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Contracorriente

Veronika Sliuzalek: "En España puedo recuperar mi sueño y volver al programa"

«Quiero enseñarle a la gente de este país cómo es la música en el mío y además hacerlo en su idioma»

«En España puedo recuperar mi sueño y volver al programa»

En el día más importante de la vida de Veronika Sliuzalek (Kiev, 1995), su voz inundó millones de hogares en toda Ucrania. Esa noche, los cuatro coaches de ‘La Voz’, el programa de televisión en el que participaba, giraron sobre sus asientos para confirmarle que, en efecto, tenía talento para la música. Nada parecía poder empañar su momento, pero, tan solo tres días más tarde, los mensajes que inundaban su teléfono móvil ya no eran para felicitarla por haber cumplido su sueño. «Rusia había invadido Ucrania. La guerra había empezado», recuerda Nikka tres meses después en una entrevista en Madrid, adonde ha llegado como refugiada para intentar recuperar su vida.

«No hizo falta que me dijeran que el programa se cancelaba. Fue obvio. ¿A quién le iba a importar un concurso con lo que estaba pasando?». En apenas 72 horas, Veronika cambió las explosiones de júbilo por la tensión de tener que sacar a su abuela casi a la fuerza para abandonar Kiev. Todavía aturdida por el largo viaje, la familia llegó a la frontera con Polonia.

«Eran las siete u ocho de la mañana. Si hubiésemos estado allí un poco antes, la pareja de mi madre podría haberse ido, pero llegamos tarde por unas horas. Los hombres ya no podían salir, y ella no iba a marcharse sin él», explica.

Desde aquel 24 de febrero en que empezó la invasión, más de cinco millones de ucranianos se han visto obligados a abandonar el país y al menos otros 7,5 millones han tenido que desplazarse dentro de sus fronteras para intentar evitar los puntos más calientes del conflicto. Entre ellos, estaban Veronika, su abuela, su madre y la pareja de esta.

«Entré en depresión»

Confinados en el perímetro de un país invadido, buscaron refugio contactando por internet con una familia de Úzhgorod, una ciudad que hace frontera con Eslovaquia. Allí, en una casa por la que no paraba de pasar gente distinta y donde los días eran demasiado iguales, la tensión de las primeras semanas dio paso al desánimo. «Entré en depresión. Estaba totalmente hundida, de verdad, pero entonces vi el casting de ‘La Voz España y se encendió una luz de esperanza’. Encontré un objetivo y entendí que era mi momento de marcharme para seguir adelante con mi vida».

En autobús hasta Hungría y luego en avión rumbo a España, Veronika llegó a Madrid para intentar volver a ser Nikka.

«Mi familia se quedó en aquella casa dos meses más y luego volvió a Kiev. Estamos en contacto permanente, saben que estoy intentando cumplir el sueño que tengo desde pequeñita, y, si consigo entrar en ‘La Voz’ aquí, puedo tener la gran oportunidad que he esperado toda mi vida. En España puedo recuperar mi sueño, no estoy aquí para irme cuanto antes. Mi intención es quedarme a vivir», apunta la cantante ucraniana.

Desde que Nikka llegó a España, sus amigos la han acogido ya en dos casas, y, a las pocas semanas de aterrizar en Madrid, encontró su primer trabajo en el restaurante Inclan Brutal Bar, donde canta cinco noches a la semana.

Su voz también se ha escuchado en lugares como las embajadas de Polonia y Ucrania, en el museo Reina Sofía y en la manifestación contra la invasión que se celebró en la plaza de España a finales de mayo. Pero donde más quiere que resuene es en la próxima edición de ‘La Voz’.

A pesar de que de la música en nuestro país solo conoce a Rosalía, Veronika, que dice odiar el reggaeton, ha compuesto más de 40 canciones en ruso y ucraniano y ya ha escrito dos en español.

«Quiero darle mi propio estilo. Enseñarle a la gente de este país cómo es la música en el mío y además hacerlo en su idioma». Uno de los temas que más ha tocado desde que llegó a España, sin embargo, no ha sido uno de los suyos, sino uno del grupo Odyn V Kanoe llamado «No tengo casa».

«Es un grito para demostrarle a quienes lo han perdido todo que no están solos. Me gusta mucho una parte al principio de la canción en la que el autor dice que quiere escribir un discurso, pero que no puede hacerlo en su casa porque ya no tiene. Por suerte yo la tengo, por el momento no la han bombardeado, pero siempre tienes ese miedo. Allí es donde vive mi familia», explica Veronika.

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