Opinión

Soles Repsol 2023, más sorpresas que criterio

102 nuevos soles, algunos de ellos totalmente imprevisibles, que llegan mal y a destiempo

Santos Ruiz

Santos Ruiz

La Gala Repsol 2023, celebrada el pasado martes 28 de febrero, dejó más sorpresas que criterio. Hubo muchos nuevos soles. 102 soles, algunos de ellos totalmente imprevisibles, que llegan mal y a destiempo. Algunos fueron otorgados a restaurantes que consolidaron su éxito hace años, otro se entregaron a profesionales que nunca lograran el estrellato.

El problema no es el número de soles, el problema es la falta de criterio a la hora de otorgarlos. Desde que se relanzara el proyecto gastronómico Repsol, la guía ha conseguido generar una plataforma on line que resulta útil, atractiva y funcional. Con buenos profesionales que escriben artículos creíbles y un diseño cuidado. Ese logro es incuestionable. Sin embargo, sus calificaciones no han podido ganarse la credibilidad del sector. Es decir, convencernos de que un Sol garantiza una buena comida, y que un tres Soles Repsol suponen la seguridad de encontrarnos con una gran experiencia gastronómica.

En lo que a la gala respecta, luces y sombras. El diseño fue dinámico y todo lo entretenido que puede ser una entrega de premios en los que has de nombrar y fotografiar a 102 protagonistas. La presentadora, Silvia Abril, supo imprimir a la ceremonia todo el dinamismo que cabe en una gala de este tipo, ponerle un punto de gracia y darle un hilo conductor que diera sentido a la ceremonia. Sin embargo, faltó el territorio.

Cierre con tablao flamenco, ni más ni menos

En la gala no se puso en valor ni la cocina valenciana, ni sus productos, ni sus grandes valores turísticos. Hace un año vivimos una gala Michelin a través de la cual, toda España y Portugal, pudieron conocer las comarcas y la despensa valencianas. Aquí no se vio a la Comunitat y los cocineros valencianos pasaron muy desapercibidos. Un desinterés hacia lo local que se materializó en el espectáculo de clausura. La gala se cerró con un tablao flamenco. Ni más ni menos. Como si Alicante no tuviera nada propio que contar y los valencianos bailáramos sevillanas cada domingo después de misa.

Lo mejor de la gala fue el discurso del presidente de Repsol, Antonio Brufau. El hombre de empresa, sensato y listo, puso en valor la cocina española advirtiendo sobre sus debilidades. Criticó los discursos aprendidos con los que los cocineros adornan innecesariamente sus propuestas, advirtió sobre los viejos códigos de la disciplina y las rígidas jerarquías sobre las que se construyen las relaciones profesionales del sector y animó a los jóvenes talentos a creen en un futuro que tienen al alcance de su mano.

Pudieron hacerlo mejor.