Entrevista | José Luis Pérez Pont Exdirector del Consorci de Museus.

Pérez Pont: "Hay empleados del Centre del Carme que trabajaban para que yo no estuviera allí"

En noviembre de 2023 la conselleria de Cultura gestionada por Vox le destituyó del cargo que ejercía desde 2016 y ahora la justicia acaba de determinar que el despido fue improcedente. "Los más beneficiados de mi despido han sido los que más intensidad dedicaron a dificultar el funcionamiento de la institución", asegura.

José Luis Pérez Pont pertenece ahora a la directiva de la candidatura de Las Palmas de Gran Canaria como capital cultural.

José Luis Pérez Pont pertenece ahora a la directiva de la candidatura de Las Palmas de Gran Canaria como capital cultural. / Yolanda Melian

Voro Contreras

Voro Contreras

València

Ha descartado recurrir la sentencia.

Sí, he ganado la demanda, que era lo que pretendía, la interpuse por una cuestión de dignidad. Me aplicaron un despido de carácter disciplinario, que argumentaron con una serie de mentiras, para justificar una decisión motivada por causas políticas. Causas políticas por su parte, porque yo soy un profesional independiente, que tiene una posición ideológica y política como cualquier otro ser humano, pero no formo parte de ninguna organización ni llego a la dirección del Consorcio por ser miembro de un partido político, sino a través de una convocatoria pública en un proceso de concurrencia por mérito y capacidad, donde un jurado muy diverso eligió mi proyecto y valoró mi currículum.

¿Por qué dice que fue un despido político?

Porque los argumentos en los que basaron mi despido han sido desmontados uno por uno en la sentencia. Se ha demostrado que todo lo que dijeron de mí y que han estado repitiendo durante un año y cuatro meses, era mentira. Me he visto en una posición de debilidad, ante una maquinaria de gobierno, con algunos medios de comunicación regurgitando mentiras a través de notas de prensa que se publican sin contrastar. Nunca estoy donde no se me quiere y no trabajo con quien no me valora. Pero una cosa es eso y otra es que para justificar una decisión política como fue mi despido urdieran todo un relato de mentiras.

¿Fue también un despido ideológico?

Entiendo que sí. Sobre todo porque mi línea de trabajo representa una mentalidad de lo público al servicio de la ciudadanía, al servicio del sector artístico y productivo de la cultura, desde la libertad, la igualdad y la diversidad. Y eso implica tener la mente abierta, cosa que los actuales gobernantes de la Generalitat no tienen.

Tras su despido habló del “maltrato” que recibió por parte de la plantilla e incluso que allí había gente “digna de ser odiada. ¿Cree que contribuyeron a su despido?

Hay una parte de la plantilla que trabajó contra mí cada día de los siete años y ocho meses para que yo no estuviera allí. Pero no pueden borrar el proyecto que fuimos capaces de desarrollar, porque eso ha quedado en la memoria y en los corazones de muchas personas, dentro y fuera de València.

¿Alguno está actualmente en la dirección del consorcio?

Por supuesto.

¿El actual gerente Nicolás Bugeda?

No solamente él, más personas.

¿Como quién?

Las personas más beneficiadas con ese cambio fueron las que más intensidad dedicaron a intentar que el trabajo no saliera, a dificultar el funcionamiento de la institución o a no tratar bien a artistas y comisarios externos, que en definitiva eran la mayoría y que venían a trabajar, a colaborar y a aportar su talento. Hay personas que trabajan en lo público creyendo que la institución les pertenece, y se comportan como si fuera la mesa camilla de su casa. En demasiadas ocasiones había ciertos trabajadores del Consorcio con una actitud de altivez, por una mala interpretación de lo que significa trabajar en lo público, que no es tener privilegios, sino estar al servicio de la ciudadanía y del sector cultural, en este caso.

Concentración contra la destitución de Perez Pont, en noviembre de 2023.

Concentración contra la destitución de Perez Pont, en noviembre de 2023. / Miguel Ángel Montesinos

"Ha vuelto la falta de rumbo"

¿Cómo ve la situación actual del Consorci?

Ha vuelto a ese punto de falta de rumbo, de falta de definición que tenía al inicio. No es que las exposiciones sean buenas o malas, es que están en la programación equivocada o en el espacio equivocado. Esa falta de coherencia vuelve a repetirse, porque no saben programar, porque no tienen imaginación y porque no saben hacer un trabajo profesional. Sobre todo porque la persona que está al frente de la institución no tiene la formación académica que sería exigible para ese puesto y no tiene trayectoria ni experiencia en el mundo del arte y de la cultura. Es una persona de la órbita política y lo que consigue en el ámbito profesional lo obtiene exclusivamente por esos motivos, siempre a dedo.

¿Y la gestión de la conselleria de Cultura?

Igual de desnortada, sin una dirección clara, sin unos resultados definidos, con mucha tendencia al lloriqueo y al lamento, pero con muy poca capacidad resolutiva y olvidándose de que cuando uno está al frente de una institución lo que prevalece no son sus problemas personales sino las necesidades de un sector cultural. Parece que lo importante sean sus problemas de pasillo y su incapacidad manifiesta. A mí me intentaron hacer responsable de las obras de arte que estaban en el almacén de la Generalitat con un informe con datos falsos y con errores malintencionados. Ahora llega la dana y arrambla con todas las obras de arte que estaban ahí almacenadas y eso parece que no tiene ninguna consecuencia, ni se han pedido responsabilidades a nadie, pero ahora sí hay daños reales y sí hay cargos políticos en Cultura con responsabilidades.

Ese informe lo hizo el Ivacor.

Y es evidente que han incurrido en graves irregularidades porque se basan en falsedades y en errores manifiestos. El Ivacor ha quedado desacreditado, y no es la primera vez.

Una de las razones de su despido fue el graffiti de Pichiavo en el claustro renacentista, por el que sí fue condenado. ¿Volvería a hacerlo?

Mi despido ha sido declarado improcedente. Se hizo un proyecto artístico estupendo que fue aprobado por la comisión Científico-Artística del Consorci y por el Consejo General, donde yo tenía voz pero no tenía voto. De manera que nunca entendí que se me denunciara y se me condenara a mí. Pero decidí no recurrir porque fueron tres años de procedimiento y yo necesitaba mi tiempo y mi energía para gestionar la institución, no para estar pendiente de esto. El juzgado lo consideró leve, pagué una multa de mil euros y me olvidé de ese asunto porque no causó ningún daño real al patrimonio.

La condena dice que sí.

Se intervino sobre paredes de cemento y hormigón, de una forma efímera, como había sucedido en muchas otras ocasiones bajo mi gestión y la de otros directores del Consorci de Museus, incluso cuando ese espacio fue una dependencia del IVAM. En todo caso, si había un problema de capilaridad de los muros fue por varias capas de pintura plástica que se pusieron en 2011 y en 2015, bajo la gestión del anterior director. Además, la responsabilidad del mantenimiento de ese edificio no es del Consorci sino de la Conselleria de Cultura porque es un bien patrimonial de la Generalitat. No entendí aquella condena.

José Luis Pérez Pont.

José Luis Pérez Pont. / Rober Solsona/E.Press

"No demandé por dinero, lo hice por dignidad"

La juez estima en parte su demanda por despido porque usted pedía que se le aplicase el Estatuto Básico del Empleado y no como alta dirección, lo que hubiera supuesto una indemnización algo mayor.

Exacto, lo único que cambia es la indemnización de 33 días por año o de 20 que es lo que finalmente se ha aplicado. El resto de la sentencia rechaza todo lo que ellos argumentaron y determina que fue un despido improcedente. Yo no demandé por dinero, lo hice por dignidad y he luchado por desmentir y desmontar las mentiras que dijeron y las justificaciones que buscaron para llevar a cabo un despido de corte político e ideológico no justificado.

¿Has tenido alguna llamada por parte del consorcio de la consellería o de algún compañero del consorcio después de la sentencia?

Ni por parte de la institución ni de trabajadores de allí. Sí de muchísimas otras personas con las que he trabajado en este tiempo o que estuvieron en la institución y dejaron de estarlo, y por supuesto de asociaciones y de cientos de profesionales del sector cultural de la Comunitat Valenciana y de fuera. Estoy muy agradecido por las enormes muestras de apoyo durante todo este tiempo.

¿Y por parte de los políticos del Botànic?

Sí, siempre, porque ellos han sabido perfectamente qué trabajo hicimos, en qué condiciones tan precarias hicimos ese trabajo y con qué nivel de esfuerzo.

Condiciones precarias, sobre todo en recursos de personal, en las que ellos también tuvieron bastante que ver, como usted mismo manifestó en diversas ocasiones.

Absolutamente, quienes tenían la competencia de dotar a la institución eran lógicamente los responsables políticos de ese gobierno. La Generalitat sí aportó trabajadores y trabajadoras, pero los ayuntamientos de Alicante València y Castelló y las diputaciones nunca lo hicieron. Y ahí estamos hablando de gobernantes de diferentes colores políticos: PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos, Compromís... Todos ellos estuvieron en algún momento en esos ayuntamientos y diputaciones a lo largo de esas dos legislaturas y no aportaron trabajadores a la institución.

Su contrato era hasta 2026. ¿Qué se le quedó por hacer?

Siempre hay cosas por hacer, pero lo más grave es la excesiva dependencia de la voluntad personal en la gestión de una institución. No es posible que una institución funcione porque hay una persona o un grupo de personas que se deja la vida para que eso suceda y que un simple cambio de criterio de alguien haga que esa institución se hunda. Cuando llegué, el Centre del Carme ni tan siquiera aparecía en la lista de las 100 instituciones del Observatorio de la Cultura. En 2023, a base de mucho trabajo, se situó en el puesto 8. Y en 2024, tras mi despido, bajó 41 puestos y se hundió su valoración por parte del sector profesional de la cultura en España, quedando en el puesto 49. Eso dice mucho de lo que ha sucedido, como también lo dice la pérdida de visitantes y la pérdida de respeto por parte del propio sector. Teníamos un sistema que funcionaba. Destruirlo pone de manifiesto la incapacidad de la gestión de quienes están al frente de una institución y quienes validan políticamente que eso suceda.

La crisis del Centre del Carme fue casi en paralelo a la del IVAM, que ahora parece haberse cerrado con el nombramiento de Blanca de la Torre como directora. ¿Qué opina?

No voy a opinar del IVAM.

¿Por? Opinó muchas veces sobre el IVAM antes de ser director del Consorci y ahora ya no lo es.

No me apetece, en este momento me quiero centrar en lo que me afecta directamente.

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