Los 'Caprichos' de Goya, entre tinieblas en València

"Mientras Sorolla ofreció una visión amable de España, el pintor zaragozano se centró en sus puntos débiles"

Carla Melchor

Carla Melchor

València ha amanecido entre tinieblas para recibir la serie de grabados más famosa de Francisco de Goya. Sus 'caprichos' se exhiben ya en la sala de exposiciones temporales del Museo de Bellas Artes de València, en plenas Fallas, la fiesta por excelencia de la sátira y la crítica social, algo que practicó el artista aragonés durante toda su trayectoria. En su caso, con el único objetivo de sacarle los colores a una España con "retraso educativo" e "incipiente pobreza".

Las tinieblas de fuera también se han trasladado al interior de la pinacoteca del museo para dar cobijo a estos grabados, con los que Goya criticó en analfabetismo de la sociedad de su época, el trato a la mujer y el poder de la iglesia. Esta serie de 'caprichos' perteneció al químico aragonés Antonio García-Molins, que adquirió los grabados durante su juventud en Múnich, poco antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial. Su nieto, Ángel López García-Molins, donó la serie completa el año pasado al Bellas Artes.

De este modo, la pinacoteca valenciana es una de las pocas que cuenta con la serie completa de los caprichos, junto con el Museo Goya de Zaragoza o la Biblioteca Nacional.

La antítesis de Sorolla

El director del Bellas Artes, Pablo González-Tornel y Ángel López García Molins, presentaron la muestra, destacando la "vigencia de la crítica de Goya". "Inició una nueva manera de entender el mundo. Esta serie se inspira en un viaje que hizo el artista por España, para acompañar a los Duques de Alba hasta su residencia en Sanlúcar de Barrameda. Mientras que Sorolla ofreció una visión tremendamente amable de la España del momento, con escenas lúdicas y positivas. Goya se centró un siglo antes en los puntos débiles de una España anclada en el antiguo régimen. Fueron dos visiones muy distintas, pero muy necesarias para la sociedad del momento", ha explicado el director de la pinacoteca valenciana.

Goya quiso difundir su crítica "al máximo", por ello decidió hacer grabados destinados a su "reproducción múltiple" y así captar a más público. Como estos grabados son "fotosensibles", la luz en la sala del Bellas Artes se ha tenido que reducir el "triple" para no dañar estas obras, que se podrán ver hasta el 4 de junio en el Bellas Artes. Después, "descansarán" durante un año para que no se vean afectados por la exposición a la luz", ha explicado el director.

'Los caprichos' casi se van a Alemania

Ángel López García-Molins ha confesado que la donación ha supuesto un "problema" en su familia. "Estuvo a punto de irse a Alemania, ya que mi abuela deseaba que se expusieran en un museo de allí. Estuve en contacto con el Guggenheim, pero no progresó. Quería que se quedaran en València, porque es mi ciudad. Llegué aquí en 1978 y no me he movido. La ciudad me fascinó y me considero ciudadano valenciano", ha explicado. "Los valencianos tenemos que hacer piña para cuidar el Museo de Bellas Artes", ha revindicado.

Colección adquirida en Múnich

Antonio García-Molina fue un químico y doctor en Filosofía aragonés. El golpe de estado de Francisco Franco le pilló en Alemania, donde decidió permanecer a causa de sus ideas progresistas. Sin embargo, poco después se vio obligado a volver empujado por el ascenso de Hitler en Alemania.

Era amante del arte y de la literatura, de autores como Ortega y Gasset y Azorín. "Debió adquirir la serie animado por su relación con Goya", ha señalado el nieto, ya que su bisabuelo nació en una casa contigua a la del pintor en Zaragoza. "Mi abuelo acabó regresando a España con cuatro cosas en la maleta y entre ellas estaba esta serie", que ya pertenece a todos los valencianos.