Festival Paco de Lucía

Estrella Morente: "El flamenco y las mujeres no tenemos todavía nuestro sitio real en la sociedad"

La cantaora granadina actuó el sábado en el Auditorium de Palma con motivo del Festival Paco de Lucía y ofreció un repertorio compuesto por algunos de los temas más destacados de su carrera y homenajes a los grandes del flamenco, como Enrique Morente y el maestro de la guitarra afincado en Mallorca, el protagonista del Festival

Estrella Morente, protagonista del Festival Paco de Lucía.

Estrella Morente, protagonista del Festival Paco de Lucía. / Guillem Bosch

Raquel Galán

Palma

Volver a capela y sin micro para despedirse en el concierto. ¿En qué ocasiones elige este tema?

Pues en esta, por ejemplo, ya que se ha convertido para mí en todo un símbolo que me vincula directamente con las raíces y los lugares donde queremos volver. Me sale por inercia, no tengo que hacer mucho esfuerzo para conectarme con esta canción, se ha convertido en un miembro más de mi cuerpo, de mis sentimientos, de mi vida. Volver ha girado conmigo por todo el mundo y he pasado diferentes etapas con ella, de cantarla mucho al principio a luego cogerle un poco de manía, como nos suele pasar a los artistas cuando el público te identifica con un tema y lo pide a menudo. Pero después viene otra etapa en la que lo reinterpretas y lo haces de diversas maneras, para acabar con que sale solo y se convierte en una parte de ti. Ahora estoy en este momento de reenamoramiento con un tema que tanto me ha dado y, sobre todo, muy agradecida a Carlos Gardel y los grandes clásicos que han creado piezas como esta.

Su marido, Javier Conde, y su hija estaban en primera fila en el Auditorium de Palma y su hijo, al cajón en el escenario. ¿Es habitual en sus conciertos?

No. De hecho, a una compañera de trabajo le pedí que nos hiciera una foto a los cuatro juntos, ya que no suelen viajar conmigo. Curro más porque es músico y está en la compañía, por lo que coincidimos si sus otros trabajos se lo permiten. Sin embargo, Mallorca es un lugar que siempre nos ha reunido desde que eran niños. Hemos veraneado mucho en la isla y tenemos muchos amigos, además de familiares, por lo que era un bonito lugar para este encuentro.

Protagonizó con sus hermanos el inicio de la gala de los Goya en la Alhambra, donde usted casi nació. ¿Qué sentimientos le produjo?

Mi madre rompió aguas allí. No cabe duda de que el arte ya de por sí me emociona, me entusiasma y volvería a entregarle mi vida una y mil veces. O sea que imagínate allí. De alguna manera, lo que generan los artistas es el testimonio de la Historia. El arte nos acerca de otro modo a ella y creo que por encima de los talentos está la importancia de ser testigos de la Historia.

¿Con qué sorprenderá en abril como invitada de honor en los conciertos de Lenny Kravitz?

Ofreceremos un repertorio muy flamenco. Desde luego no vamos a jugar a ser los más rockeros, ya que tendremos al genio del rock. Es una suerte muy grande actuar con él. En casa siempre hemos sido fans, no solo yo, sino mi gente, mi padre. Lenny Kravitz es mundialmente reconocido por su capacidad de composición, de interpretación, de baile, de todo. Armoniza de forma increíble y rítmicamente tiene algo diferente que lo caracteriza y que lo convierte en único. Yo iré en plan cantaora, que es lo que puedo dar a un público que espera escuchar el mejor rock, el más espectacular. Nosotros seremos el contrapunto y creo que será la mejor manera de agradecer la oportunidad de estar en el escenario, donde minutos después aparecerá esa bestia de la música, una estrella de tal calibre.

¿Su padre, Enrique Morente, se hubiese ido de gira con él?

¡Claro! Estoy segura de que se hubiera generado una amistad muy bonita y especial. Se conocieron cuando estrené mi primer disco en el Teatro Lara. A través de amigos comunes, mi padre le invitó y vino. Fue absolutamente inolvidable, no solo para mí, sino para el público que compartió su fila en el patio de butacas. Imagínate, la prensa que le seguía a sus conciertos se hizo eco de que había ido a ver a una cría que empezaba y que cantaba flamenco. Se cayeron muy bien. Mi padre tenía mucha necesidad de tender lazos con genios como Sting o Kravitz, ya que su música iba mucho más allá del propio flamenco, porque tenía su identidad. Lo que él haría en un concierto de Lenny Kravitz sería cantar por tango, por bulerías, por alegrías, por soleás. Yo estoy muy agradecida a la vida de tener estas oportunidades, aunque no dejan de sorprenderme. No entiendo cómo mucha gente puede dar por hecho que merece ciertas cosas. Yo me siento una obrera de una profesión privilegiada que trabaja con sensibilidades, con emociones... y siento que estoy al principio de mi carrera, que tengo que aprenderlo todo, lo que me empuja a querer saber más. Nunca se deja de aprender ni de avanzar en la vida.

Estrella Morente en el hotel Sant Francesc, en Palma.

Estrella Morente en el hotel Sant Francesc, en Palma. / Guillem Bosch

Su padre defendió un flamenco para las mayorías. ¿Qué significan estas palabras para usted?

El flamenco ha logrado eliminar su etiqueta de bufón de palacio. De venir de la burlería, hoy canta en el Auditorium de Palma o el Carnegie Hall de Nueva York, un camino que abrió Agustín Castellón ‘Sabicas’, que fue el primer concertista de guitarra flamenca en el Carnegie. Con genios como Sabicas, mi padre o Paco de Lucía, ha empezado a convertirse en música para el gran público. Con Paco ha llegado a cotas inimaginables, nunca soñadas. Sin embargo, creo que aún se necesita mucha proyección. Al flamenco le ocurre como a las mujeres, todavía no tenemos nuestro sitio real en la sociedad y queda mucho recorrido.

Tanto él como Paco de Lucía abogaron por la fusión con otros estilos musicales. ¿Con cuáles se siente más afín?

Con los estilos uno no se puede limitar. He heredado esa necesidad de juntarme con Michael Nyman, por ejemplo, música anglosajona y universal, pero también la música afro es maravillosa. A mí me gusta todo, incluido el ritmo del reguetón. Las letras no, la verdad, da apuro escucharlas. Deberían evolucionar, pero cuando llegue el momento en que alguien combine el ritmo del reguetón con unos buenos textos, de San Juan de la Cruz o una mezcla así, será la bomba.

Durante el concierto contó que el maestro de la guitarra acudió a recogerla al aeropuerto de Palma y destacó de él su humildad. ¿Qué es lo que más recuerda?

Aparte de su profesionalidad y todo lo que aprendí esos días en su casa mientras grabábamos, se me saltan las lágrimas al recordar su gran humanidad. Hacía poco que había perdido a mi padre, él estaba también muy sensible con eso y me acogió con el abrazo de alguien a quien mi padre quería muchísimo. Me sentí realmente como una hija en casa de un padrino, un protector, alguien que te quiere.

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