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Carmen Calvo desnuda su taller en el IVAM

La artista recibe mañana el Premio Julio González

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El universo de Carmen Calvo, al desnudo en el IVAM F. Calabuig

La artista Carmen Calvo (València, 1950) recibe este jueves el Premio Julio González, que entrega el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM). Para conocer su obra y sus «obsesiones» el centro de la calle Guillem de Castro le dedica una restrospectiva poco usual -más bien una «retroperspectiva», según la directora, Nuria Enguita, en referencia a mirar al futuro sin olvidar el pasado. La también Premio Nacional de Artes Plásticas desvela su universo en la Galería 1 del museo a donde, junto con algunas de sus piezas más representativas, ha trasladado parte de su taller.

Calvo, Enguita y el comisario de la muestra, Joan Ramon Escrivà, presentaron este miércoles la exhibición que reúne 70 piezas que revisan las principales líneas de investigación de la artista desde finales de los años 60 hasta la actualidad. Grandes instalaciones, muñecos, cabello o maniquíes son algunos de los elementos que el visitante encontrará en sala que recae a la calle y que se pueden apreciar a través de las grandes cristaleras del museo. Y, por primera vez, la artista ha trasladado al exterior parte de su taller: estanterías con moldes, cómodas que albergan objetos personales en los cajones, espejos o recortes que una vez estuvieron en el baño de la artista se exhiben fuera de su hábitat natural. «El taller de un artista es importante como mundo poético y de sus reflexiones. Traer el estudio suponía apreciar la materia prima del trabajo de Carmen Calvo. La carga simbólica de su obra se entiende mejor si se ve su estudio», dijo Enguita.

La exposición -concebida como un collage, según comentó Escrivà, una técnica muy habitual en Calvo- «es una manera de ver el mundo. Las piezas tienen su choque de significados, demuestran las claves de la obra de Carmen Calvo», añadió. Escrivà destacó la obra que recibe al visitante, una gran instalación procedente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía que representa cientos de lápidas y puñales y que supuso una de las primeras incursiones de Calvo en el mundo esta disciplina. El comisario señaló también la importancia de los maniquíes en la obra de la artista, que la vinculan con la fascinación de los surrealistas; la presencia de los muñecos, que le viene de su infancia, o la proliferación del cabello en sus obras, elemento que representa a la mujer. Una impresionante bola del mundo de la que pende una larga cabellera articula la idea de Calvo sobre la identidad de la mujer, su sexualidad y de los castigos a los que ha sido sometida a lo largo de la Historia.

Calvo, que se mostró «contenta» con el premio, aseguró que la exposición «ha sacado el alma de mi taller». Sin embargo, fue más reticente, entre risas, a especificar cuáles son esas «obsesiones» que han marcado su trayectoria: «Eso no lo puedo decir, yo sé cuáles son y por eso me encierro en mi taller», explicó. Aunque sí se mostró partidaria a compartir su obra: «Me encantaría hacer una exposición con gente interviniendo mi obra», propuso.

La exposición, que cuenta con obra de instituciones públicas, privadas, coleccionistas particulares y de la propia artista, se podrá visitar hasta el próximo 6 de noviembre.

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