Novela histórica

Manuel Muñoz Ibáñez: "Obligaría a los candidatos a leer la ‘Ciutat de València’ de Sanchis Guarner"

«La prostitución era una cuestión conveniente y oportuna en el siglo XV»

Manuel Muñoz Ibáñez, en la puerta de la Academia de Bellas Artes. |   F.BUSTAMANTE

Manuel Muñoz Ibáñez, en la puerta de la Academia de Bellas Artes. | F.BUSTAMANTE / Elena Martínez

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

La emergente València culta y hedonista del siglo XV pasea por las páginas de La cuarta casa

porque «si conocemos nuestra historia nadie nos la va a arrebatar», sostiene Muñoz Ibáñez, desde la atalaya de la decana institución cultural. Pese a su extenso currículum y muchos libros publicados, admite «vértigo» en su nueva faceta de novelista.

¿Qué hace un presidente de la Academia de Bellas Artes metido a novelista?

La novela surgió cuando no era presidente, hace quince años.

Pues ha escrito un novelón de casi mil páginas.

Mi propósito era una novela corta, pero sin ánimo de publicarla. Pero pronto me di cuenta de que necesitaba mucha más información.

¿Por qué se ha hecho el ánimo de publicarla ahora?

Cuando he pensado no solamente que estaba bien, sino que era una aportación modesta para el conocimiento del siglo XV valenciano.

¿Quince años pensando en la València del XV?

El título fue lo primero...

¿Cómo surge la idea?

Cuando leo los libros vinculados al burdel de València, que era considerado como una necesidad social para satisfacer las pasiones de los hombres, según la ideología de la época, y dada la importancia de la ciudad, por eso se hizo tan famoso.

¿Cómo retrata esa València?

València se hace a sí misma durante el XV porque no tiene un líder, ni una corte, que está en Nápoles, y el obispo en Roma, y, sin embargo, va creciendo en riqueza y cultura. Todo el gótico internacional ya se ha hecho en el periodo donde transcurre la novela, entre 1446 y 1449.

¿Dónde estaba la ‘cuarta casa’?

Es una casa del burdel distinta a las demás, habitada por una mujer muy hermosa. Se llama cuarta porque en una plaza es la que hace cuatro. Ella tiene que salir de allí por un motivo ajeno para integrarse en la sociedad burguesa porque compra la sexta parte de un barco. En aquella época una embarcación era el mayor símbolo de poder.

A partir de ahí ficciona una València con sus virtudes y miserias.

Todo eso surge a través de las dudas de los personajes. La reflexión de la duda ayuda a entender la sociedad.

Seis siglos después de acoger el burdel más grande del Mediterráneo, València encabeza ahora la campaña para prohibir la prostitución.

Repito que en el XV la prostitución era una cuestión conveniente porque los matrimonio eran pactados. Pero también se pensaba que oportuna, porque así si Dios ejercía el castigo divino sería sobre ese ámbito y el resto de la ciudad quedaría liberada. Aunque el cambio, conceptual, es que el hombre empieza a emanciparse con capacidad para poder crear.

¿El nacimiento de la València burguesa?

Sí, porque no es una ciudad noble. Como decía Eiximenis «la mà mitjana» era la que mandaba. Los burgueses gobiernan más que la nobleza, y eso que toda la del reino estaba aquí. La iglesia tampoco forma parte de los sistemas de gobierno.

Retrata a unas prostitutas muy poderosas y sagaces.

La clave para justificar a esa mujer es que ella durante su época de prostituta solamente convivía con un hombre cada día, nobles poderosos y cultos.

¿Qué necesita la València del siglo XXI?

Obligaría a todos los candidatos al ayuntamiento a leer la Ciutat de València de Sanchis Guarner, que fue uno de los libros que me indujo a escribir La cuarta casa. Necesitamos una conciencia colectiva urbana y desprendernos de la concepción agraria del mundo.

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