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Música

Depedro: "No soy de esgrimir banderas, el público es muy inteligente"

Desde su primer disco, grabado con Calexico en Arizona, no ha dejado de girar por el mundo - Sus discos se han publicado en más de 30 países - El último, ‘Máquina de piedad’, le trae a Es Gremi el día 22 de octubre

Depedro.

Jairo Zavala (Madrid, 1973), Depedro en el mundo de la música desde que aparcara su proyecto de La Vacazul, tiene "el privilegio de poder viajar por todo el mundo", lo que le permite descubrir nuevas sonoridades que incorpora a su cancionero, rodearse de artistas de diferentes lenguas y estilos, y tomarle el pulso a cada escena, ya sea la del Mediterráneo, Estados Unidos o África. El próximo día 22 hace escala en Palma, en Es Gremi, procedente de Suiza y Austria, para luego, ya en diciembre, poner rumbo a Israel y Latinoamérica.

"Mallorca es un sitio muy privilegiado, te lo dice alguien que no para de viajar. Tenéis una gente que me acoge y me hace sentir como si estuviera en mi casa, y además disfrutáis de un clima, un paisaje y una comida maravillosas. Y no solo eso, de Mallorca son algunos de mis referentes musicales, quizá por el carácter cosmopolita que tiene la isla", confiesa el músico madrileño, quien no duda a la hora de dar nombres que en algún momento de su carrera le señalaron un camino, una idea, una emoción: "¡De dónde ha salido esta!", exclamó la primera vez que escuchó, hace ya dos décadas en el desaparecido local Barcelona, a Concha Buika. También fue público entregado en otro "lugar imprescindible"Q que echaría el cierre, el Bluesville. "Ahí vi conciertos enormes, de blues y de jazz, como los de Balta Bordoy", subraya. "Sexy Sadie, Antònia Font… hay tantos, a ver cuál es el próximo que descubro".

Depedro tendrá poco tiempo en esta ocasión para ejercer de espectador. Viene a Es Gremi con Máquina de piedadsu último disco de estudio, publicado a finales del año pasado. A partir de una frase del libro La batalla de Occidente de Éric Vuillard, obra ambientada en la Primera Guerra Mundial, el compositor levantó una colección de canciones optimistas con el objetivo de proporcionar una necesaria dosis de esperanza en tiempos complejos.

"No soy de esgrimir banderas, el público es muy inteligente. Me conformo con que el espectador tenga una experiencia emocional", afirma.

Cada canción de Máquina de piedad "tiene un latido", y responde a la idea de que cada aprendizaje conlleva una emoción. "Quise plasmar experiencias conscientes, meter en las canciones lo vivido, aunque a veces use vidas ajenas", explica.

En Palma no solo interpretará canciones como Noche oscura, Entre el cielo y el barro, Plegaria de los sufridos Promesas, también otras que ni él mismo sabe. "Sé que hay temas de los que no me puedo olvidar pero decidiré cuáles son 20 minutos antes de salir a tocar. Me gusta la variación, también el vértigo y la incertidumbre", comenta Depedro, quien promete un concierto marcado por la "energía y emoción».

"En los ojos de mi público siempre veo cariño y agradecimiento", añade. 

Constante viajero, la pandemia y la crisis global le han limitado sus movimientos pero no su creatividad. "La maleta ha dejado de llenarse de tantos impulsos externos", reconoce. Y entre tanto caos, una conclusión, positiva: "La pandemia nos ha puesto un espejo. Los cambios personales son los más importantes", subraya.

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