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Vicente Vallés

"Las verdaderas víctimas de Putin son los rusos"

«Hace tiempo que Europa occidental debería haber marcado distancias con Putin»

Vicente Vallés, en las instalaciones de Levante-EMV. | FERNANDO BUSTAMANTE

Horas antes de «colarse» en casa de millones de telespectadores desde el informativo de Antena 3, el periodista y escritor Vicente Vallés visita Levante-EMV para hablar de su último libro y primera novela, Operación Kazán (Espasa), que publica tras los ensayos Trump y la caída del imperio Clinton y El rastro de los rusos muertos. Una especie de «trilogía imperfecta», como él la califica, y cuya incursión en la ficción le ha valido el último Premio Primavera de Novela.

¿Cómo surge esta historia?

La idea empieza a darme vueltas con el libro anterior, el ensayo El rastro de los rusos muertos, que, a su vez, surgió del anterior, Trump y la caída del imperio Clinton. Luego se desarrolló a un nivel más completo para hablar de Putin y Rusia. La historia de la injerencia rusa en las elecciones de EE UU de 2016 ya podría ser una historia de ficción, pero elevamos el listón y a partir de ahí ideé una injerencia más profunda con una trama que abarca un siglo de acontecimientos.

¿Qué le atrae tanto de Rusia?

Mi interés por Rusia y la URSS comenzó a raíz de mi interés por EE UU. Empecé a interesarme más por Rusia por esa injerencia en las elecciones norteamericanas. En Operación Kazán hay mucho de Historia universal, pero sobre todo de la URSS y la Rusia posterior. Para el lector puede resultar interesante para entender mejor lo que está ocurriendo estas semanas [por el conflicto de Rusia y Ucrania] porque muchas de las cosas que aparecen en el libro -más allá de la ficción- son hechos reales.

¿Es un disparate pensar que una potencia como Rusia pusiera en marcha un plan como la de «Operación Kazán»?

Las injerencias rusas en procesos electorales de occidente no son ninguna novedad. En lo que se refiere a este grado de injerencia, la historia de Operación Kazán es un paso más de lo que fue 2016. De espías durmientes, no detectados por los servicios de contraespionaje occidentales, hay muchas historias reales.

Parece que los espías solo estén en las novelas y películas de la Segunda Guerra Mundial y nada más lejos de la realidad.

Esas novelas reflejan una realidad. Aunque sus tramas sean ficticias, lo que trasciende es la existencia de servicios de inteligencia de todos los países que compiten entre sí: unos por conseguir información y otros por evitar eso. Mucha de la información que consiguen los servicios de inteligencia sirven de base a los gobiernos para tomar decisiones. Hablamos de ellos cuando han cometido un error, pero nunca cuando evitan cosas de las que nunca sabremos, precisamente porque ese es su trabajo.

¿Puede este libro ayudarnos a entender la situación actual?

Sí, he querido que no fuera solo novela negra, de espías, porque quería que fuera del gusto de los aficionados a la novela histórica. Hay un personaje espejo de Putin al que le pasa lo mismo que al presidente ruso porque está basado en él.

¿Cómo cree que acabará esta guerra?

Esto puede cambiar en cualquier momento pero Putin no está ganando la guerra, aunque tampoco la está perdiendo. Su objetivo era hacerse con el control Ucrania en pocos días y han pasado tres meses desde que comenzó la invasión y está retrocediendo en lugar de avanzar. Es difícil imaginar que Ucrania recupere Crimea y todo el territorio del este que ha perdido desde 2014, pero no es descabellado que la situación vuelva a como era antes del 24 de febrero, y que esto se quede en una guerra latente, con episodios de vez en cuando. Una guerra es un infierno y pueden pasar cosas que cambien las circunstancias de un día para otro. Nos podemos llevar sorpresas.

Con sus dos ensayos previos y ahora esta novela, no parece tenerle miedo a Putin.

El rastro de los rusos muertos es la demostración de que las víctimas de Putin son los rusos y ahora también los ucranianos, pero porque él considera que son rusos también.

¿Cómo es posible que la comunidad internacional no haga nada por acabar con Putin?

Es muy difícil. ¿Qué hace más allá de protestar un país como Reino Unido cuando en su país ha intentado matar a un antiguo espía ruso y a su hija? Pues abre una investigación y llega a la conclusión de que habían sido dos espías rusos. ¿Qué haces? ¿Romper relaciones? Lo que Europa occidental debería haber hecho antes es marcar mucha distancia con Putin. Rusia no es un país tan poderoso, ni su ejército tan imparable. Tiene petróleo y gas y para de contar. ¿Bombas nucleares? Eso es lo que genera un temor.

En la novela dice que el amor y el odio son los que condicionan la vida. ¿Qué mueve a Putin?

El nacionalismo llevado al extremo es un modo de odiar a los demás. Una cosa es que tu ames a tu país, pero eso no tiene que provocar odio a los demás. Y en ese escenario estamos. Putin es extremadamente nacionalista y fue criado en los tiempos del KGB de la URSS, así que la mezcla de autoritarismo e hipernacionalismo extremo provoca algo como esto, una guerra en el centro de Europa. Vemos imágenes que parecen de la Segunda Guerra Mundial que no caben en la cabeza de nadie, solo en la de él.

¿Es Putin un psicópata?

No es un loco, pero tiene los elementos básicos de una psicopatía. El sentimiento normal de que hacer daño está mal él no lo tiene.

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