Entonces creo que el pueblo, según su forma de pensar asume o no, es decir, que sale triste o alegre de ese encuentro de mutuas reflexiones.
¿Su música para la América hija de la Revolución sigue moviendo y haciendo pensar o ya solo es objeto de nostalgia?
Si usted me hubiera dejado hablar un poco más de música y menos de política, le podría decir que el lugar de la música es insustituible en el corazón de las personas, haciendo alusión a una frase de José Martí, poeta y patriota cubano, le diría que «un pueblo sin música es un pueblo sin alma».
¿Cuando canciones tan íntimas como «Yolanda» pasan a ser algo así como patrimonio de la humanidad pierden su significado?
De ninguna manera, creo que con el tiempo se va queriendo más a una canción que piensa uno que iba a ser una más y resulta ser más grande que lo que uno imaginaba y trasciende el motivo personal.
