Entrevista | Paula Bonet Pintora y escritora

"Aunque parezca una broma, el amor existe"

La pintora y escritora valenciana Paula Bonet, que acaba de estrenar la galería La Madriguera en Barcelona, repasa su trayectoria y da su opinión sobre algunas cuestiones transcendentales en esta entrevista para Levante-EMV

Paula Bonet, en su nuevo taller La Madfriguera (Barcelona)

Paula Bonet, en su nuevo taller La Madfriguera (Barcelona) / Levante-EMV

J.M. Bort

J.M. Bort

València

Paula Bonet (Vila-real, 1980) repasa su evolución desde La Madriguera, la nueva galería que acaba de abrir en Barcelona para darle vuelo a jóvenes autoras. También muestra su «terrible pesimismo» sobre el discurso patriarcal, qué es lo que echa de menos y qué echa de más y cuál es el sentido de todo esto. 

Acaba de abrir la galería La Madriguera, centrada en el trabajo de otras autoras. ¿Nos puede explicar cuál es el concepto?

La existencia de un espacio expositivo alejado de tendencias y de intereses comerciales, que tiene como objetivo exponer los trabajos que se realizan en el entorno seguro del taller, un centro de creación centrado en la palabra y la gráfica que pone el foco en las mujeres.

¿Es mucho más difícil hoy ser un joven artista que hace 20 años?

No lo sé. Lo que sí puedo asegurar es que dedicarse a las artes es una tarea compleja, y cuando una es joven y confiada, las minas pueden explotar a cada paso. 

El capitalismo ve el arte como una mercancía. ¿Cuánto de cierto hay en esta afirmación? 

El capitalismo está destruyendo la manera que tenemos de relacionarnos entre nosotros y también la relación que establecemos con las artes, que deberían ser el lugar de mayor libertad que existe. Considero el arte como una manera de estar en el mundo y de poner espejos incómodos a un sistema lleno de carencias. También como una manera de transitarlo sin que la angustia ni el dolor me engullan. 

Fue profesora de literatura en un instituto en València y fundó un taller de pintura en el Barrio del Carmen. ¿Echa de menos las calles de València?

Lo que más echo de menos de València es la luz y escuchar cómo se habla mi lengua materna. Cada vez que visito mi tierra me pregunto cómo es que todavía no he regresado, y de inmediato sé que ese momento quizás no llegue nunca. También echo de menos los tiempos lentos, pero quizás eso tenga más que ver con los años que pasé aquí, unos años de formación en los que la búsqueda se construía sobre una tierra muy yerma que tenía que ver con la inexperiencia. 

Paula Bonet.

Paula Bonet. / Levante-EMV

Su popularidad estalla con el cartel del conejo blanco del festival de mediometrales de Valencia en 2013. ¿Piensa mucho en ello?

Intento pensar lo mínimo. No fue un momento bueno. Mientras sucedía sentía que había hecho algo mal, que me había alejado de mi centro, porque aquello no tenía nada que ver con mi búsqueda. Me colocaba en un lugar en el que no estaba cómoda y que no me interesaba. Habitualmente, aquello que tiene más repercusión mediática es lo más complaciente, lo menos profundo, lo más tendencioso. Aquello que sucedió en 2013 me puso en alerta para no seguir alimentando la repercusión pública que estaba teniendo mi trabajo y lo que yo pudiera representar. 

Ilustradora, escritora, pintora. ¿Qué lenguaje prefiere? ¿Cuál le hace huir más del vacío?

No soy ilustradora, aunque haya realizado algunos trabajos de ilustración. Considerarme ilustradora sería insultar a los y las compañeras que han dedicado su vida al oficio y que lo desarrollan con honestidad y virtuosismo. Soy pintora, y mi búsqueda se centra en la pintura, que es un lugar mucho más caótico. También escribo, pero pienso que mi escritura es muy física, muy visual, está muy cerca de la pintura, la disciplina a la que me dedico desde que tengo memoria.

A excepción de lo que está sucediendo en el mundo del fútbol, sobre el feminismo no hay nada extraordinario ni radical que podamos celebrar. En el fondo, todo está en el mismo sitio"

En el libro ‘La Anguila’ habla de la necesidad de romper el discurso patriarcal que la sociedad tiene interiorizado. ¿Vamos por el buen camino?

Pienso que sí, pero soy tremendamente pesimista. Todo lo que ha conseguido destruir La anguila ha quedado en las tinieblas.

Frente al feminismo no solo está el machismo, sino también el exceso de buenismo, de la dictadura de lo políticamente correcto.

También está el miedo. Porque, aunque las mujeres estemos en las mesas de novedades y en los reportajes culturales del fin de semana, el poder sigue siendo patriarcal. Pienso que, a excepción de lo que está sucediendo en el mundo del fútbol, no hay nada extraordinario ni radical que podamos celebrar. En el fondo, todo está en el mismo sitio.

Le leí en una entrevista que el feminismo no es la antítesis del machismo, sino de mujeres y hombres contra el sistema. ¿Por qué es tan difícil de entender? 

Porque no quiere entenderse.

En ‘La Sed’ y en ‘La Anguila’ escribe sobre la adaptación al medio, la resiliencia que llaman ahora. ¿Todos necesitamos pasar por un psicólogo para tener herramientas con la que enfrentarnos a la vida? 

Nadie quiere sentirse víctima de nada ni de nadie, pienso que eso es lo más difícil de identificar. Y cuando una, o uno, no sabe dónde está exactamente y no se enfrenta al dolor que puede mostrarle la verdad, es imposible abandonar un espacio que puede estar lleno de violencias. Hay otro aspecto: el ego, la imagen de una misma, lo que el resto pueda pensar de ella, aquello en lo que se pueda convertir. Cuando una se pierde el respeto pensando en las otras, la cosa cambia. Pude escribir La Sed y La Anguila porque hice ese trabajo: ahora mismo, en el centro de mis prioridades están las mujeres que vienen detrás, en el centro está mi sobrina de siete años. No quiero para ella ninguna de las violencias que yo haya podido sufrir. No quiero que esté en la Universidad y mi hermana piense que está en un lugar seguro mientras una persona que le lleva 20 años abusa de ella a través del poder que le puedan dar su género, su cátedra y su edad. Por eso existe La Anguila. Porque lo que podáis pensar de mí y de mi trabajo, me importa bien poco. 

¿Esa horizontalidad que ha creado en su taller de la Madriguera es una necesidad porque en el mundo real está condicionado por las relaciones verticales’? 

En La Madriguera tenemos una gran mesa sobre la que volcar nuestros conocimientos y manosearlos entre todas. Nuestro objetivo es reventar las relaciones piramidales que el patriarcado ha colocado en un lugar inamovible. Es complejo, y en ocasiones el regreso a la pirámide es goloso, pero nos esforzamos para que eso no suceda.

¿Quiénes son sus referentes pictóricos?

Gerhard Richter, Kathe Kollwitz, Vanessa Bell, Francisco de Goya, Helene Schjerfbeck, Gwen John, Celia Paul, Roser Bru, Lucian Freud, Hilma af Klint, Georgia O’Keeffe, Paula Rego, Isabel Santaló.

Paula Bonet

Paula Bonet / Levante-EMV

¿Qué texto clásico o contemporáneo le gustaría ilustrar o pintar?

Como comentaba anteriormente, estoy muy lejos de la ilustración, pero no dejo de sentirme influenciada por la literatura. Me emociona e interesa especialmente el diálogo que el escritor valenciano Rafael Chirbes estableció con la pintura, por lo que no descarto un diálogo largo y pausado con su obra.

Su paleta ha variado mucho. ¿Es inquietud o progreso? ¿O son las dos cosas? 

Pienso que está muy cerca de la paleta de la que me enamoré cuando era estudiante de Bellas Artes y asistía a los talleres de pintura de Rosa Martínez-Artero en la Politécnica de Valencia. De hecho, es la que sigo trabajando con mis alumnas: blanco, amarillo cadmio, ocre amarillo, rojo cadmio, carmín, azul ultramar, verde vejiga, tierra sombra tostada), aunque el blanco está colocándose en un lugar cada vez más protagonista. No sé si es inquietud, progreso, o simplemente estar viva.

Barcelona me ha tratado mucho mejor que Valencia, sobre todo en lo que tiene que ver con mi día a día y con la relación que establezco con mi trabajo, también en cómo este se recibe"

¿Hay mucha distancia cultural entre Barcelona y València? ¿Y social? 

Mi vida, si no tengo en cuenta los talleres nómadas, que me llevan desde Egipto hasta Islandia pasando por India o Pompeya, se desarrolla en espacios muy pequeños (taller – casa – bar pegado al taller donde suelo comer), con lo que no soy la persona más adecuada para establecer ninguna comparación. Lo único que puedo decir es que, a nivel personal, Barcelona me ha tratado mucho mejor que Valencia, sobre todo en lo que tiene que ver con mi día a día y con la relación que establezco con mi trabajo, también en cómo este se recibe.

¿Cree que el éxito es peligroso para un artista?

Si el artista es un verdadero artista, para nada. El problema del éxito es cuando le llega a alguien que necesita el aplauso para poder vivir.

 El arte nos inmortaliza en cierta manera. Pero, en el Universo no pintamos nada. ¿En qué cree Paula Bonet? 

En que, como tú dices, no pintamos nada, en que somos, todos y todas, insignificantes. Aquel que busca ser inmortal a través del arte no suele interesarme. 

¿Qué es la felicidad para usted?

Estar en paz con quien soy y recibir el amor de las personas a las que amo.

¿Y la estupidez? 

Tiene que ver con el ego, con el envoltorio, con no saber disfrutar del paso del tiempo. 

Paula Bonet

Paula Bonet / Levante-EMV

¿Cuál ha sido su gran suerte como ser humano? 

Mi familia, la pintura y mi pareja.

¿Tiene algún mensaje de esperanza que enviar a un nihilista radical como el que esto escribe? 

Aunque parezca una broma, el amor existe.

Si pudiese viajar a una época, ¿a cuál viajaría? ¿A quién le gustaría haber conocido? 

Preferiría quedarme donde estoy, a las personas que me interesan suelo poder leerlas o contemplar sus pinturas.

La Inteligencia Artificial ya genera imágenes, obras, etc. ¿Teme su impacto en el arte? 

Me da lo mismo.

¿Qué problemas ve en la cultura de este país? 

Pienso que no soy la persona más indicada para responder a esta pregunta.

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