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Enrique Varela

"Hay mucha obra de Sorolla en colecciones privadas, algunas de ellas muy inéditas"

El Museo de Bellas Artes de València expondrá «Sorolla. Orígenes», una muestra coproducida con la casa museo «No podemos hablar de subsedes del Museo Sorolla. Eso es irrealizable», sostiene el director Enrique Varela

Enrique Varela, en el Museo Sorolla de Madrid. | LEVANTE-EMV

¿Por qué fascina tanto la obra de Sorolla?

Porque es uno de los grandes, no se puede decir más. Pertenece a la estirpe de los grandes maestros españoles de la pintura universal. Bien lo expresó Vicente Blasco Ibáñez: «nieto de Velázquez, hijo de Goya». A partir de ahí, cada uno con sus gustos y preferencias, pero Sorolla ocupa el lugar que ocupa por méritos propios, no por juicios ajenos. La siesta, La bata rosa, La vuelta de la pesca, Triste herencia, Trata de blancas, El baño del caballo, Sol de la tarde, Paseo a la orilla del mar, Pescadoras valencianas, Cosiendo la vela, El bote blanco, Verano, Chicos en la playa, Nadadores, Mis hijos, Madre…

Cada día hay subastas con obras de Sorolla, ¿quedan aún cuadros por descubrir?

No se agota. Los sorollas de colecciones públicas son conocidos por todos, pero hay mucha obra en colecciones privadas, algunas de ellas muy inéditas. En este sentido, es muy importante el trabajo de toda una vida que está finalizando Blanca Pons-Sorolla, el Catálogo razonado de pintura de Joaquín Sorolla, una obra hercúlea y muy necesaria. Desde la Fundación Museo Sorolla hemos impulsado la publicación del primer volumen perteneciente a toda la colección del Museo Sorolla y apoyaremos la publicación del resto de volúmenes. Es muy importante sacar a la luz toda la enorme producción pictórica de Sorolla, ello contribuirá a su mejor conocimiento.

¿Cómo van los preparativos del Año Sorolla? ¿En qué se está trabajando?

Llevamos tiempo trabajando intensamente desde el Ministerio de Cultura y Deporte, el Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla. Asimismo, estamos hablando con otras administraciones e instituciones, especialmente valencianas (Generalitat, Ayuntamiento, Diputación) pero también nacionales e internacionales, como la Hispanic Society of America. Conseguimos que se declarara Acontecimiento de Excepcional Interés Público el centenario del fallecimiento de Joaquín Sorolla, esto supone un gran impulso para la conmemoración. A partir de aquí, por un lado, se está montando todo el entramado jurídico-administrativo e institucional, y por otro, se está diseñando toda una programación cultural rigurosa, ambiciosa y atractiva. Esperamos que en los próximos meses se conforme la Comisión Nacional para la celebración del Centenario en 2023 y se apruebe la programación del acontecimiento.

¿Qué papel está teniendo la administración, entidades y particulares valencianos en la organización del Año Sorolla?

Un papel primordial y necesario. Estamos manteniendo reuniones con las administraciones, las instituciones, las entidades o las personas que, por tradición, trayectoria, preponderancia o peso específico necesariamente deben jugar un papel protagonista en el impulso de la celebración del centenario. Tenemos una comunicación directa y constante. Estamos trabajando para colaborar en proyectos comunes de mucho interés. Todos trabajamos con el mismo objetivo desde cada uno de los ámbitos de nuestra responsabilidad. El objetivo final no es otro que celebrar a Sorolla de la mejor manera posible. Lógicamente, cuando se conforme la Comisión Nacional de conmemoración del centenario, las administraciones valencianas serán parte importante de ella.

¿Cómo es su relación con el Museo de Bellas Artes de València?

La relación con el Museo de Bellas Artes es muy buena. Siempre lo ha sido, tanto en época de Carlos Reyero como ahora con Pablo González Tornel, tanto en la época de Consuelo Luca de Tena, como en la mía. Tenemos una colaboración muy estrecha por razones obvias. El Museo de Bellas Artes es muy generoso con los préstamos que les solicitamos de obras de Sorolla para nuestras exposiciones y nosotros también procuramos serlo con sus solicitudes. Además, somos dos museos de titularidad estatal que necesariamente deben compartir propósitos.

¿Echa en falta más colaboración con ellos?

Vamos a colaborar próximamente coproduciendo juntos la exposición temporal «Sorolla. Orígenes», que se exhibirá en el Museo Sorolla y después en el Museo de Bellas Artes de València con motivo del centenario del fallecimiento de Sorolla. Se trata de una exposición que explora los primeros años de formación del joven Sorolla, antes de su marcha a Roma como pensionado. Es un Sorolla muy inédito, el de la escuela de artesanos, la escuela de Bellas Artes, el de las visitas al Museo del Prado. El Sorolla de Caballero con banda, El 2 de mayo o El grito del Palleter. Si la exposición de 2009 del Museo del Prado comenzaba con Sorolla pensionado en Roma, Sorolla. Orígenes precisamente aborda justo la etapa anterior. Es una exposición necesaria, pone el foco en esos orígenes. Así lo hemos creído ambos museos y las propias entidades valencianas con las que hemos hablado.

¿Qué le parecería una subsede del Museo Sorolla en València? Al fin y al cabo es la tierra natal del pintor y que tantas obras le inspiró, quizás las más reconocidas.

Creo que en este sentido hay que ser muy claro para no levantar falsas expectativas. No podemos hablar de subsedes de la Casa Museo Sorolla. Eso es irrealizable. El legado de Clotilde García del Castillo es claro y lo impide. Clotilde -a lo que se añadiría después la generosidad de los tres hijos- legó al Estado la casa familiar, los cuadros, dibujos y apuntes que eran obra de su marido, y todos los objetos artísticos y bienes que componían la casa familiar para que se creara el Museo Sorolla en esa casa familiar. Y, además, dicho legado quedó sometido a la condición de que se respetara el deseo de la testadora y, si en algún momento no se cumplía con lo estipulado por ella, el legado revertiría a sus descendientes. Eso figura en su testamento y fue publicado en la Gaceta de Madrid en 1931, está al alcance y conocimiento público. Otra cuestión muy distinta es la vinculación de Sorolla con su tierra natal, algo que es igualmente indiscutible. Entendemos y compartimos el cariño, orgullo, admiración y sentimiento de pertenencia que los valencianos sienten por Joaquín Sorolla. Y entendemos, compartimos y fomentamos el disfrute y conocimiento de Sorolla en su tierra natal. Somos unos firmes convencidos de ello. Es con esa clara intención que, desde el Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla, llevamos años colaborando con las instituciones culturales valencianas -de València, Alicante y Castelló- para programar exposiciones donde los valencianos puedan disfrutar, reencontrarse y descubrir nuevamente el inmenso talento creativo de Sorolla y su enorme y rica producción artística. Muestra inmediata de ello es que, en pocas semanas, inauguraremos en colaboración con la Fundación Bancaja una nueva exposición: La edad dichosa. La infancia en la pintura de Sorolla; exposición que, tras exhibirse en el Museo Sorolla, viaja ahora a València a la sede de la Fundación Bancaja. Insisto, somos unos firmes convencidos de que relación de Sorolla con su tierra natal sea lo más fructífera, fluida y enriquecedora posible. Estamos seguros que así lo querría el propio pintor.

Se pasa el día entre obras de Sorolla, ¿le sigue sorprendiendo algo del pintor?

Siempre. Todos los días, todas las veces que estoy en las salas del museo o por los almacenes de pintura y contemplo su obra. Cuando busco en la colección de fotografía alguna imagen de él, cuando consulto la correspondencia, cuando contemplo los jardines de su casa… Es la gran suerte que tenemos en el museo, que los puntos de aproximación a Sorolla son múltiples. No solo desde su enorme talento creador, sino también desde su lado más personal, más íntimo.

¿Cuál es su obra favorita?

Imposible responder a esa pregunta. Depende del día, del estado de ánimo, de las sensaciones del momento. Siempre hay un Sorolla que te atrapa en el momento más inesperado. Un cuadro al que tenías muy visto o al que no prestabas atención, de repente, te dice algo, te llama la atención por algo, te cautiva. Ahora mismo, en este momento, por ejemplo, mencionaría a Clotilde con traje gris, esa mirada, esa leve sonrisa… Miras a Clotilde y te rindes a Sorolla.

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