Fuera de compás
Aquellos chavales de Tenda

Tenda tras su concierto en la sala Moon. / Jaime Rod

Esto de la crítica musical amateur de kilómetro cero, por no decir de andar por casa, te regala un alegrón de vez en cuando. Artistas cercanos con los que acabas desarrollando, si no una amistad, una relación de aprecio personal además del profesional. Gente joven sobre la que escribes tres o cuatro artículos a lo largo de varios años y a la que ves crecer en público, como aquello que decía Lou Reed. El caso de la banda valenciana Tenda es paradigmático. Hace justo tres años escribí aquí sobre la presentación de su segundo largo y les auguraba un futuro lleno de experiencias vitales dulces y amargas, de tensiones, de bajones y de éxitos. También subrayaba su capacidad para influir, a través de sus canciones, en la educación sentimental de no importa cuántas personas ni de qué edad.
Lo que no podía imaginar era que, con su tercer disco, “Patrick”, se iban a convertir en los portavoces de una generación que puede ver en sus nuevas canciones el reflejo de sus zozobras emocionales, sus dudas, sus desamores, sus soledades, sus inseguridades y sus luchas afectivas. Sentimientos universales que retratan el post adolescente que son, fuimos y serán, a través de unas letras artísticas, honestas, maduras, reflexivas y depuradas. Tan buenas que trascienden espacio y tiempo, porque son capaces de conectar con cualquier persona que se haya visto en esas tesituras.
“Patrick es el alter ego de la banda, somos nosotros mismos en un espejo, un interlocutor con el que conversar sobre lo ocurrido durante lo que llevamos de carrera. Un personaje con el que reflexionar sobre las rupturas sentimentales, la soledad, la introspección, el paso de adolescente a adulto y los cambios en nuestras vidas. A partir de esa idea hemos creado un disco conceptual con canciones que recorren una serie de altibajos emocionales en el que estos conflictos se acaban resolviendo con herramientas como el diálogo, la razón y el apoyo mutuo”, explica Martín Tarrasó, cantante y compositor de casi todas las letras.

Tenda / María Varo
Hablamos unos días después de abarrotar la sala más grande la ciudad con una actuación fantástica en la que hubo de todo: docenas de fans coreando las canciones, pogos semi descontrolados, tipos sin camiseta navegando hacia el escenario sobre las cabezas del público y mucho rock alternativo deudor del brit pop, de guitarras afiladas y abrasivas, de melodías pegadizas, ritmos potentes, crudeza visual y dominio escénico. Siempre han sido buenos, pero es que ahora muestran una solidez y un acomodo sobre el tablado magníficos, pero sin perder la frescura, la energía furiosa, la espontaneidad y la capacidad de divertirse. Lo disfrutaron de verdad, había que verlos cuando recibieron sobre el escenario a Pablo Navarro, de Nuevos Vicios, para cantar una “No va a doler” que la sentía como suya propia, o a Yago Tarrasó, de NAM, que cantó “Parte de mí” entre besos y abrazos de su hermano. Muy emocionante.
Con 24 años, Martín, Guillem, Evarist y Claudi todavía tienen mucho que decir pero ya han logrado eso tan difícil que es afrontar con éxito el tercer disco de una banda de rock, el que afianza una carrera, el del todo o el nada, el de triunfar o morir. Que el reconocimiento sea masivo es una cosa relativa. Ellos siguen con la ilusión del primer día, de cuando montaron la banda entre clase y clase del instituto. Tocan de fábula, están compenetradísimos y se están rodando en una gira de presentación por salas de toda España.
Hace cuatro años detrás de ellos no venía nadie y hoy son los hermanos mayores de una familia valenciana en continua efervescencia con artistas como NAM, Nuevos Vicios, Mr. Kennedy, Nanas, Esther o Mala Gestión. Hay respeto, amistad, admiración mutua y muchas ganas de hacer ruido, de actuar en grandes locales y en festivales, de contribuir a volver a poner a las guitarras en primer plano aprovechando que soplan vientos favorables con pedales de distorsión en cada garaje. Lo están logrando a base de nuevas canciones fabulosas como “Línea 11” y de antiguas como “La teua veu”, con colaboraciones como la de Jorge Martí, de La Habitación Roja en “Luces de emergencia” y con los videoclips que les hacen María y Jaime, sus compinches de d’Matinada Estudi. Cuando terminaron su actuación en la Sala Moon, la peña les tiró flores. Claveles. Me cago en mi sombra por no haber tenido uno.

Tenda / María Varo
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