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Raimon revive su gran amistad con Fuster: "Fue un cerebro poco frecuente"

El primer acto de la Fundació Raimon i Annalisa deja sin asientos la Casa de la Cultura de Xàtiva al reunir a más de 200 personas - El cantante ahonda en la figura del escritor de Sueca junto a Antoni Furió y Josep Palomero

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Raimon y Annalisa llenan la Casa de la Cultura de Xàtiva con el ciclo "Converses sobre Joan Fuster" Fotos: Perales Iborra

El 600 aniversario de la muerte de Ausiàs March unió para siempre los caminos de Raimon y Joan Fuster. Fue en un acto en el Paraninfo de la Universitat de València, cuando el intelectual de Sueca se sintió atraído por la fonética de los versos recitados por el cantante de Xàtiva. «Nos hicimos muy amigos desde el primer momento», rememora 67 años más tarde el artista, ahora que es el centenario del nacimiento de Fuster el que ha propiciado el reencuentro de estos dos tótems de las letras, que siguen dialogando a través del tiempo y la memoria.

La primera actividad organizada por la Fundació Raimon i Annalisa dejó ayer pequeña la Casa de la Cultura de Xàtiva, con todos los asientos de la sala noble ocupados -unos 200- y gente de pie para ver como Raimon Pelegero invocaba en su ciudad natal a su antiguo amigo: el que apostó por su carrera de cantante desde el principio, el que le introdujo en Barcelona y el que le sacó de la cabeza las dudas que le asaltaban en los momentos de bajón al comienzo de su trayectoria musical, cuando decía sentirse «el hombre más desgraciado de Xàtiva».

Precedido por las intervenciones de otros dos grandes conocedores de la obra de Fuster como son el catedrático Antoni Furió y el escritor y académico Josep Palomero, Raimon fue breve y conciso con su parlamento, que comenzó evocando una de tantas anécdotas compartidas en la casa de aquel al que definió como un «escritor todoterreno». «Fuster solía decir que Josep Pla era un grafómano, pero él también lo fue, por la gran cantidad de libros que escribió», observó, incidiendo en su polifacética obra.

"No era de nadie"

El cantante, de 82 años, echó la mirada atrás para leer una anotación que escribió en su diario allá por 1992. En una Barcelona dominada por el sueño olímpico, Raimon ponía el foco en el aniversario de «Nosaltres, els valencians», el libro del siglo XX que a su juicio ha tenido una repercusión más grande en sus paisanos. El cantante subrayó que Fuster «no era de nadie» y puso el foco en el esfuerzo intelectual que este desplegó para «hacer salir a la gente de la indigencia secular» gracias a un «cerebro poco frecuente» que brindó «grandes lecciones de libertad».

Antonio Furió se dedicó a deconstruir la figura de Fuster desde sus orígenes, mientras que Josep Palomero profundizó en los lazos y la correspondencia entre el escritor y su amigo de Xàtiva, al que en algún escrito llamaba cariñosamente «el Pele». «A Raimon no lo creó Fuster, pero con su sagacidad intuyó sus capacidades a pesar de las dudas iniciales del cantante. Se propuso ser su plataforma de lanzamiento y vio en él un vínculo con la poesía de Espriu, más allá de su efusión contestataria», resumió Palomero.

Con el acto de ayer, la Fundación Raimon i Annalisa demuestra que está en marcha y sigue poniendo piedras para levantar un proyecto que el propio Pelegero reconoce que puede que ya no vea con vida, porque «va para largo»: el Centre Raimon d’Activitats Culturals, que acogerá el legado del artista en el antiguo convento de Santa Clara. La semana pasada, la Diputación de Valencia despejó una gran incógnita decisiva para el avance de los trabajos del complejo en 2023, al confirmar una aportación de 500.000 euros a la Fundación, que se suman a los 1,4 millones de la Generalitat y el Ayuntamiento de Xàtiva.

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