Crítica|Música

Pesada y pesante 'Novena'

Un momento del concierto, dirigido por Juanjo Mena.

Un momento del concierto, dirigido por Juanjo Mena. / Live Music Valencia

Justo Romero

Justo Romero

València

CONCIERTO EXTRAORDINARIO EN BENEFICIO DE AFECTADOS POR LA DANA. Programa: Novena sinfonía, “Coral”, de Beethoven. Orquesta Sinfónica de Madrid. Coro Intermezzo (director: Miguel Ángel Arqued). Solis­tas: Berna Perles (soprano), Marina Pardo (mezzosoprano), Juan Sancho (tenor), José Antonio López (barítono). Director: Juanjo Mena. ­Lu­gar: Palau de la Música. Entrada: Alrededor de 1.400 personas. Fecha: Miércoles, 5 febrero 2025.

Pese a las buenas intenciones, en absoluto fue una buena tarde. Recaló la Sinfónica de Madrid en el Palau de la Música para ofrecer un concierto a beneficio de los afectados por la dana, con la intención y el “espíritu” de “ayudar a que esta tierra vuelva a estar todavía más bonita que antes de la dana”. En el programa, la siempre pertinente Novena sinfonía de Beethoven. La tarde comenzó fuera de hora, a las 18:30, para que los músicos pudieran así volver a Madrid en el día y ahorrar la noche de hotel en València. Al frente de la orquesta y del coro Intermezzo (al que, como a la Caballé, no se le entendió ni una palabra, y para colmo de males no había ni subtitulación en la “Oda a la alegría” final), el alavés Juanjo Mena (1965), quien planteó un Beethoven pesado y pesante, chapado a la antigua, pero exento del genio de los antiguos maestros. Con todo, el público, ajeno al de abono, aplaudió a rabiar al final. También entre movimiento y movimiento.

La Sinfónica de Madrid distó de ser el conjunto al que tiene acostumbrado a su público en el foso del Teatro Real. Aquí, en la desnudez del escenario y de la acústica propicia del Palau de la Música, sonó desajustada, con no pocos patinazos instrumentales; roma, deslavazada y lejana a la excelencia que estos mismos días destila en el foso del Real en la ópera Eugenio Onieguin, con Gustavo Gimeno. ¡Era otra orquesta! También se notaba a la legua en esta Novena cogida con alfileres la falta de ensayos. En el podio, Mena, con su gesto habitual, parecía ajeno a todo lo que faltaba y sobraba en esta versión discreta, que por tantos lugares hacía aguas y que en absoluto hacía honor a las agudas palabras de Tomás Bretón incluidas en el rancio programa de mano -diseño juegos florales-, en las que el creador de La verbena de la Paloma cuenta con pelos y señales sus impresiones de una Novena que escuchó en el Musikverein de Viena, dirigida en 1883 por Hans Richter.

Solistas, músicos y director.

Solistas, músicos y director. / Live Music Valencia

Ni Juanjo Mena es Richter ni la Sinfónica de Madrid es la Filarmónica de Viena. Un mal día lo tienen hasta los mejores. El miércoles fue también un mal día para el emblemático fresco sinfónico-coral que, con la mente enfocada directamente al futuro, estrenó y dirigió Beethoven el 7 de mayo de 1824 en el Hoftheater de Viena. Los tiempos, como es costumbre en el Beethoven de Mena, son lentos, celibidachianamente lentos, pero el resultado carece del pulso, nervio, solera, lógica y personalidad del legendario maestro rumano. El extremo llegó en el prodigioso tercer movimiento, cuya indicación “Adagio molto e cantable” se tornó “lentíííísimo molto pesado y pesante”. Tampoco se lució el destemplado y desigual cuarteto solista. La soprano Berna Perles no tuvo su día, con pasajes que en ocasiones fueron más gritados que cantados. Ya se sabe lo del maltrato de Beethoven con las voces, pero ello no es excusa a la hora de afrontar un pentagrama glorificado por tantos y tantas grandes cantantes. A la mezzo Marina Pardo -como pasa siempre con la Novena, cante quien cante- apenas se la escuchó, y la ligera e inadecuada voz del tenor sevillano Juan Sancho -sustituto a última del anunciado Juan Antonio Sanabria- mejor sería que se mantuviera en su hábitat natural de la música barroca y clásica. El barítono José Antonio López fue lo mejor del cuarteto solista, aunque tampoco tuvo su mejor día, con momentos en los que lo fuerte fue abrupto, y el fraseo más crispado que rotundo.

Como ya se ha dicho, el éxito fue grande. Mérito de Beethoven. ¿Hay alguna Novena que no haya sido coronada con el aplauso entusiasta del público? La Orquesta, a la que hay que encomiar y agradecer su solidaria generosidad con la tragedia de la maldita dana, tuvo el detalle de responder a tanto aplauso con el Himno de la Comunitat. Juanjo Mena lo dirigió y entendió muy en serio, como si fuera la Novena de Beethoven. Horas antes lo había dirigido en el mismo lugar Gustavo Dudamel cargado de emoción y como si fuera el valenciano más valenciano del mundo. ¡Otro mundo! Lo único remarcable de tan escolástica lectura fue el estupendísimamente tocado solo de trompeta. ¡Gracias!

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents