Fuera de compás

Imitadores de Fleetwood Mac

Fleetwood Mac

Fleetwood Mac / L-EMV

Fernando Soriano

Fernando Soriano

València

Mis primos y yo bebemos cerveza en los alrededores de la ópera vieja de Fráncfort con el termómetro alarmantemente cerca del cero. Menos mal que son birras de medio litro. Hacer botellón a base de quintos, o incluso tercios, es peligroso en estas calles. Antes se te caen los dedos del frío que te pones ciego. Aceleramos el proceso con unos tragos de schnapps que ayuden a digerir los monstruosos codillos con patatas y chucrut que hemos merendado hace un rato en el casco viejo. Son las siete y media de la tarde y estamos a punto de entrar en el imponente recinto de estilo renacentista y fuerte inspiración griega reconstruido tras los bombardeos de la II Guerra Mundial. Aquí tuvo lugar el estreno mundial de Carmina Burana, de Carl Orff, en 1937. Hoy actúa Rumours Of Fleetwood Mac, una de esas bandas homenaje que reparten felicidad por todo el mundo haciéndose pasar por otras personas.

A mí no me miren. Yo he venido a pasar unos días con mi prima Bea, que vive aquí, y con su hermano Guille, que ha volado desde Palma de Mallorca para la ocasión. Abrazarnos, ponernos al día, comer, beber, generar conflictos diplomáticos. Salió esto de por medio y nos apuntamos. Unas pocas reflexiones sobre el asunto. Son músicos fabulosos que interpretan un papel de manera más que solvente y, algo fundamental para muchos, en extremo fidedigna. El público de estas cosas no quiere sorpresas ni libertades creativas. Obviamente no son la banda original, aunque sospecho que algunos de los asistentes se acostaran pensando que sí. Cuentan con la bendición del batería Mick Fleetwood, que explica el asunto en un breve video antes del inicio del concierto a través de la pantalla gigante, y llevan un espectáculo de luz y sonido extraordinario.

Tocan las partituras de una banda desaparecida. A la perfección. En el concierto de Año Nuevo nadie espera ver a un Strauss dirigiendo a la filarmónica y se sigue petando. En las óperas pasa lo mismo, la gente acude y no cantan Callas, Caballé o Pavarotti. Se siguen haciendo Hamlets sin Laurence Olivier y Tenorios sin Rabal ni Velasco. De remakes de películas, ni hablamos. Claro, hay grados y clases. No es lo mismo acudir a una obra de teatro levantada por aficionados, o ver tocar a un grupo amateur homenaje a Coldplay o, Dios no lo permita, a Dani Martin, que a éstos. Vale, la creatividad, la actitud, la originalidad. Los Stones son una banda tributo de sí mismos desde 1989. O esos que cambian de vocalista y tiran para adelante como si nada, Queen, Judas Priest, Motley Crue, Iron Maiden, La Oreja de Van Gogh. O esas reuniones al cabo de 30 años para ver qué rascan. O ese quedarme con el nombre del proyecto y contratar mercenarios. Muy sincero todo.

Bueno, pues estos tipos lo bordan y, para el que le guste, lo de esta noche será para recordar toda la vida. Lo pensaron los miles de asistentes que estuvieron en otoño en Madrid, Sevilla y Bilbao en estos shows de dos horas y media (larguísimos a todas luces) con un cuarto de hora de descanso a mitad para orinar, beber y estirar las piernas. En Fráncfort, el personal se lo pasa estupendamente. Creo. Muy calladitos todos, sentados en un mar de sillas, civilizados, respetuosos. Serios. No dan palmas, no cantan, no berrean, no hablan para comentar la jugada. Digo yo que estarán disfrutando, tan bien vestidos y tan formales. Tan poco rocanrol. Contra todo pronóstico, un par de ancianos se levantan emocionados cuando el guitarrista cambia una Stratocaster por un Les Paul para acometer el solo de “The Chain”. Detallazo.

Yo, a ratos bien, a ratos aburrido como una marsopa (recuerden que no hubiera venido ni por un pase privado de Stevie Nicks CON TODO incluido) y con la próstata en modo “hoy nos pegamos”. Sospecho que la peña va sondada. También sospecho que estos músicos superan a muchos de los originales, (sí, a Peter Green también, pesados) y que han sonado mejor que la banda verdadera en muchas de sus etapas. Sospechar por sospechar, creo que mi prima guarda los basquets de birras en el balcón, porque está más frío que la nevera. Voy a comprobarlo sin que se me escape ninguno de sus gatos, que me han disparado la alergia por encima de la Torre Commerzbank. Ahora mismo les cambio toda la discografía de Fleetwood Mac por un antihistamínico.

Tracking Pixel Contents