Tan típico y tradicional de la Semana Santa como las torrijas, el potaje, el bacalao, la lluvia, las inconsolables lágrimas de los cofrades, los capirotes chopados y los atascos en las carreteras llega puntual a su cita el Dúo Caifás con la representación del musical de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice «Jesucristo Superstar». Un maravilloso homenaje minimalista en el que Gilberto Aubán y Antonio J. Iglesias se dejan la piel en una odisea épica de hora y media metiéndose en las sandalias de Cristo, Judas, María Magdalena, Simón Zelote, Poncio Pilatos, Herodes, Caifás, Anás, los apóstoles y algunos leprosos. Y lo hacen con la ayuda de un teclado, una batería, Salva Aubán y Chelo Pons echando una manos con la voces en la Coral de Espinas y unas pelotas más grandes que el Templo de Salomón.

El concierto, sensacional. A través de una gestualidad escueta y esencial, con movimientos de manos y giros e inflexiones vocales acertadísimas, el show cobra un impresionante carácter dramático. Todo muy sencillo, sí, pero también muy efectivo. No sólo tocan y cantan, sino que interpretan los papeles del libreto en una especie de deliciosa opereta de salón, como ellos mismos la llaman. El batería, Iglesias, va explicando la historia para que todo el mundo tenga un hilo conductor. Cuenta que hay asistentes que no han visto jamás el musical en un teatro, ni siquiera levantado por un grupo amateur. Tampoco la película de Norman Jewison. Los hay que no tienen ni unos mínimos conocimientos históricos, religiosos o bíblicos sobre los hechos acaecidos supuestamente en el año 33 de nuestra era en Judea. Así que, entre canción y canción, él va explicando el asunto con ironía y un sentido del humor rápido, fino y brillante, con debilidad por los juegos de palabras inteligentes y referentes culturales al alcance de todos.

Gilberto toca con una clase arrolladora. Usa el sintetizador y el piano con una maestría aplastante, creando climas cinematográficos y elevando las melodías hasta el infinito. Antonio le da a los parches con un color, unos matices y una intencionalidad fuera de lo normal. Y oiga, cantar, cantan muy bien, con gusto, dignidad y un entusiasmo contagioso. Recuerden que hablamos de una ópera rock que contaba con las voces de Camilo Sesto y Teddy Bautista en una partitura legendaria y monumental. Ojísimo. Pues créanme, estos pájaros provocan una desenfadada emoción que es un placer. Personalmente, el viernes me llevé una alegría tan grande como el día que descubrí el omeprazol. De lo más divertido que me ha pasado con la ropa puesta y puedo recordar y mencionar aquí.

Dicen que en Sevilla, con toda su guasa, ven a pasar a Pilatos en una procesión y alguien susurra «mira, ahí está el malaje que nos deja sin Semana Santa si no condena a Jesús». En la última canción del montaje del Dúo Caifás el coro se pregunta si el sacrificio en la cruz ha servido para algo. Aunque solamente fuera para que Gilberto y Antonio pusieran en marcha este proyecto casi dos mil años más tarde, ya les digo yo que sí. Hosanna. Benditos sean por siempre. Hoy mismo tienen la oportunidad de verlos en la sala 16 Toneladas a las 20.00 horas. Les ruego que no se los pierdan.