Las salas de cine estrenan mañana '75 días', la ficción que recrea aquellos días que transcurren desde la desaparición de las tres niñas de Alcàsser. Unos días llenos de angustia y falsas esperanzas para las familias de Toñi, Desirée y Miriam, que en el filme se llaman Tania, Daniela y Marina.

A la presentación, que ha tenido lugar hoy en los cines Kinépolis, han acudido el director del largometraje, Marc Romero, y uno de los protagonistas, Javier Albalá, que interpreta a Vicente, el padre de una de las niñas.

La idea de crear esta película, ópera prima del director, surge de su interés por el caso. "Es raro que 30 años después aún nadie hubiera hecho una película sobre el caso más importante de la criminología española", comenta.

"Comenzamos viendo qué información había que no se había contado y que, para el espectador que estuvo siguiendo el caso, era importante", asegura el director, que estuvo investigando este caso durante diez años. Una investigación que llevó a cabo a base de testimonios de personas relacionadas directamente con el caso, además del sumario, del que "faltan un montón de cosas, hay muchas lagunas y cosas que no se entiende el por qué, las investigaciones eran un poco chapuceras", afirma.

En la película se relaciona este caso con otro ocurrido en 1989 en Macastre. "El caso de Macastre tiene todos los visos de haber participado la misma gente que en el caso Alcàsser", asegura. "Al coger las dos investigaciones me di cuenta de que en ambos casos aparecen puntos en común, como que a uno de los niños le faltase un pie, y apareciese en la calle Alcàsser de València un año después. Es como si alguien quisiera decir que el próximo sitio iba a ser Alcàsser". También relaciona ambos casos por su cercanía al pantano de Tous y porque, en ambos, eran tres personas. "En pueblos tan pequeños, tantas casualidades son imposibles".

Para Albalá, ponerse en la piel de uno de los padres fue algo "no demasiado complicado", porque conocía muchos datos sobre el personaje. Su trabajo fue el de "habitar el dolor, ese dolor que pasa del límite y acaba siendo sufrimiento, y en este caso se notaba la densidad de lo que estábamos contando", cuenta.

Es sabido que existen muchas teorías de la conspiración alrededor del Caso Alcàsser. Sobre esto, el director afirma: "Soy cineasta, no periodista. He venido a retratar una época y siento decirles que un viaje a Irlanda vale 30 euros, si quieren investigar, pueden ir a la policía de Dublín y verán que los objetos que se vinculaban con Antonio Anglès no existen".

El circo mediático que se formó en aquel momento, tan importante en el desarrollo del caso, es otro de los temas que la película pasa por alto. "Hay una crítica a todo lo que pasó, pero muy velada. Quería comentar cosas nuevas, las lagunas de la investigación. Ya hemos juzgado todos a aquellos periodistas que se metían en las casas de las familias micrófono en mano".

Marc Romero afirma que con la película buscaba remover al público, que se haga preguntas sobre lo que pasó. "Es una peli de denuncia social y jugamos con esa baza, el público tiene que reaccionar. Las fuerzas de seguridad están para protegernos y en este caso no se veló por los padres". "La responsable de que hablemos hoy de este tema es la justicia, que tenía que haber puesto solución a este caso y lleva 30 años con el sumario abierto".

Con un final abierto, el filme cierra de manera sorprendente. "He jugado mis cartas con este final, pero es tarea de otros llegar ahí".

La película se rodó en 2018, pero se estrena mañana por diversos retrasos que provocó la pandemia.