El próximo 19 de agosto aterriza en Netflix Alma, un thriller adolescente acerca de la búsqueda de la identidad que, según aseguran sus responsables, «usa lo fantástico para hablar de temas emocionales». Creada por Sergio G. Sánchez, esta ficción se desliga de otras producciones de la plataforma con un reparto también juvenil como Élite o la sobrenatural Stranger Things, con la esperanza de poder servir de «catarsis para algunas personas» y añadiendo grandes dosis de terror psicológico a la mezcla.

«La profundidad y el viaje emocional que hacen los personajes la hace diferente», defiende Mireia Oriol, que encarna a la protagonista que da nombre a una serie que vuelve a poner en valor el nivel de la producción española. «Antes España buscaba referentes y ahora somos nosotros los que los creamos», reflexiona.

En nueve episodios de 50 minutos cada uno, el nuevo thriller de Netflix sigue la historia de Alma, una adolescente sin recuerdos después de haber sobrevivido a un brutal accidente de autobús en el que mueren casi todos sus compañeros. De regreso a su hogar tras una tormentosa recuperación, la joven amnésica tendrá que recomponer las piezas del puzle de su pasado para redescubrir quién es y dar una explicación al incidente que cambió su vida mientras es víctima de un severo trauma que le provoca terrores nocturnos y visiones indescifrables.

«A la sociedad le gusta emocionarse con lo que ve, que te provoque cosas. Todos tenemos algo que ponemos en la televisión de fondo para evadirnos, pero esta serie no te deja hacer eso», sostiene Javier Morgade, que además añade que el terror y las emociones fuertes de Alma la hacen diferente de otros productos audiovisuales: «Todo lo que parece que va a dar miedo se convierte en algo que reconforta».

En esta línea, Sánchez, que también dirige la ficción junto con Kike Maíllo, director del primer largometraje de Filmin Oswald. El falsificador, apunta que Alma no tiene nada que ver con Élite o Stranger Things. «Siendo una serie con muchos elementos fantásticos, tiene un profundo anclaje emocional en lo real. No hay muchas series que rasquen debajo de la piel de los personajes al nivel que lo hacemos nosotros», señala.

Pese al contenido sobrenatural, Alma parte de una experiencia personal de Sánchez, que hace 16 años sufrió un accidente «del que salió vivo de milagro». El ganador del Goya en 2008 a mejor guion original por El orfanato se enfrentó a una dura rehabilitación tras toparse con una placa de hielo en la carretera y caer a la vía de un tren a 12 metros de altura. Ahora, esta tragedia personal es la semilla del proyecto «en el que más cosas suyas ha dejado nunca». «El terror nos ayuda a conocernos. El que a mí me interesa es el que habla de cosas más profundas y no se queda en la superficie. Fuera, el terror español está muy bien valorado y puede que sea precisamente por ese componente emocional”.