Crítica | Música

De la otra orilla

José Doménech Part

València

Sociedad Filarmónica de València

Palau de la Música. Sala Iturbi

Intérprete: Alvaro Cendoya, piano

Apuntó con tino y acertó Alvaro Cendoya (San Sebastián, 1960) al combinar una interesante selección de compositores hispanoamericanos con otra de autores españoles. No son pocos los países de aquella orilla donde la creación musical ha sido más que notable y con proyección internacional. Ginastera en Argentina, Lauro en Venezuela o Villa-Lobos en Brasil se tocan habitualmente en todo el mundo.

De ahí que la propuesta del pianista vasco fuera del total agrado de los socios de la SFV. Desde las tres sonatas del catalán Antonio Soler -en la edición de Samuel Rubio, monje agustino y musicólogo- ya demostró un minucioso control de las dinámicas con toda claridad y transparencia, ornamentando con elegancia y contención, dentro del estilo del género. Hace mas de 50 años, la pianista cubana Ivette Hernández estrenó en nuestra Filarmónica una amplia selección de las Danzas cubanas, del habanero Ignacio Cervantes. Cendoya las ha grabado para Naxos e interpretó seis de ellas en su recital valenciano con toda la cadencia y encanto que las hace irresistibles.

Álvaro Cendoya.

Álvaro Cendoya. / L-EMV

De Joaquín Nin, cubano de origen catalán y padre de la escritora Anáis Nin y del compositor Nin-Culmell, escuchamos una Danza Ibérica, pieza que bebe de un hispanismo desfasado e influencias varias sin llegar a los niveles de Granados o Falla. Cendoya se aplicó con ahincó y entusiasmo venciendo las no pocas dificultades de la partitura. La canción Estrellita del mexicano Manuel Ponce se convirtió en un clásico en sus diferentes versiones para voz, violín o guitarra. Exquisita fue la rendición del pianista donostiarra defendiendo con autoridad y virtuosismo al igual que hizo con la Rapsodia mexicana nº 2, basada en las famosas Mañanitas del Rey David, que Ponce convierte en una verdadera paráfrasis que pone a prueba las condiciones de cualquier pianista y Cendoya las venció holgadamente. Del alcireño y residente en Los Ángeles, Juan Colomer, se estrenó su Pas de bourré, de la suite "El ladrón de memorias" antes de dar paso a Rodrigo y Falla, cumbres del universo musical hispánico, volcado con autoridad y convencimiento. Con otra joya de Ponce, A la orilla de un palmar, Cendoya recibió una merecida ovación. 

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