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Entrevista
Leonor Watling Actriz y cantante de Marlango

“Es bonito que haya cosas que contar y curiosidad por ver cómo las contamos”

“Conozco a mucha gente que se volvió muy creativa en la pandemia y otra gente, como yo, que se quedó bloqueada y seca”

Leonor Watling y Alejandro Pelayo, juntos forman Marlango.

Cerveza, gastronomía y música. Esa es la propuesta del Museo de Estrella Galicia para el viernes 29 de abril, día que tocará en este espacio Marlango. Leonor Watling y Alejandro Pelayo, en pleno proceso de composición, disfrutan como nunca de cada recital.

Un concierto en un museo de cerveza. ¿Es algo nuevo para el grupo?

Pues sí. Hemos tocado en una bodega, que también fue muy bonito. Pero en un sitio de cerveza no. Ya me tocaba a mí, porque Alejandro es el del vino y yo la de la cerveza.

Dicen que cada recital es una alegría, un reto y una victoria. ¿Alguna vez ha dudado de ello?

Son eso y son muchas otras cosas también, pero siempre son eso.

Vienen a A Coruña con la gira Si preguntas por ahí. ¿Cómo es?

Ahora estamos en pleno proceso de composición, pero queríamos seguir tocando. Nos gusta mucho lo que pasa cuando tocamos sin un orden muy establecido, sin una premisa muy cerrada, porque lo siguiente que vendrá será muy cerrado. Entonces ahora disfrutamos mucho. Vamos con Toni Molina en el trombón, con piano y voz y tocamos las canciones nuevas y versiones.

¿Ha sido complicado llegar a ese proceso de composición del que habla?

Sí. Alejandro siempre está inspirado, ha hecho un disco precioso de piano, pero a mí me ha costado más encontrar las ganas y encontrar algo que contar. Ahora por fin estamos trabajando juntos otra vez.

¿Fue la pandemia la que la dejó sin ganas?

Sí. En mi caso fue eso. De lo que podía hablar, no quería hablar. No encontraba la manera de hablar de otra cosa. Conozco a mucha gente que se volvió muy creativa en la pandemia y otra gente, como yo, que se quedó bloqueada y seca. Como los corzos delante de un coche. También depende del tipo de música que hagas. Alejandro, con un instrumento, pudo trabajar. Él compone todos los días. Es muy curioso. En cambio yo lo hablé con otros compañeros y teníamos un silencio dentro terrible.

¿Cómo se llega al desbloqueo?

Me encantaría saberlo. Mira que me he comprado libros. Yo creo que tiene que ver con el deseo y la fe, con creer que tienes algo que contar y tener ganas de contarlo. Eso depende de muchas cosas, pero no sabría decirte cuál es el camino.

Sin embargo, de aquel encierro nació La cruda.

Sí. Alejandro estaba en Cantabria y yo en Madrid. No había conciertos ni ensayos. Creo que nuestra amistad se comunica por la música y nos echábamos de menos. Dijimos “vamos a hacer algo”. Hicimos esa canción y también Una y otra vez, con Guille Galván, y Si preguntas por ahí.

En la vuelta a la normalidad dieron un concierto en Madrid del que anunciaron un vinilo. ¿Siguen amando el formato físico?

Reconozco que tengo una parte muy retro. Necesito el objeto. Necesito discos alrededor, y libros. Para mí es importante y para Alejandro también, así que como Marlango nos parece fundamental.

Libros, discos, películas... ¿Son elementos sanadores?

Para mí, sí. Es fundamental. Los utilizo, a veces, para evadirme completamente, para entenderme, para entender cosas que nunca había pensado. Sin eso no somos nada.

¿Cómo va a ser el nuevo disco de Marlango?

No tengo ni idea todavía. Es muy bonito que, después de tantos años, haya cosas que contar y curiosidad por ver cómo las contamos.

Lleva trabajando con Alejandro desde principios del 2000. ¿Cuál es la clave para que funcionen tan bien juntos?

Creo que es mucha suerte. Funcionamos en lo creativo y nos aguantamos en lo vital. Es una convivencia cuando te vas de gira y cuando estás en el estudio. Creativamente puedes funcionar muy bien y no soportar a la otra persona, o al revés, llevarte súper bien y creativamente no tener nada que contar. Por encima de todo, es una relación musical.

Antes de la pandemia anunciaron un concierto que sonaba a despedida. ¿En algún momento vieron cerca el final del grupo?

Todo tiene que ver con la creación. Si no tienes canciones nuevas, no tiene mucho sentido seguir. Ese concierto en el teatro Español se canceló por la pandemia y hemos retomado la composición y Marlango como máquina creativa.

¿Se podría decir que ese parón dio un impulso a Marlango?

Sí. Pero han pasado cosas tan terroríficas y tan horribles que me cuesta decir que hubo partes buenas, pero las hubo. Me gusta mucho una cosa que dijo Paco León, que la gente no se para ni en las guerras ni en las pandemias. La gente no solo sobrevive, también se enamora y crea. Rodrigo Cortés tiene una película preciosa del gueto de Varsovia sobre una obra de teatro que hacían. Sobrevivir también es crear y enamorarse, no solo comer y beber. Siempre va a haber cosas que salgan de ahí.

Trabajó con Paco León en uno de sus últimos proyectos audiovisuales. ¿Notó también el golpeo de la pandemia a este sector?

Sí, pero no ha sufrido tanto como la música. El cine sufrió a nivel de producción y de inversión, pero se siguió rodando. Además, se consume ficción como nunca antes. Están sufriendo las salas de cine, pero no como las salas de conciertos. Seguro que la danza y las artes escénicas también sufrieron mucho, pero yo conozco la música. El esfuerzo ha sido titánico. Cuando hablamos de las salas de conciertos, no hay que olvidarse que encima del escenario hay dos o diez personas, pero debajo hay otras 30 sin las que las otras no funcionan. Es un sistema muy amplio.

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