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Benlliure, la galería que ya no hace honor a su nombre, celebra 40 años

La galería de la familia Segrelles inaugura hoy una exposición de obras de Barceló, Botero, Carmen Calvo, Genovés, Valdés y Jaume Plensa, entre otros. Abrió como un espacio dedicado al arte del XIX, pero pronto se pasó a las filas contemporáneas 

Los hermanos Vicente y Alejandro Segrelles celebran los 40 años de la Galería Benlliure.

Los hermanos Vicente y Alejandro Segrelles celebran los 40 años de la Galería Benlliure. / JM López

Voro Contreras

Voro Contreras

València

La galería Benlliure es desde hoy como un pequeño IVAM o un minúsculo Reina Sofía. En sus paredes cuelgan obras de Barceló, Botero, Carmen Calvo, Chillida, Equipo Crónica y Genovés. De Manuel H. Mompó, Rafa Macarrón, Fernando Zobel y Manuel Millares. De Antonio Saura encontramos una de sus estremecedoras «crucifixiones» de los 60, y de Manolo Valdés -gran amigo de la casa- tres óleos y una «Menina» escultural. También hay piezas de Jaume Plensa y Andreu Alfaro.

Con todo este despliegue en forma de exposición, los hermanos Alejandro y Vicente Segrelles quieren celebrar los 40 años de la galería que su padre montó primero en el número 5 de Cirilo Amorós y, desde hace ya unos cuanto años, en el 47 de la misma calle.

"Alchemist (study)" de Jaume Plensa.

"Alchemist (study)" de Jaume Plensa. / JM López

"Espai per a trobarse", de Andreu Alfaro.

"Espai per a trobarse", de Andreu Alfaro. / JM López

Seguramente a Vicente padre (fallecido en 2020) todo este despliegue de arte contemporáneo le hubiera horrorizado. «Se metía con nuestros clientes. ‘¿Tú cómo compras eso?’, le decía a uno que había comprado un Tapies». «A veces nos íbamos nosotros a una feria en Madrid y cuando volvíamos nos encontrábamos con que había colocado un Sorolla en el escaparate».

Al menos al principio el nombre sí hizo la cosa y Vicente -grabador de joyas de profesión y coleccionista de arte por afición- bautizó su galería como Benlliure porque su especialidad era el arte valenciano de finales del XIX y principios del XX. No la llamó Segrelles porque un primo suyo ya tenía otra galería con ese apellido, que es el mismo que el de su tío, el célebre pintor e ilustrador José Segrelles.

Vicente quiso transmitir a sus hijos el amor al arte y al coleccionismo desde bien jóvenes. «Con 13 o 14 años ya nos sacaba del colegio y nos llevaba con él a Barcelona a comprar cuadros», cuentan sus hijos. Alejandro empezó a trabajar en la galería con 19 años y Vicente con 22 y tres años después de su apertura ya lograron colar obras de Tapies, Barceló, Michavila o Mompó entre los lienzos de Sorolla, Mongrell, los Benlliure o los Pinazo.

"Crucifixion Noire et blanche", de Antonio Saura.

"Crucifixion Noire et blanche", de Antonio Saura. / JM López

"Pez Abisal", de Manuel Millares.

"Pez Abisal", de Manuel Millares. / JM López

Pérdida de valor

Fue por tanto la segunda generación de galeristas Segrelles la que supo ver el cambio en el gusto del aficionado, incluso en un mercado tan monocolor como ha sido la sorollista València. «Cuando empezamos mi hermano y yo ya nos fijábamos en lo que estaba haciendo la galería Theo, que era la más moderna de la ciudad», señala Vicente. «Ahora, esa pintura clásica valenciana, excepto Sorolla, tiene muy poco mercado e incluso ha perdido valor», reconoce Alejandro.

Segrelles se consolidó como un lugar de paso obligado para artistas, críticos, coleccionistas y aficionados al arte. Reconocen que hilo directo que han mantenido con figuras como Valdés o Genovés les ha abierto puertas a otros artistas y coleccionistas. Además de los que desde hoy se expondrán en la galería, en estas cuatro décadas en Benlliure se han podido ver obras de Günther Förg, Joaquín Michavila, Julian Opie, Joan Miró, Maria Blanchard, Pablo Picasso o Salvador Dalí.

"Orilla", de Fernando Zóbel.

"Orilla", de Fernando Zóbel. / JM López

"Chemin de Damas IV" y "Él no respondía", de Carmen Calvo.

"Chemin de Damas IV" y "Él no respondía", de Carmen Calvo. / JM López

Resisitir ante las crisis

Galeristas especializados en firmas consolidadas más que en artistas emergentes, Vicente y Alejandro recomiendan a sus clientes que compren arte mirando a su propio placer estético y no a las posibilidades de revalorización. «Lo que sí es imprescindible si quieren invertir es que compren cosas que tengan un mercado internacional. El mercado local es el que más se ha resentido».

Benlliure ha sobrevivido a crisis como la de la Guerra del Golfo y de 2007, «años muy malos en los que muchos de nuestros clientes desaparecieron». También a la crisis del coronavirus, aunque reconocen que, tras el confinamiento, el mercado experimentó un «boom» de coleccionistas que se dieron cuenta del papel que una buena pintura juega en las paredes de casa.

Desde su atalaya de veteranos galeristas de la ciudad, ven que el sector en València está mejor que cuando empezaron. Pero advierten: «este es un negocio complicado y hace falta algo más que ser aficionado al arte. Si no, a los tres años ya has cerrado».

"Vermeer", de Equipo Crónica.

"Vermeer", de Equipo Crónica. / JM López

"Redolins", de Juan Genovés.

"Redolins", de Juan Genovés. / JM López

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