Óbito

Muere Carlos Saura, la esencia del cine español

El director ha fallecido a los 91 años un día antes de recibir el Goya de Honor

Fallece Carlos Saura un día antes de recibir el Goya de Honor.

EFE

Beatriz Martínez

Se fue Buñuel, se fue Berlanga, se fue Bardem. Y nos quedaba Carlos Saura, el más grande de los últimos cineastas de nuestro tiempo que contribuyeron a forjar la esencia del cine español durante la etapa más difícil de nuestra historia reciente, durante la dictadura y la transición hasta llegar a nuestro presente. Saura nunca dejó de filmar y de crear, de ir de un lado a otro con su cámara de fotos con la que retrataba el mundo que le rodeaba como si fuera un apéndice de sí mismo. Carlos Saura, el intrépido; Carlos Saura, el melómano; Carlos Saura, el curioso. Todo le sorprendía y a todo sacaba jugo. Carlos Saura, el director de cine, se ha ido a los 91 años, justo un día antes de la ceremonia de los Goya en la que debía recibir el Premio de Honor.

Nació en Huesca en 1932 y comenzó los estudios de ingeniería industrial, pero los cambió para ingresar en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid. En 1952, realizó su primer cortometraje, ‘La tarde del domingo’, al que le siguió el documental ‘Cuenca’ y en 1960 estrenó 'Los golfos', obra fundamental que entroncaba directamente con el neorrealismo italiano trasladado a la realidad española. Pero fue 'La caza' la película que lo catapultó al éxito solo cinco años más tarde. ¿Cómo representar mejor la guerra civil española sin hablar de ella solo a través de un punto de vista alegórico?

A partir de ese momento, esa fue su seña de identidad. 'La caza' sigue constituyendo una de las piedras angulares de la historia de nuestro cine. Pero Carlos Saura no fue autor de una sola obra. Aquello fue solo el principio para desarrollar una trayectoria variada y radical, valiente y repleta de símbolos que no hacían más que interpelar a la realidad del momento.

Imprescindible Querejeta

Su relación con el productor Elías Querejeta fue fundamental para el desarrollo de su carrera, así como para muchos de los autores del momento, como Manuel Gutiérrez Aragón o Víctor Erice. Pero en el caso de Carlos Saura, el tándem era imbatible. ¿De qué otra forma podría haberse hecho una pieza tan vanguardista como 'Peppermint Frappé'? ¿O 'Stres-es tres-tres'? Ambos títulos configuraron la modernidad del cine español y consiguieron sacarlo fuera de nuestras fronteras en un momento especialmente difícil.

‘La caza’ ganó el Oso de Plata en Berlín y ‘Peppermint Frappé’ consiguió el premio al mejor director, que se completaría con el Oso de Oro en 1981 con ‘Deprisa, deprisa’, con la que cambió radicalmente de estilo y se acercó al cine quinqui desde una perspectiva tan realista como poética. Pero no solo la Berlinale supo apreciar su valía. Durante muchos años fue el único director español que accedió al Festival de Cannes donde ganó el Premio del Jurado por dos de sus dos obras emblemáticas, 'La prima Angélica' y 'Cría cuervos'.

Saura utilizó la metáfora para hablar de la represión franquista, de la memoria histórica, del vacío que sufría su generación, y se encargó de radiografiar todos los males de nuestra sociedad a través de un estilo simbólico, pero al mismo tiempo crudo y revulsivo, combativo. Y lo hizo a través de películas que continúan siendo tan enigmáticas y fascinantes como 'Ana y los lobos', en la que cualquier género se difumina para dar lugar a un espacio propio donde se tensa la cuerda entre la razón y la locura, entre la prohibición y la libertad

Esencia musical

En 1981 comenzaría una nueva etapa que le llevaría a indagar en buena parte de los géneros musicales de raigambre latina. Su primera aproximación fue a través de la adaptación de 'Bodas de sangre', de Federico García Lorca, con Antonio Gades y Cristina Hoyos, a la que daría continuidad con 'Carmen', en la que seguiría indagando en torno a las formas y el origen del flamenco. Con ‘El amor brujo’ culminaría su trilogía con Gades, al mismo tiempo que iba intercalando obras de ficción como 'Los zancos' o la superproducción 'El Dorado'.

Regresaría a la esencia musical, de forma cada vez más conceptual (gracias en parte a la fotografía de su aliado Vittorio Storaro), en 'Sevillanas', 'Flamenco', 'Iberia', 'Fados', 'Jota de Saura', 'Tango' o 'Flamenco, flamenco'. Con '¡Ay Carmela!', protagonizada por Carmen Maura y Andrés Pajares, logró el reconocimiento de la Academia del Cine Español consiguiendo 13 Goyas. Precisamente este año el director iba a recoger el premio honorífico por toda su carrera.

De Goya a Buñuel

También abordó algunos personajes históricos relacionados con la pintura, el cine o la creación artística. Le dio a Francisco Rabal su último gran papel encarnando la figura de Francisco de Goya en 'Goya en Burdeos' e inventó una aventura surrealista entre Luis Buñuel, Salvador Dalí y Federico García Lorca en ‘Buñuel y la mesa del rey Salomón’. 

A pesar de su avanzada edad, siguió trabajando y en los últimos tiempos nos ha regalado piezas como 'Goya 3 de mayo, Rosa Rosae', 'La guerra civil', 'El Rey de todo el mundo' y 'Las paredes hablan', en la que reflexiona en torno a la creación a través de las pinturas rupestres y el arte urbano. 

Escribió una novela, ‘Pajarico solitario’, de corte autobiográfico, que luego llevaría a la pantalla, realizando la operación inversa con ‘Elisa, vida mía’, que primero fue película y después convirtió en literatura. También dirigió ópera, 'Carmen' y 'Don Giovanni', y teatro: 'La fiesta del chivo', 'El coronel no tiene quien le escriba' y 'El gran teatro del mundo', de Calderón de la Barca.

Con la directora Adela Medrano tuvo dos hijos, Carlos y Antonio Saura Medrano, que siguió sus pasos. Durante más de una década, Geraldine Chaplin se convirtió en su musa y se casaría con Mercedes Pérez en 1978 sumando tres hijos más. Su última pareja fue Eulalia Ramón, madre de Ana Saura, que ha sido su mano derecha en los últimos tiempos. Era el hermano pequeño del gran pintor Antonio Saura, que se encargó de modelar sus tendencias artísticas y con el que trabajó en varias ocasiones, como en el montaje de 'Carmen'.

Resulta prácticamente imposible resumir toda una vida dedicada a la creación como la de Carlos Saura. Nos quedan sus películas, esos momentos míticos que forman parte de la memoria colectiva, como el baile de Ana Torrent con su hermana en 'Cría cuervos' al son de 'Por qué te vas' de Jeanette.