El arte quiere poner fin al plagio de la Inteligencia Artificial

"Los sistemas de IA han llegado para quedarse y cambiarán la forma en la que entendemos la cadena de producción de obras plásticas", asegura el asesor jurídico Miquel Hernández

La obra ‘Everydays: The first 5000 days’, de Beeple, vendida por 58,5 millones de euros en una subasta.  | CHRISTIE’S

La obra ‘Everydays: The first 5000 days’, de Beeple, vendida por 58,5 millones de euros en una subasta. | CHRISTIE’S / c.melchor/a.muñoz. valència

C. Melchor/A. Muñoz

El uso de la Inteligencia Artificial está removiendo los cimientos del mundo del arte, concretamente, los del arte digital. Algunos artistas ya se han plantado ante el uso que está haciendo de su trabajo esta herramienta en internet. En Estados Unidos, tres ilustradoras —entre ellas la creadora del cómic digital Sarah’s Scribbles— han presentado una demanda colectiva contra tres grandes ‘generadoras’ de contenido visual por inteligencia artificial con la que sus abogados creen que pueden llegar a ganar hasta 4.600 millones de euros. Getty Images, por su parte, una de las agencias de fotografía más importantes del mundo, también ha decidido llevar el tema a los tribunales del Reino Unido por «infringir», supuestamente, el copyright que protege su contenido.

Para que las empresas Stability AI, DeviantArt y Midjourney puedan alimentar sus herramientas de inteligencia artificial necesitan de una ingente cantidad de datos que sirvan como referencia. Y, si se permite que estas empresas sigan desarrollando su modelo de negocio como hasta ahora, dicen los abogados de la demanda presentada en Estados Unidos, el sector se encontrará «con un parásito que, si se permite que crezca, causará un daño irreparable a los artistas tanto en el presente como en el futuro».

Durante los últimos meses han ido apareciendo herramientas online para que los artistas puedan saber si su trabajo ha sido utilizado para entrenar inteligencias artificiales y si, por tanto, se pueden unir al proceso para reclamar una eventual compensación futura. Los abogados de la demanda colectiva en Estados Unidos calculan que si estas empresas tuvieran que pagar un solo euro por cada imagen utilizada la compensación final podría alcanzar los 4.600 millones de euros.

Sin embargo, no todos los posibles afectados llegarán a ser conscientes, ya que el problema está en el oscurantismo con el que algunas de estas plataformas, que están ganando dinero con las imágenes que generan.

Antes la música, ahora la imagen

Según el asesor jurídico valenciano Miquel Hernàndez Évole, del despacho Alonso & Évole especializado en propiedad intelectual y nuevas tecnologías, «nos encontramos ante un cambio de paradigma, tal y como ocurrió a principios de los años 2000 con la digitalización de canciones y películas. En aquel momento, también las grandes empresas del sector iniciaron acciones legales para contener o parar la distribución digital de sus obras. Sin embargo, no pudieron evitar que este nuevo sistema de consumo se instaurara, y al final estas empresas entendieron el potencial de este nuevo mercado. Si Napster fue la nave insignia de las descargar ilegales, ITunes hizo la contrapartida legal. En este caso, creo que ocurrirá lo mismo. Los sitemas de inteligencia artificial han llegado para quedarse y cambiarán la forma en la que entendemos la cadena de producción de las obras plásticas».

Según Hernández, «en unos años todas las grandes empresas contarán con sus respectivos softwares de inteligencia artificial. Tendremos que prestar atención a los creadores. Al igual que el sector artístico se precarizó con la llegada de las plataformas de streaming, tendrán que elaborarse nuevos modelos de negocio y alternatuvas que den apoyo al trabajo de los artistas, a través de programas de formación», explica.

El hecho de que el tema se lleve ante la justicia tanto en Reino Unido como en Estados Unidos va a poner a prueba dos legislaciones que, según los expertos, no están completamente preparadas para el desafío de la inteligencia artificial. Al no copiar, exactamente, una obra, resulta complicado justificar el plagio. Según Hernández Évole, «de momento las normas de propiedad intelectual solo admiten las creaciones humanas. De momento no estamos hablando de obras 100% autómatas como para poder plantearse si la IA puede ser titular de derechos», y recalca: «la cuestión sobre quien posee los derechos del contenido generado por estos sistemas será cada vez más importante a medida en que la IA vaya avanzando» en sofisticación e implantación.

«Desprotegidos»

«Los artistas están completamente desprotegidos ante esto desde el punto de vista legal. La ley no protege la forma de hacer las cosas o las sensaciones que transmita una creación, sino simplemente la obra en sí», explica Andrés Guadamuz, profesor de la Universidad de Sussex especializado en propiedad intelectual y uno de los primeros en alertar de los vacíos legales que se estaban generando al respecto.

«La única forma que tienen para protegerse es solicitando expresamente que sus obras no sean utilizadas para enseñar a una inteligencia artificial, es una legislación que aprobó la Unión Europea en 2019», apunta sobre las posibilidades que tienen los artistas españoles de defender su trabajo.

Sin embargo, otros expertos legales que se han pronunciado sobre el tema apuntan a «durante cientos de años los artistas humanos han aprendido copiando el arte de sus predecesores», y que, por tanto, «en ningún momento la ley ha perseguido a aquellos que han copiado un estilo artístico».

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