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"Tomàs Llorens fue el primer director de museo moderno que hubo en España"

El director artístico del Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana, repasa en la Nau la trayectoria del crítico valenciano y su trabajo como «impulsor de museos»

Guillermo Solana, en La Nau. M.À.Montesinos

El Centre Cultural La Nau de la Universitat de València celebró ayer un debate en torno a la figura del historiador y crítico de arte valenciano, Tomàs Llorens, fallecido en junio de 2021. El director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana Díez, fue el encargado de repasar la trayectoria de Llorens como director e impulsor artístico de este museo, del IVAM y del Reina Sofía. Por lo calificó como «el primer director de museo moderno que ha habido en España».  

«No hay otra figura que pueda competir con él en este sentido -proclamó Solana a preguntas de Levante-EMV-. Lo fue porque tenía toda la preparación y formación necesaria para ello, en Estética, en Filosofía, en Derecho, en historia y teoría de la arquitectura moderna. También porque tenía una experiencia internacional, hablaba idiomas... Y encima cayó en el lugar donde más eficaz podía ser su trabajo gracias a sus conexiones con los políticos y su habilidad para gestionar con ellos». 

Bajo el título de «Tomàs Llorens, creador de museos», Solana repasó la trayectoria del historiador valenciano desde la fundación del IVAM hasta sus últimos trabajos como comisario de exposiciones. De hecho, el Thyssen inaugurará el próximo verano una exposición dedicada a Alex Katz en la que Solana y Llorens estuvieron trabajando hasta poco antes del fallecimiento de este último. 

Guillermo Solana, en La Nau. M.À.Montesinos

«Es curioso porque me contó que cuando se marchó del IVAM le dijo a Vicent Todolí (director artístico del museo tras la marcha de Llorens) que se podía hacer una exposición con Katz, pero Todolí no quiso -recuerda Solana-. Así que esta exposición era un deseo largamente acariciado por Tomàs que acabaremos haciendo sin él».

"Dimensión histórica"

El principal objetivo de Solana ayer en la Nau fue poner en relieve que Llorens «siempre tuvo claro que los museos que impulsó no podían ser simplemente un centro de exposiciones». Por eso, indicó el crítico, las diferencias que mantuvo con Todolí en el IVAM o con Carmen Giménez (directora del Centro Nacional de Exposiciones entre 1983 y 1989) en el Reina Sofía «fueron porque pensaba que estaban excesivamente pegados a la actualidad, a lo contemporáneo. Para él, un museo tenía que tener una colección permanente y una dimensión histórica».

Solana defiende por ejemplo que el IVAM «hubiera sido hoy otra cosa» sin el empeño de Llorens de dotarlo desde el principio de una colección propia. «Empeño que Todolí continuó. Por eso el IVAM ha tenido momentos más brillantes y otros menos pero los fundamentos están bien puestos», aseguró.

"Lo que tuvo más trascendencia para él fue su etapa en el Reina Sofía"

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Nacido en Almassora en 1936, entre 1962 y 1972 Llorens fue profesor de Estética en la Universitat Politécnica de València y después se estableció en Inglaterra, donde formó parte del laboratorio de investigación de la Portsmonth Politecnic School of Architecture y fue profesor de la Politecnic of Central London. En 1983 regresó a València para hacerse cargo de la dirección general de Patrimonio Artístico, desde donde impulsó la creación del IVAM.

«Siempre estuvo muy orgulloso de su trabajo en el IVAM, pero, aunque solo fueron dos años, lo que tuvo más trascendencia para él fue su etapa en el Reina Sofía porque es el gran museo nacional de arte moderno y hubiera sido muy distinto si él no hubiera estado allí al principio». También del Reina Sofía vino su mayor frustración en el mundo del arte. «Seguramente hubiera querido continuar más tiempo allí porque lo relevaron cuando acababa de echar a andar. Todo era muy inestable y explosivo en aquel tiempo, pero como inmediatamente le nombraron conservador del Thyssen encontró nuevos desafíos».

"El IVAM hubiera sido otra cosa sin el empeño de Llorens de que tuviese desde una colección propia"

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Solana recuerda que la relación del crítico valenciano primero con el Barón Thyssen y después con Tita Cervera «siempre fue muy excelente». «Le encantaba organizar exposiciones, era su vida. Para él las exposiciones no eran una mera exhibición de obras, las afrontaba con una idea, afrontándolas con tiempo, construyendo el discurso detenidamente. El resultado son exposiciones muy míticas, como la de «Forma» de 2002, la de «Miró: Tierra», o las de Matisse, Hopper y Beckmann.

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