Entrevista | Àlex Ollé Fundador de La Fura dels Baus y director de escena de 'Il trovatore'
«La provocación no es mala porque remueve, pero no debe ser gratuita»
Fundador de La Fura dels Baus, Àlex Ollé regresa este domingo al Palau de les Arts de València con 'Il trovatore', uno de los títulos de la trilogía ‘popular’ de Verdi y que traslada al «absurdo» de la primera guerra mundial

Àlex Ollé, en Les Arts. / Miguel Lorenzo

Cuando uno piensa en un fundador de La Fura dels Baus inevitablemente la mente va a un escenario transgresor. ¿Cuánto se ha cortado a la hora de poner en pie este «Il trovatore»?
Bueno, ya llevo 30 años haciendo óperas y hay algunas, como las del siglo XX, que te dan más posibilidades que otras. Con una historia como la de «Il trovatore» buscar transgresión sería gratuito. La historia está, no la voy a modificar, no tendría ningún sentido. Hay primero un conocimiento de la época en la que se crea. Hay pasiones desatadas: el amor, el odio, la desesperación, la venganza. Y en este sentido, yo me debo al libreto y a la historia. Entonces, lo único que puedo hacer es trasladarla de la época medieval a la primera guerra mundial, a una no tanta actualidad, pero sí a algo que nos cae más cerca. Y por una cuestión estética.
Entonces, hay libretos que no se prestan a ‘moderneces’.
Claro, es que la transgresión, en muchos casos, también tiene que ver con algo generacional. En nuestro caso, teníamos veintipico años al principio de la Fura; después de 40 años de dictadura, era un contexto donde transgredir casi era obligatorio, era romper con el pasado. En la ópera sí ha habido momentos de transgresión, como Gerard Mortier [fue director de la Ópera Nacional de París, de la Ópera de Nueva York o el Teatro Real de Madrid] . Hasta ese momento, cantantes y directores musicales eran los que marcaban las directrices en la ópera. De repente, Mortier dice que la ópera es un espectáculo total. Todas las disciplinas son importantes. Rompe con la tradición de la ópera más clásica o convencional para hacer propuestas innovadoras.
¿Le gusta provocar con sus montajes?
La provocación para mí no es mala, es decir, remueve cosas. Lo que pasa es que hay que ir con mucho cuidado, que esa provocación no sea gratuita porque a veces ves propuestas que no aportan nada.
¿Cómo ha sido el proceso de imaginar la puesta en escena de «Il trovatore», cómo la ha llevado a su terreno?
Se ha hecho tantas veces que lo difícil era encontrar la manera de cómo hacerla, de cómo dar tu visión personal. Tiene un libreto un tanto absurdo, pero que se compensa con una música fantástica. Me parecía que el lugar donde ocurren las cosas más inverosímiles es la guerra.

Montaje de 'Il trovatore'. / Miguel Lorenzo/Mikel Ponce
¿Cuántas ideas dejó en el cajón antes de llegar a la guerra?
Una ópera te la suelen cargar dos o tres años antes. Lees esa obra, escuchas la música y a partir de ahí te dejas contagiar con que lo tienes en la cabeza. Te informas de en qué periodo se ha creado para entender los motivos. En mi caso, claro, hay un trabajo de equipo con el que confrontas tu punto de vista, te pone en una posición diferente y eso enriquece. Yo ya no creo que en el hombre renacentista que lo hace todo, ya quedan muy pocos.
«Il trovatore» es una de las óperas más representadas de la historia. ¿Ha visto otras producciones previas o prefiere evitarlas para no dejarse influenciar?
Hay mucha gente que no quiere, pero a mí me gusta ver. Además, me obliga a no hacer nada de lo que veo. Me interesa el punto de partida de la obra, la vida del compositor y del libretista porque a veces hay cosas reflejadas del propio autor en la obra.
La ópera es un género que ‘a priori’ requiere un trabajo intelectual por parte del público: generalmente se canta en otro idioma y las tramas no suelen ser cotidianas. ¿La puesta en escena debe facilitarlo?
Ahí hay un abanico enorme. Yo creo que la puesta en escena tiene que estar al servicio de contar lo que tú crees que ha querido trasladar el autor. Puedes leer entre líneas cosas según en el contexto de la época, pero las tienes que contextualizar para que las entienda el público de hoy. Esto es muy importante, pero yo no me planteo para qué público trabajo. Lo hago para todos los públicos, pero sí que siempre intento atraer a un público joven porque entiendo que es el más reacio a ir a un teatro de ópera. Cuando veo un teatro con gente joven me da un subidón.
¿Qué ópera le gustaría hacer?
Hay muchos títulos, pero principalmente me gusta mucho la ópera del siglo XX. Debussy, Shostakovich,... Lo contemporáneo me gusta más, pero he hecho unas cuantas de repertorio. También he tenido la suerte de hacer tres o cuatro óperas de nueva creación. Me encanta y me gustaría hacer más porque estás en el proceso de creación desde el principio. Yo siempre trabajo con compositores muertos y no puedo preguntar (ríe). Trabajar con un compositor vivo es una pasada.
¿Cómo ve Les Arts?
Creo que la gente aquí no es consciente de la programación que se hace. Hay muy buena programación y personal. Vine por primera vez hace dos años y me parece que es de los mejores teatros donde uno puede trabajar. Muchas veces, reconocemos poco lo que tenemos en casa.
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