Tomás Rufo, en el sitio de las figuras

El joven torero de Pepino (Toledo) conquista su primera puerta grande en la plaza de toros de Valencia tras una tarde de gran dimensión

Roca Rey pasea una oreja de ley y la ganadería de Jandilla lidia toros con opciones para el éxito

Jaime Roch

Jaime Roch

Era su día. El escenario y el cartel, con la presencia de dos figurones del momento como Andrés Roca Reyy José María Manzanares merecía un esfuerzo añadido hasta el último suspiro. Y así fue. Tomás Rufo salió con todo. Convencido y decidido de lo suyo. Defendiendo su sitio en la tarde de este domingo en la plaza de toros Valencia, que no cabe duda que ese sitio es en las tardes de las figuras. Porque él huele a figura. De las grandes. Así lo demostró. Y, además, encontraba calado en lo hecho, en su más efectiva correspondencia en los tendidos en sus dos faenas. 

Así que desde luego que está en ese camino el torero toledano, porque tiene calidad, valor seco y sereno y excelentes condiciones para estar en ese sitio del que hablábamos. Y así, Rufo superó, con buen toreo y mucha capacidad pese a las pocos años de alternativa que lleva, la gran prueba de la Feria de Fallas en una tarde de alta responsabilidad que resolvió como un torero curtido y con una cabeza despejada que va a dar mucho que hablar este año.

La tanda de rodillas

Porque muy claro hay que verlo para torear como toreó a su primero con las dos rodillas clavadas en la arena e instrumentarle, al menos, una serie de categoría, con más de cinco muletazos seguidos, echando la bamba adelante, con la barbilla hundida en el pecho y jugando el brazo con soltura y temple. Cosa nada fácil. Esa fue la carta de presentación de un Rufo que venía a por todas, como luego constató en una faena de muleta serena, compuesta y bien planteada, pues el toro de Jandilla tenía unas cosas buenas y otras también malas: se desplazaba pero, para ello antes había que consentirle, es decir, llegarle, esperarle y dejarle meter la cara en el engaño. Lo entendió el joven toledano a la perfección, sobre todo con la mano izquierda, con la que consiguió unos naturales de mucho mérito, largos, templados y hondos. Ahí estuvo verdaderamente la dimensión de su faena, poderoso y con la muleta presentada delante, tirando de él con pulso, en un toreo en redondo macizo y de mucho calado, como lo fueron algunos naturales puros y muy embraguetados al final de la faena que pusieron del revés la plaza.

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Un extraordinario derechazo de Tomás Rufo / Germán Caballero

Las muñecas giraban con una elasticidad extraordinaria para ligar los naturales, cada vez más profundos. Porque el temple son las muñecas, donde está verdaderamente el toreo, y frente a un toro de los que antes se llamaban «de Sevilla». O sea, muy bonito.

El toro, tan metido en el engaño por delante, iba y venía con alegría más que regular y así convenció definitivamente. La ‘Concha Flamenca’, de nuevo, sonando en todo en su esplendor. La buena estocada requirió de un golpe de descabello y puso una oreja de ley y merecida en sus manos. Quizá la faena tuvo un calado mayor, pero el verduguillo la dejó en un premio menor. Quedaba la imagen dada.

Ahora bien, el sexto fue otro buen toro de Jandilla y ahí tampoco se dejó nada en el tintero. A puerta gayola se fue a recibirlo y también dejó un par de faroles de rodillas. Con la muleta, fue directo al grano. Sitio, temple, pulso. Qué torero más importante. Un dominio absoluto. Largo se desplazaba el toro, rebosado en su embestida por el pitón derecho. Le apretaba cada vez más el torero, la mano cada vez más baja, como si lo arrastrara con una soga por la arena. Hondísimo también el muletazo. ‘Repipi’ de nombre, número 76, aguantaba con su entrega tantasíma autoridad. Así que nada podía salir mal. Una estocada defectuosa dejó el premio en una oreja, lo suficiente para salir por la puerta grande de la plaza de toros Valencia, su primera como matador de toros. Como digo, ahí queda su tarde, de torero curtido y con una cabeza despejada, casi privilegiada.

El empeño de Roca Rey

¿Debió acompañarle Roca Rey por la puerta grande? También era otra pregunta que se hacían los aficionados al salir de la plaza de toros Valencia. Y sí, el torero peruano debió pasear las dos orejas del quinto, un toro del Parralejo, hierro que remendaba el encierro de Jandilla que algunos problemas dio en corrales desde su bajada del camión para el primer reconocimiento veterinario. La gente le pidió el doble trofeo tras una estocada perfecta de ejecución y efecto y una faena también exacta en su lidia. El animal no tenía apenas recorrido, era soso como él solo y en otras manos seguramente hubiéramos visto poco o nada, pero Roca Rey lo cuajó con su empeño de figura e inició su labor con muletazos cambiados por la espalda. Donde quiso el toro, en terrenos de tablas, ahí fue donde mostró su dominio absoluto, con la muleta adelantada para tirar de él constantemente. La falta de continuidad de la faena, quizá, se lo tomó la presidenta para no conceder las dos orejas pedidas con muchísima fuerza por el público, que volvió a llenar la plaza de toros Valencia en un cartel de ‘No hay billetes’. En su primero se lió con el descabello y escuchó silencio tras aviso. 

Por su parte, José María Manzanares tuvo un buen primero de El Parralejo, que embestía con franqueza y seriedad. Paseó una oreja, pero a buen seguro que debía haber paseado las dos un torero de sus años de experiencia y con dos tardes (inmerecidas) en esta Feria de Fallas. Su segundo fue otro buen ejemplar de Jandilla con buen tranco, codicioso y alegre en su embestida. Con eso nos quedamos.

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