Entrevista | Alfons Cervera Escritor
“La literatura no cura. La literatura es conflicto y tiene que generar conflictos”
Alfons Cervera presenta "Libro de familia" (Piel de Zapa, 2025), un volumen que reúne sus tres novelas más personales: "Esas vidas», «Otro mundo» y «Claudio, mira».

El escritor Alfons Cervera / Fernando Bustamante

¿Escribe con la misma ilusión con la que empezó?
Sí, incluso con más. Cuando comienzas tienes una ilusión irreal, en el aire, como un sueño. Ahora ya no son ilusiones ni sueños, es un trabajo y hay gente al otro lado que está esperando para leer lo que haces y eso supone un riesgo y un compromiso. Porque la única manera de quedar bien con esa gente que te espera es contando bien una historia.
¿Y su compromiso con la Historia (en mayúscula) y con la memoria?
Toda literatura es comprometida. La cuestión radicaría con quién y en qué te comprometes. Pensamos que el compromiso solo puede ser con la parte buena de la sociedad y no es así. Hay gente que escribe desde la maldad y que está comprometida con la maldad. Yo tengo un compromiso con las causas perdidas y la memoria histórica que para mí es un compromiso con la verdad. Los hechos y los protagonistas están ahí y, para bien y para mal no podemos mentir aunque la verdad a casi nadie le gusta. Así que el compromiso al hablar de memoria democrática es no mentir.
¿Cómo no se miente escribiendo ficción?
Es que la ficción es verdad. Alguien se ha inventado que la ficción es verosimilitud, pero eso es una manera de marear la perdiz.
¿Qué le aporta la ficción a la memoria?
A Kallifatides le preguntaron por qué llamaba novela a una historia real que había pasado en su pueblo. “Pues porque es mi realidad, pero no es la realidad”, contestaba. “Libro de familia”, según el código de ahora, sería autoficción, pero yo digo que son tres novelas. Una sobre la muerte de mi madre, otra sobre silencio de mi padre y otra sobre la convivencia con mi hermano. Y es novela porque es mi visión de todo eso. Considerar que es una historia real es absurdo, pero reivindico la realidad de la ficción, porque la ficción no es mentira sino una forma de acercarte a la realidad.
¿Qué le aporta memoria íntima, la suya en este caso, a la memoria colectiva?
La memoria colectiva es una suma de memorias individuales y familiares. En estas tres novelas y en otras aporto un material más para discutir cuando hablamos de memoria democrática e historia. No puedo arrogarme ser un pionero en esto, pero sí que mis novelas valen para contrastar versiones de la memoria, para discutir.
¿Y a usted qué le aporta escribir sobre su madre, su padre y su hermano?
Podría decir que liberar mis fantasmas, pero me sirve más para convivir con ellos que para liberarlos. Escarbar en las historias de mis padres y mi hermano me aporta un conocimiento de mi propia familia y, sobre todo, de mí mismo al enfrentarme a esas historias. Yo no sabía cómo se convivía con una madre que quería morirse pero que miraba la fecha de caducidad del yogur. Ni sabía cómo reaccionar cuando veinte años después de la muerte de mi padre descubro cómo había sido él de verdad ¿Cómo se escribe sobre una persona que aún vive, como es mi hermano, y con la que has elegido vivir cada día? Escribiendo he aprendido a vivir con todo eso.
“Otro mundo”, la novela sobre su padre, es su preferida de las tres. ¿Por qué?
Escribir la historia de mi padre me aportó conocimiento de mi familia y de mí, pero también del papel que juega la literatura en la vida de la gente. El libro lo acabo diciéndole a mi padre “Ahora ya conozco tu historia”. Pero, ¿y qué? Algunos me dijeron “después de contar todo esto te habrás liberado”. ¿Liberado de qué? Mi padre murió sin contar nada, lleno de miedo. La literatura es conflicto, te enfrenta a tus fantasmas, no cura ni los silencios, ni los miedos, ni la trayectoria truncada por la cárcel de mi padre para ser actor.
Si la literatura no cura los conflicto personales, entiendo que tampoco cura los conflictos colectivos.
No, nada, la literatura es conflicto y genera conflictos. Cuando tú acabas de leer un libro, si realmente es bueno, te ha de remover. Un libro no ha de plantear pregunta sino ofrecer respuestas aunque estas generen conflictos. El lector ha elegido leerte para esto.
¿Cuál es la respuesta, por ejemplo, de “Otro mundo”?
Que el silencio es una mierda.
Por diferentes razones ni sus padres ni su hermano van a leer lo que ha escrito de ellos. ¿Le alivia o le entristece?
No lo había pensado. Nunca me he planteado qué pensaría mi madre de que haya contado mi relación con ella. O qué hubiera pensado mi padre… Mi hermano lee poco, revistas de cine, tiene su mundo y no sé qué pintamos los demás en él. Los tres son fantasmas en mi vida. Solo una vez, cuando ya escribía en este periódico, mi padre me dijo una cosa: “ten cuidado”. En ese momento no supe a qué se refería, pero después descubrí que en el fondo se refería a su propia historia.

Alfons Cervera en sus tiempos de panadero. / L-EMV
A un escritor tan pegado a su paisaje como usted, ¿cómo le ha afectado la dana en Gestalgar?
Mucho. El pueblo está en la falda de la montaña y era difícil que la riada llegara a las casas. Pero tenemos otra realidad, que es la del campo, que es incluso más importante porque ahí estaba nuestra historia y nuestra memoria y nuestra manera de entender la vida, y se lo ha llevado la dana. No ha quedado nada de ese paisaje, ha quedado un vacío. ¿Cómo vamos a reconstruir eso?
Sus libros advierten del peligro de cerrar la Historia en falso. ¿Teme que la historia de la dana también se cierre en falso?
Sí, lo he escrito desde el día después. El peligro es el olvido. Y el gobierno valenciano está jugando a eso, a que el conflicto pase. Lucha para que el conflicto pase, no para resolverlo.
¿Escribirá usted para que eso no ocurra?
Es importante acotar las virtudes que tiene uno y yo creo que mi relación con la dana como escritor la veo más dirigida hacia el periodismo. Ahora no sería capaz de escribir una novela sobre la dana ni sería de mi interés. Pero sí hacer algo desde el periodismo para no olvidar y para que los responsables no se salgan con la suya. Contar, denunciar.
¿En qué está hora que ha cerrado el "libro de familia"?
Siempre hay algo, es lo que me gusta hacer: escribir. Y rebuscar en lo que escribí antes, incluso hace mucho tiempo. Por eso hay dos proyectos en marcha. Uno es acabar de una maldita vez una novela que empecé hace veinte años por lo menos y sigue pegándome golpes en la cabeza cada vez que empiezo una nueva novela. El otro es preparar una nueva edición de la Poesía Completa, que se publicó hace 25 años. Mi amigo y profesor de la Universidad de León, Jacobo Llamas, ya publicó hace poco una antología y ahora ha sacado de las cajas que hay en casa varios libros inéditos de los años 70 que yo no recordaba haber escrito. A eso le añadiremos los poemas que he escrito en los últimos años, muy pocos, la mayoría publicados en Francia... Hasta hay un título posible para el libro y es el de los poemas franceses: Nadie tiene compasión de los payasos tristes.
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