"Júlia, que le hemos ganado a La Fúmiga"

Desde la autogestión y apostando por el pop de otro tiempo, el premio Ovidi confirma a Atlàntic como referente de la música en valenciano

Josep Bartual, Thomas Mantovani y María López son Atlàntic.

Josep Bartual, Thomas Mantovani y María López son Atlàntic. / COM

Voro Contreras

Voro Contreras

Júlia, la hija de María López y Josep Bartual -dos tercios del grupo Atlàntic (el otro tercio lo representa el baterista Thomas Mantovani)-, no parecía demasiado convencida del éxito que iban a tener sus padres. «Antes de salir hacia Gandia nos preguntó con quién competíamos. Cuando le dijimos que uno de los finalistas era La Fúmiga no solo nos dijo que no íbamos a ganar sino que además ella prefería a La Fúmiga antes que a nosotros». Unas horas después, ya con el premio Ovidi al Mejor Disco de Pop en las manos por Desnivell positiu, Josep y Maria le enviaron una foto y un mensaje de voz a su hija que, pese a todo, la niña recibió con toda alegría del mundo: «¡Júlia, que le hemos ganado a La Fúmiga!».

Hay que decir que tampoco Atlàntic iban a la entrega de los premios de la música en valenciano que el domingo entregó el Col.lectiu Ovidi Montllor (COM) con las expectativas demasiado altas. Y eso que ya con su anterior disco -Volem els ponts, de 2020- lograron el mismo premio. Dos discos, dos Ovidis. 

En esta ocasión, además de La Fúmiga y de ellos, también competían por el galardón a mejor álbum de pop Colomet y Àlex Blat. El de Atlàntic, pop anglosajón de toda la vida, no es hoy ni el estilo más en boga ni ha sido nunca el más frecuentado por los artistas que han elegido cantar en valenciano. «Quizá hemos creado un referente que no existía en nuestra lengua y eso nos hace sentir bien. Quizá estamos abriendo una puerta con este premio», señala Maria.

La bajista y compositora de Atlàntic reconoce que su proyecto tiene mucho de romántico y de extemporáneo. «Es romántico porque ayer estábamos en una alfombra roja fotografiándonos con un premio, y hoy estamos los tres cada uno en su trabajo -señala-. Hacemos música por amor al arte, sabemos que no vamos a vivir de esto, que gastamos nuestros ahorros en ir a un estudio y grabar un disco sin que vayamos a obtener a cambio ningún beneficio. Y encima apostamos por un formato tan poco de moda como es el LP porque pensamos que el disco es la unidad métrica de la música».

Por ello, Atlàntic sienten que son de otro tiempo y otro lugar. «Yo a veces sí me siento que no formo parte de ninguna escena porque estamos haciendo lo que nos da la gana, lo que nos apetece. Que sí, que tenemos unas influencias marcadísimas y que no hemos inventado la rueda ni queremos hacerlo. Pero estamos haciendo la música que nos da la gana y eso en estos tiempos es revolucionario, porque muy poca gente se atreve a hacerlo de verdad». 

¿Y cuál es esa música que le da la gana a Atlàntic? Pues esa que va a la búsqueda incansable de la melodía y el estribillo perfecto y que transmite los sentimientos más sencillos con cierto toque agridulce. «El pop es una música que da pie a poder contar tu estado de ánimo. Y la vida, por mucho que los influencers de Instagram o Tik Tok te quieran vender la felicidad, no es perfecta».

Quizá si la vida fuera perfecta Atlàntic vendería miles de discos y llenaría Wizinks Centers, pero tampoco parece que sea ese el objetivo de la banda. Si les hubiera gustado, reconoce Maria, que el reconocimiento que están recibiendo sus últimos trabajos les hubiera llegado «cuando teníamos 20 años, pero como no ocurrió no pensamos en ello». «Quizá los premios nos llegan ahora porque ahora es nuestro mejor momento o, al menos, somos mejores que antes -reflexiona-. En todo caso, este Ovidi nos ha sabido a gloria. Que a gente como nosotros que hacemos las cosas por amor al arte venga alguien y nos diga ‘oye, que lo estáis haciendo muy bien’ es siempre muy agradable».

Tracking Pixel Contents