Adiós a los hermanos Sanchis: "A Paco de Lucía le encantaba la flamencura de nuestra guitarra"
Los constructores de guitarras Hermanos Sanchis López cierran su taller de Benicalap tras 110 años de historia en los que han servido a artistas de la talla de Paco de Lucía, Camarón o Tomatito

La familia Sanchis junto al maestro Paco de Lucía en su casa de Mallorca con la guitarra que le regalaron. / Levante-EMV

Siempre han producido malestar las despedidas, aunque no sea para siempre porque las guitarras de los Hermanos Sanchis son inmortales gracias a su sonido, a su resonancia única por su «flamencura», señala David Sanchis, uno de sus creadores.
Pero lo cierto es que sus artesanos cierran porque de «sentimientos y recuerdos no podemos comer», se despiden, pero no quieren irse porque se van de sus amigos, de sus costumbres, de sus aficiones… «Es una sensación triste, la verdad, pero nos vamos felices, con el trabajo hecho y con toda la mercancía vendida», detallan a Levante-EMV desde su taller de Benicalap. Diría que es como una novia que dejas cuando más la quieres, cuando te manda la fuerza de la razón (y del corazón, claro). Y tras 110 años de historia y con la quinta generación de los Sanchis aprendiendo ya a confeccionar uno de los instrumentos más internacionales: la guitarra.
El último eslabón
Ahora, a la familia Sanchis sólo les quedan los recuerdos más singulares junto a los más grandes de la historia del flamenco como Paco de Lucía y Camarón de la Isla, la huella de su historia en los instrumentos, que son su mejor legado, guitarras que cuentan cuando las tocan todo lo que les hizo aprender la vida cuando Ricardo Sanchis Nácher, el bisabuelo de los actuales responsables, fundó la casa de guitarras. «Nos vamos con la conciencia tranquila, sabiendo que hemos hecho todo lo posible para que el legado continuase», aclara. Ese último eslabón también se llama David Sanchis y tiene 16 años, pero su padre asegura que no ha podido ni terminar de confeccionar sus primeras guitarras.
No es fácil contactar con David y Germán Sanchis, los últimos artesanos al frente del negocio. Les cuesta ponerse al teléfono porque apenas tienen tiempo disponible, «ahora todo el mundo quiere una guitarra nuestra», expone, de entrada, Araceli López.

La fábrica de guitarras centenaria de los Hermanos Sanchis con Ricardo, Germán y David Sanchis / Eduardo Ripoll
Pero, ¿por qué cierran? «La dana nos afectó mucho y nos hizo dar el clic para cambiar el rumbo de nuestras vidas. Somos tres familias viviendo de las guitarras y no nos daba». Los actuales propietarios viven en Catarroja y Massanassa, la zona cero de la tragedia. «Mentalmente, estábamos muy tocados y creemos que nos podemos reenganchar a otro tipo de negocio porque esto no acaba de ser rentable», prosiguen.
En medio de esa pena, arroja un poco de luz motivada por sus recuerdos: «Paco de Lucía es de los pocos músicos al que hemos regalado una guitarra nuestra», recuerda David. El genio de Algeciras llegó de la mano de su hermano y los hermanos Sanchis les mandaron tres guitarras a su casa de Campos (Mallorca): «Luego fuimos la familia a su casa y pasamos unos días muy bonitos y la guitarra que más le gustó, se la regaló mi padre. Fue inolvidable».
El flamenco añejo
Junto a él, Tomatito, que acudió al taller valenciano con el mismísimo Camarón de la Isla y también compró una guitarra; Enrique de Melchor, Chema Vílchez, Salva del Real, Antonio Sánchez o los Estopa han tenido en su poder estas guitarras que, en su génesis, tuvieron mimbres de constructores de guitarras valencianos: Sant Jordi, el Tio Ximo, Salvador Ibáñez y Telesforo Julve, de ellos aprendió su fundador.
La mili lo llevó a Madrid. Y allí trabó relación con grandes constructores. Casa Ramírez, Casa González y, en especial, Domingo Esteso. Con él prosiguió la relación su hijo, Ricardo Sanchis Badía, quien comenzó a exportar guitarras por toda España y revolucionó el negocio familiar.
«La verdad que no sabemos tocar la guitarra, pero a base de ensayo-error y de preguntar a los músicos, hemos hecho un instrumento único». Pero, ¿qué diferencia a sus guitarras? «Lo mismo que le sorprendía a Paco de Lucía, el flamenco añejo que trasmitía el instrumento, que era un sonido quejoso, como si la guitarra llorara». Y ahora, con su cierre, lloramos todos.
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