Andrés Neuman: "No hay un caso igual al de María Moliner en ninguna otra época ni lengua"
María Moliner vive en el imaginario colectivo y protagoniza "Hasta que empieza a brillar" (Alfaguara), la nueva novela de Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977)
"Fue una rebelde sigilosa. No empuñó ningún arma, ni profesó ninguna doctrina de manera sectaria pero, sin embargo, vivió rebelándose", dice el autor del libro
La autora del ‘diccionario de diccionarios’ habría cumplido 125 años este 2025

Andrés Neuman. / Levante-EMV
¿Cómo está siendo la acogida de su libro?
Estoy muy contento. Está teniendo una recepción preciosa, que propicia conversaciones muy bonitas sobre la historia afectiva que cada persona tiene con el diccionario de María Moliner. Historias familiares entrañables, divertidas, de gente que dice que lo heredó, que lo compraron con un primer sueldo... y eso me conmueve porque se parece a mi historia personal, que empieza como estudiante de Filología. Por otra parte, mucha gente también tiene un enorme amor y admiración por la figura de María.
¿Por qué dedicarle un libro a María Moliner? ¿Cómo surge?
Doña María es una de las figuras que más he querido y admirado en mi vida. Me di cuenta que, en Lexicografía, se le mencionaba de pasada, pero fuera del aula era vox populi que había que leer su diccionario.
También, a pesar de ser la autora de mi diccionario preferido y de tener 12 ediciones en casa, sabía poco de ella. Así que el libro es parte de mi ignorancia y me puse a investigar y a tomar conciencia de la dimensión que tenía María Moliner. Como lexicógrafa, es la más importante de todos los tiempos, la más relevante de la historia de la humanidad, y no solo de la lengua castellana.
No hay un caso igual, que yo sepa, en ninguna época, en ningún país, en ninguna lengua. Además fue una de las grandes bibliotecarias de nuestra historia, y el gremio la recuerda. Con esto y con detalles completamente novelescos —como que su padre se fugase a Buenos Aires—, fui enamorándome de la trayectoria vital de María Moliner y a sentir que toda su vida conduce a la escritura de su diccionario.
¿Por qué no es una biografía al uso?
La idea no era escribir una biografía sin más, sino, ver hasta qué punto María era un personaje novelesco. Tuvo una vida absolutamente insólita y levantó una catedral única en condiciones inverosímiles. Hay muchos huecos, lagunas y enigmas y donde no alcanza la investigación, la imaginación nos ayuda a completar los personajes, y los novelistas tenemos derecho a inventar.
También hay una especie de fenómeno muy fantástico y seductor para mí: cómo el diccionario ha devorado a su autora e, incluso, ha vampirizado su nombre.
Mi libro es un modo de contribuir a la memoria colectiva, recordándola desde la ficción. Mi esperanza es, que al jugar con la figura de Doña María como personaje literario, como heroína de novela, se ensanche el recuerdo colectivo. La idea no era escribir el enésimo artículo u otra biografía académica; era proponer una ficción inspirada en nuestro querido personaje.
Conforme se avanza en la lectura del libro, parece que se conoce a María de verdad. ¿Cómo lo ha conseguido?
Me unen a la figura de María Moliner amor, admiración y asombro. Me puse estudiar e investigar con seriedad y rigor, sobre todo la parte de lexicografía y gramática, por ser filólogo. Pero había otra parte con la que estuve casi una década, para hacerme una idea del personaje Moliner. Eso incluía biografías, artículos académicos, testimonios familiares, documentales, teatros, cartas o las notas del diario que escribió durante las Misiones Pedagógicas.
Cuando tuve la suficiente información sobre su perfil, empecé a imaginármela, a aproximarme a la parte más emocional y soñada del personaje. Al escribir, intenté tirar mano de la tradición literaria por ejemplo, contando su infancia y la precariedad que vivió, en un tono más picaresco. Autofinancia sus estudios con una enorme autodisciplina y capacidad de trabajo, y saca sus oposiciones, algo insólito para una mujer entonces. Se convierte en una maestra de las fichas y la catalogación, lo que le servirá para el diccionario, y siendo destinada a distintos lugares de España, tendrá una visión panorámica y descentralizada del castellano.
Su experiencia le dará una idea más profunda, popular y democrática del conocimiento y de la lengua; y una preocupación por la pedagogía y la alfabetización. Al ser represaliada por el régimen y quedar estancada su vida profesional – con un expediente sancionador lleno de errores lingüísticos-, tomó la genial decisión de hacer el diccionario.
Tuvo una vida entera de lucha y gestión de la adversidad, con detalles que parecen inventados pero son reales: como que lo escribiera desde la calle Don Quijote. Además, terminó sus días sin palabras, después de haberlas volcado todas en su diccionario, como si esa fuese una escena tristísima de Cien años de soledad.

Portada del libro de Marí Moliner. / Levante-EMV
¿Y cómo lo hizo? Hoy en día parece imposible escribir un diccionario, y sola.
Esa parte de su vida merece una celebración literaria porque parece un fenómeno fantástico. Es difícil entender cómo fue capaz; se me ocurren explicaciones poéticas, metafóricas y fantásticas que me llevan directamente al mundo de la ficción. Más allá del enigma irresistible de cómo a una mujer, en pleno franquismo, se le ocurre semejante cosa y la lleva a cabo de manera asombrosa, hacía falta contar y estudiar profundamente su vida y al personaje, verla en conjunto.
Si nos centramos en el diccionario y olvidamos el resto de su vida, nunca comprenderemos cómo fue capaz, porque todo lo que le sucede, lo que aprende y lo que pierde a lo largo de su vida, es lo que lo explica.
¿Y cómo era ella?
Se pasó la vida cuestionando el orden establecido de las cosas y proponiendo un orden alternativo, reordenando el mundo. Lo hizo como archivera, como bibliotecaria y como lexicógrafa. También como mujer y como estudiante; y con la autoridad, podemos decir que fue una rebelde sigilosa. No empuñó ningún arma, ni profesó ninguna doctrina de manera sectaria, pero, sin embargo, vivió rebelándose.
Usted habla de una paradoja...
Sí, casi nadie conoce la vida de María Moliner anterior al diccionario, pero es, sin embargo, ese medio siglo de vida lo que explica la decisión de escribirlo de esa manera tan brillante y memorable. Está lleno de sabiduría vital, escrito por una mujer que lo había vivido todo como intelectual, como ciudadana, como madre y como abuela. Es un libro que solo se puede escribir desde una enorme inteligencia pero también una gran madurez vital y emocional. Cuenta entre líneas, la propia vida de su autora.
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