AÑO SOROLLA

Así se vivió y leyó la muerte de Sorolla

"El Mercantil Valenciano" reclamó la creación de un Museo Sorolla y sirvió de medio de comunicación entre Benlliure y el alcalde Luis Oliag

Publicación de la muerte de Sorolla.

Publicación de la muerte de Sorolla. / Levante-EMV

Begoña Jorques

Begoña Jorques

La muerte de Joaquín Sorolla -el 10 de agosto de 1923-, tres años después de sufrir una hemiplejía, supuso un mazazo para el mundo artístico de la época y la prensa se hizo eco de ello. Entre ellos, "El Mercantil Valenciano" -hoy Levante-EMV- recogió la noticia del fallecimiento del maestro de la luz, así como los artículos posteriores y aniversarios.

El Museo Sorolla de Madrid inauguró la semana pasada la exposición «¡Sorolla ha muerto! ¡Viva Sorolla!», una muestra que traza el recorrido vital de Joaquín Sorolla a través de los últimos años de su vida y que saca a la luz la enorme repercusión que tuvo su muerte, tanto en el mundo de la cultura de su tiempo, como a nivel social, así como los homenajes que el pintor recibió con el paso de los años. Junto a las fotografías, obras del pintor o documentación que conforman la muestra, los responsables de esta exhibición han elaborado una original publicación científica en forma de periódico de la época. Este ejemplar reúne, junto a una serie de breves ensayos escritos por las comisarias, una selección de artículos sobre Sorolla publicados en la prensa entre 1920 y 1933.

Fragmento de la carta al director de Benlliure y la respuesta del alcalde Luis Oliag.

Fragmento de la carta al director de Benlliure y la respuesta del alcalde Luis Oliag. / Levante-EMV

La muerte de Sorolla en "El Mercantil Valenciano"

En concreto, el Museo Sorolla ha destacado seis de las muchas piezas que El Mercantil Valenciano dedicó al deceso de Sorolla y posteriores recuerdos. El primero que recoge, titulado Sorolla y su tiempo, está publicado el 14 de agosto de 1923, cuatro días después de la muerte de Sorolla, y lo firma Fidelio, quien, sin embargo, lo escribió el 12 de agosto. El autor de este artículo refiere en sus líneas la gran amistad que le unía con Sorolla: «¡Ya no le veré pintar! ¡Ya no discutiremos a nuestros intelectuales! ¡Acabaron para siempre aquellas charlas íntimas, ejemplares, a orillas del mar de las leyendas latinas, mientras su mano nerviosa, prolongación mágica de su potente cerebro, trazaba bocetos, terminaba cuadros o iniciaba estudios maravillosos con la difícil facilidad de los verdaderos genios!», escribió Fidelio. «Sorolla ha muerto y ya pertenece plenamente a la historia del arte. Del círculo íntimo de su familia y sus discípulos; del más amplio de su región y de su patria; de la inmensa espiral del mundo sale para entrar en los inconmesurables espacios de la inmortalidad que abraza todo lo creado», añade. «Puede decirse que ha muerto en plena gloria; puede afirmarse que no hemos conocido su decadencia», recuerda el autor. «¡Sorolla es ya inmortal!», concluye Fidelio en su artículo.

La prensa se hace eco de la muerte de Sorolla.

La prensa se hace eco de la muerte de Sorolla. / Levante-EMV

La publicación del Museo Sorolla dedica un apartado también a las informaciones publicadas en medios tiempo después de la muerte del pintor, referidas a aniversarios y homenajes. "El Mercantil Valenciano" vuelve a recordar al artista valenciano, al año de su muerte. Esta vez lo hace en la sección llamada Arte y Ciencia. José Ballester y Gozalvo publica el 9 de agosto de 1924 el artículo titulado En el aniversario de la muerte de Sorolla. Con ilustraciones del rostro Sorolla realizadas por Dubón y un dibujo del retrato inacabado de Miguel Unamuno de Sorolla, el texto ensalza el «trabajo constante entre lienzos, colores, luces, trajes y modelos» de Sorolla. «Al trabajo, al arte y al amor sustituyeron el silencio y el luto», explica recordando la muerte del pintor un año atrás. El autor de este artículo recuerda que en este primer aniversario visitó la casa de Sorolla en Madrid junto al también pintor Manuel Benedito y Joaquín -«Joaquinito», lo llama en el artículo-, hijo de Sorolla. «Está tal como él lo dejó», relata que le contó Joaquín sobre ele estudio del artista. «Ni un pincel ni un lápiz, ni un lienzo se ha sacado de aquí ni se ha cambiado de lugar», le relató el hijo del artista. En su estudio, decía Ballester y Gozalvo, «penden dos banderolas de las que se sacan en la fiesta del Corpus de Valencia» y «una reproducción exacta de la Señera, de la vieja, de la auténtica», escribía. «El día que esa bandera entró en esta casa organizó don Joaquín […] una fiesta íntima de exaltación del valencianismo, todo emoción y sentimiento», recuerda el autor que le decía Benedito. El firmante del artículo lamentaba cómo en esos tiempos la casa del pintor había sido «abandonada» una vez muerto Sorolla. Reclamaba en su texto que «la casa de Sorolla debe ser adquirida por el Estado con cuanto hay de ella, para ser abierta al público como Museo Sorolla». No iba desencaminado.

Artículo sobre el monumento a Sorolla.

Artículo sobre el monumento a Sorolla. / Levante-EMV

Amigo Mariano Benlliure

Meses más tarde, "El Mercantil Valenciano" publicó el 22 de noviembre de 1924 una ‘carta al director’ firmada por Mariano Benlliure, escultor y gran amigo de Sorolla. «Mi querido amigo: Dirijo a usted esta carta, por no hacerlo, uno a uno, a todos los periódicos de mi querida Valencia. Sirva, pues, para el señor alcalde y toda Valencia», escribió Benlliure al entonce director de este periódico. Benlliure se mostró en esta carta crítico con la ciudad y su gobierno. «Deseo ante todo manifestar la sorpresa que me ha producido que no fuera Valencia donde primero se perpetuase la gloria de nuestro gran Sorolla». «Como artista, amigo suyo entrañable y como valenciano, me hubiese alegrado de que la primera manifestación espiritual para perpetuar su memoria fuésemos nosotros, los valencianos, los primeros en haberla aportado», continúa Benlliure en su crítica. Benlliure, que ofrece su busto a Sorolla para que se instale en la playa del Cabanyal, asegura estar «dispuesto» a «ayudar y tomar parte en la obra que Valencia piense dedicar a la memoria de Sorolla». Tan solo un día después, "El Mercantil Valenciano" publica la carta con la que el entonces alcalde, Luis Oliag, responde a Benlliure, al que asegura que recibirá ese busto que el escultor ofrece para instalarlo en la fachada marítima de la ciudad.

Mariano Benlliure: «Deseo ante todo manifestar la sorpresa que me ha producido que no fuera Valencia donde primero se perpetuase la gloria de nuestro gran Sorolla»

El particular periódico que ha realizado el Museo Sorolla con motivo de la exposición cierra sus páginas con la publicación de un artículo a página completa sobre la inauguración del monumento a Sorolla en València. Se publicó el 31 de diciembre de 1933. Aparece sin firma. «Esta mañana, último día del año, en que hizo diez muriera Joaquín Sorolla Bastida, se inaugurará en la playa de Levante un monumento que viene a perpetuar en bronce su arrogante busto, que mira hacia el mar, hacia el mar que fue uno de los amores del gran pintor valenciano, español, universal». El texto cierra con casi un panegírico: «Sorolla vive, vivirá siempre, porque los hombres como él no mueren jamás. Son los ‘santos’ que en la Edad Moderna hacen milagros, hacen el milagro de logro de la verdad única, la naturaleza, ennoblecida por la interpretación personal de esos elegidos por la eternidad, para que junto a ella perduren por los siglos de los siglos. ¡¡Hossana a Sorolla!».

Suscríbete para seguir leyendo