Patrimonio

Los guardianes del legado de la Escola de Disseny

Una asociación cultural ligada a la EASD pide un espacio digno para las miles de piezas históricas y trabajos de estudiantes e ilustres docentes que conserva

Levante-EMV se adentra en el patrimonio artístico de la Escola d'Art i Superior de Disseny de València

J.M. López

València

Preservar el legado histórico, artístico, pedagógico y documental que se ha generado desde 1850 es el principal objetivo de la Associació Cultural Escola Superior de Disseny de València, que se centra en la «defensa y protección» de este patrimonio histórico. A punto de celebrar 175 años, la actual Escola d’Art i Superior de Disseny de València (EASD) —con dos sedes en València— atesora innumerables fondos patrimoniales de gran valor.

Por una parte, lo que en su momento eran trabajos y prácticas de clase que han tomado importancia con los años; y, por otro lado, trabajos o donaciones de artistas ilustres de la ciudad que, durante diferentes épocas, tuvieron contacto con la escuela, se formaron y/o dieron clase en ella.

Fotografía, interiorismo, policromía, grabados, marquetería, talla, vidrieras, papel, pintura al óleo, esmaltes, orfebrería, bustos, esculturas, vaciados de escayola, mobiliario, cerámica, escayola, cartelería... la lista de material que atresora la EASD es larguísima.

Tanto, como su historia, que pasa por la sede de la calle Museu (antiguo convento carmelita, ahora sede del CCCC); el edificio de Viveros, de los años 60; una escuela al lado de las atarazanas del puerto de València (actualmente un IES); otra sede en los silos de Burjassot; unos bajos de la calle Gil y Morte de València; y la más reciente y la única que se mantiene junto a Viveros, la de la plaza Viriato.

Estas ‘idas y venidas’ al mismo tiempo que evolucionaban los estudios y las tendencias artísticas dejan mucho material acumulado pero, como lamentan desde la asociación, también perdido o desaparecido. De hecho, denuncian, que es una «pérdida patrimonial que no ha ocurrido en otras comunidades». No obstante, mantienen miles de piezas y una «cantidad ingente», que aún no han revisado por completo, pues tienen numerosos paquetes de plástico y cajas de cartón sin abrir.

Se preservan en un Laboratorio de la Unitat de Patrimoni —sobre todo el papel y los cuadros— y en un depósito que no reúne las condiciones de conservación necesarias para los bienes patrimoniales, además de un archivo documental sin investigar», explica Antonio Sánchez, presidente de la Associación, que también conforman docentes actuales y antiguos, ex alumnos y profesores universitarios.

Nace tras la pandemia, en 2021, y coge fuerza en 2024. Susana Herreras, doctora en Historia del Arte por la Universitat de València y vicepresidenta, asegura que todo este material y las colecciones —la mayoría sin clasificar y sin saber qué sorpresas puede haber— son «el ADN de la escuela y la esencia de quienes han sido y son». 

Destaca, además que es una escuela que, aunque tenía muchos alumnos de otros sitios, está «muy arraigada entre la población valenciana». Son, asimismo, «colecciones de la clase obrera, de gente que solía tener sus oficios y, para mejorar, hacía un esfuerzo enorme para venir a la escuela», valora.

De hecho, en los inicios se estudiaban lo que hoy serían asignaturas sueltas y había libertad para matricularse. «Eran cursos para dotar de conocimiento a la clase obrera, para tener mano de obra cualificada», añade Susana Herreras, que destaca que estas colecciones muestran «cómo cambia el gusto valenciano desde 1850 hasta el día de hoy, y la evolución en modas, técnicas y docencia». 

Material en el Laboratori. Herreras, Sánchez y Garay.

Material en el Laboratori. Herreras, Sánchez y Garay. / JM López

«Los fondos provienen del centro y de algunas donaciones —como de la Cámara de Comercio—; y están en precario», indica. Entre otras ‘joyas’, destacan y guardan con mimo un retrato de Salvador Abril —pintor, ceramista y antiguo director— en platinotipia y dedicado, que forma parte de una ‘galería de celebridades’ que se encargó; la pintura «El escopetero» de Navas Escuriet; la colección de interiores —de cuando no había programas informáticos de diseño—; una ‘sanguina’ —una especie de carboncillo rojizo, que es «única»—; una talla de madera de Martínez y Martínez—; unas ventanas con vidrieras que había en el convento carmelita, cuando era escuela; murales de cerámica; y muchos bustos y esculturas, además de mobiliario en madera que data de los años 30 del siglo pasado, por ejemplo.

Entre la fotografía, Rafael Garay, profesor de la EASD, explica que la colección la forman los archivos Jarque, Algarra, Gironés y el suyo, Garay, de los años 60 hasta el 2024. «El fondo de fotografía antiguo, del 32 al 60, está en proceso de descubrirse», añade. Garay es, también, el encargado de la catalogación de los materiales, que va fotografiando a medida que se descubren, lo que es «imprescindible para que no se pierda ni se robe nada más». 

Desde la asociación no restauran las piezas históricas, pero sí que hacen «tareas de conservación y consolidación para frenar el deterioro». Además, aunque en algunos casos parece imposible, se intenta averiguar la autoría de algunas a través de los libros de matrícula y el registro de los secretarios, que firmaban las evaluaciones. 

Un «espacio digno»

«Llevamos muchos años —más de 10—, reclamando un espacio digno en el que guardar, conservar y estudiar las distintas colecciones», explican desde la Associació. El espacio ideal sería uno ligado a la escuela, que no «descontextualizara» las obras que un día en ella se hicieron.

Por eso piden que el IVCR+ «libere» las zonas que ocupa en una de las sedes y que no les parece acorde a la legalidad, pues el Real Decreto 303/2010, de 15 de marzo dicta que «los centros docentes de enseñanzas artísticas deberán ubicarse en espacios destinados exclusivamente a uso escolar». 

También hacen un llamamiento para «implicar a alumnos y antiguos alumnos y profesores» y piden que «quien tenga material de la antigua Escuela de Artes y Oficios o la EASD lo done o permitan documentarlo». 

Uno de los retratos que atesora la escuela.

Uno de los retratos que atesora la escuela. / J.M. López

Para cumplir con parte de sus objetivos, la Associació Cultural Escola de Disseny de València ya ha conseguido un convenio entre la Universitat Politècnica de València (UPV) y el Instituto Superior de Enseñanzas Artísticas (Iseacv), para futuras restauraciones; además de dos subvenciones del Ayuntamiento de València, que les ha permitido limpiar maderas y asentar vidrieras. 

Sus miembros afirman trabajar por «el patrimonio del pasado, presente y futuro» y por eso piden «ayuda a las instituciones». Genaro Lahuerta, Fillol Granell, Rafael Montesinos o Peiró Urrea son algunos de los ilustres profesores que enseñaron en la escuela antigua.

«Es un patrimonio de todos, nos corresponde cuidarlo a todos», defienden Herreras, Garay y Sánchez.

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