Muere Tomás March, histórico galerista y fundador del Café Malvarrosa

March impulsó desde la década de los 70 la escena cultural valenciana a través de las tertulias que montaba en su establecimiento y de las exposiciones de arte contemporáneo

Tomás March

Tomás March / Manuel Molines

Voro Contreras

Voro Contreras

València

El galerista de arte y fundador del histórico Cafe Malvarrosa, Tomás March, ha muerto hoy en un hospital de València a los 73 años. Su cuerpo será velado desde las 10.00 horas de este sábado en el tanatorio y enterrado a las 13.00 horas en el cementerio municipal de València.

"La comunidad del arte internacional se queda sin una de las figuras fundamentales de su historia", ha señalado en un comunicado la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de la Comunitat Valenciana (LAVAC), que recuerda que March fue "fundador del espacio homónimo, fue continuador de la ya desaparecida galería Temple, y mantuvo su dedicación al arte contemporáneo nacional e internacional. Se centró en las nuevas tendencias del arte contemporáneo español y extranjero". "Desde LAVAC queremos enviar nuestro más sentido pésame a su familia, su hija y su mujer en estos difíciles momentos".

"Un referente en el mundo del arte contemporáneo, Tomás fue un grandísimo profesional y una persona generosa, apasionada y profundamente comprometida con el arte y los artistas. Su legado como galerista valenciano es inmenso , y su ausencia se sentirá profundamente en toda la comunidad artística", ha señalado por su parte en un comunicado la galería 1 Mira Madrid.

Las tertulias de "el Malva"

Tomás March irrumpió en la escena cultural y social valenciana cuando a finales de la década de los 70 fundó con el pintor Vicente Fuenmayor el Café Malvarrosa -popularmente conocido como “el Malva”-, situado detrás de la antigua Universitat de València en La Nau. De hecho, este establecimiento que enseguida se convirtió en lugar de referencia para las tertulias artísticas y políticas de la época de la transición en el “cap i casal”, heredaba el espacio del Bar Universidad, cuyo alias fue siempre Los Tres Cerditos, y que ya había acogido a comensales y tertulianos de la talla de Joan Fuster, Alfons Roig o de Josep Pla siempre que se acercaba a la ciudad.

De esta forma, March se convirtió por primera vez en uno de los dinamizadores de la efervescente escena de cafés literarios valencianos, cuyo mapa también incluía el Lisboa, La Forest d’Arana, l’Aplec, el Café de la Seu o el Cavallers de Neu. Lugares en los que aún se podía encotrar hablando y bebiendo a gente como Vicent Andrés Estellés, Vicent Ventura, Amadeu Fabregat, Xavier Albiol, Manolo Molins, Joan Monleón, Jaume Pérez Montaner, Begonya Mezquita, Isabel Robles, Marc Granell, Umberto Stabile, Alfons Cervera o Jaime Siles.

Sobre el Cafe Malvarrosa, el poeta valenciano Carlos Marzal -otro de sus tertulianos habituales- recordaba para Levante-EMV que «si uno era pintor, decorador, cantante, actor, poeta, novelista, bailarín, novillero, o aspirante a lo mismo, terminaba por sentarse a sus mesas de mármol viejo y hierro colado, en la bendita tradición purista de los cafés decimonónicos, hechos para beber despacio y dar carrete a los vecinos de mesa hasta no poder más».

En 1981 se incorporó al “Malva” Toni Moll, primero como socio y después como propietario hasta el cierre del establecimiento en el año 2000. «Allí se discutía de literatura. También servía de plataforma para darse a conocer si uno era novel, puesto que entonces no había los medios que existen hoy en día», afirma Moll.

Del Temple a Arco

Además de las tertulias, en la pechera del “Malva” cuelgan medallas como la de fraguar un congreso de jóvenes poetas que albergó la Universitat o fundar dos editoriales: Septimomiau, dedicada exclusivamente a poesía y dirigida por José Luis Falcó, Santiago Muñoz y March; y Taberna de Cimbeles, creada por March, Miguel Herráez, Miguel Más, Javier Siles y Juan Luis Ramos.

Tras dejar el Café Malvarrosa y haber organizado allí -además de tertulias- decenas de exposiciones, en abril de 1983 March fundaba en un cul de sac de la calle Gobernador Viejo, la Galería Temple con Carmen Alborch, Nicolás Sánchez Dura, Salvador Albiñana y Salome Cadenas (esposa de March) como socios. De esta forma, March seguía impulsando la escena cultural valenciana, en este caso el dedicado al arte contemporáneo, del que se convirtió en uno de los grandes impulsores, sin abandonar su faceta como editor literario.

Aficionado también a los toros y el flamenco y enamorado de la Semana Santa sevillana, la aventura de March como galerista especializado en arte contemporáneo nacional e internacional siguió cuando en 1993 fundó con su mujer Salomé Cadenas una galería ya con su propio nombre o como miembro durante varios años del comité de selección de la feria Arco.

Fragments d'un any

La galería Tomás March cerró sus puertas en 2010, pero antes, ese mismo año, acogió la reinauguración de la exposición de fotoperiodismo 'Fragments d'un any 2009', organizada por La Unió de Periodistes Valencians, y que fue retirada del MuVIm después de que la Diputación de Valencia quisiera eliminar varias fotografías políticas, la mayoría sobre el 'caso Gürtel', de la muestra.

"Esos días de incertidumbre duda, confusión y rabia, tuve la complicidad de toda la Unió y de toda la profesión. Y tuve un trabajo callado de José Vicente Plaza, Carmen Alborch y Tomás March para poder montar en la ya cerrada galería de Aparisi i Guijarro la exposición completa que nos habían censurado Alfonso Rus y Máximo Caturla", recordaba hoy el entonces presidente de la asociación de periodistas, Ximo Clemente.

"Tomàs March fue mucho más que está anécdota. Pero para los que tuvimos que salvar 'l'any de la tempesta' nos quedarà para siempre como la persona que puso su histórica sala para burlar a los que pretendían callarnos", ha añadido.

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