Luján Argüelles (Salas; Asturias; 1977) habla a mil por hora. Pero como buena locutora maneja las pausas y ríe cuando toca. Diez años con Luis del Olmo, Juan Antonio Cebrián, Carlos Herrera y llevando su propio espacio, fueron su escuela. Quizá pocos la recuerden por retransmitir durante seis horas el incendio del castillo Windsor o la muerte de Juan Pablo II, pero seguro que sí por ser la «celestina de la televisión»: con los «tróspidos» de «Quién quiere casarse con mi hijo», «Granjero busca esposa» o «Un príncipe para Corina».

Está de vuelta por partida doble, un programa propio en Netflix («¿A quién le gusta mi follower?») y un libro («Aprendiendo de nuevo a vivir»), en el que se desnuda emocionalmente.

No he parado de hacer cosas incluso en pandemia. El hecho de que no estés en prime time no significa que no hagas cosas.

¿Cómo se le ocurrió la idea del ‘dating’?

En televisión decidieron que los programas que yo presentaba ya no tenían cabida. Pero no estaba nada de acuerdo. La idea me surgió en 2018, y después la he podido llevar a cabo en Netflix. El programa se ve en los 192 países donde opera la plataforma. ¡Un subidón!

¿Ha firmado por más temporadas?

Para mí es proyecto concluido. He disfrutado muchísimo con él, pero ahora Dios proveerá. Ya estoy con otra historia, que hemos firmado, pero de la que aún no puedo adelantar más, y prefiero que Dios no provea mucho aún [risas]. Es un proyecto en televisión que exige una dedicación extrema. «¿A quién le gusta mi follower?» es una realidad, ahí está. Es la magia de Netflix, que allí hará su recorrido y llegará a públicos diversos. Podremos analizarlo con serenidad.

Y, de nuevo, vuelve a hacer de presentadora-casamentera...

Sí. Me parece muy divertido, me lo paso muy bien. Creo que el ser humano, cuando se está enamorando, vibra con una energía muy alta, que es la del amor, la más alta de todas.

¿Ha recurrido alguna vez a las redes para tener citas, como los participantes del programa?

La verdad es que no. Pero he descubierto que a través de las redes hay mucha gente enviando «fueguitos».

Y además de propiciar «matches» en un nuevo «reality» se atreve con un manual de crecimiento personal.

Surgió durante una reunión con la editorial, La Esfera de los Libros. Me propusieron que escribiera algo. Les dije que tenía muchas cosas en la cabeza que quería llevar a la práctica, y que un libro requería mucha concentración, y, además, no es mi zona de confort. Pero si de algo podía escribir era del proceso que he vivido tras la pandemia, de cómo ha cambiado mi manera de entender la vida.

Relata el momento en que sintió el «clic», cuando su hija Miranda, de 7 años, le hizo «la pregunta más estremecedora y más atinada» que le han hecho en la vida: «Mamá ¿estás feliz?»

En el verano de 2020 me separo, es mi primer verano sin mi hija, ella se va de vacaciones con su padre, yo me quedo sola. Eso, sumado a que profesionalmente no estaba en el lugar en el que yo quería estar, hizo que me sintiera en una cloaca emocional de dimensiones estratosféricas. Pensé «¡hasta aquí!». Ahora sé que la vida te habla. Si venía de boca de mi hija, tenía que reaccionar, ella es mi gran maestra.